Skip to main content

Tag: historia

Un recorrido por la historia de la industria tabacalera

Los estudiantes de la asignatura Evolución del Desarrollo Industrial, recorrieron la fábrica de la empresa La Aurora, en Santiago, y nos comparten su experiencia de aprendizaje

SANTO DOMINGO. Los estudiantes del profesor Carlos Artilez, de la asignatura Evolución del Desarrollo Industrial, realizaron una visita a la empresa La Aurora, ubicada en el Parque Industrial Tamboril (Santiago), por ser un referente del sector tabacalero en el país.

Cuenta la estudiante de Ingeniería Industrial, Alexis Calderón Del Giudice, parte del grupo que fue recibido por Willman Hernández, Gerente de Calidad de La Aurora, que el tabaco fue el cultivo más difundido en toda América antes de la llegada de los europeos. Había tabaco desde Norteamérica hasta Suramérica. Su origen se establece en la gran región del Amazonia. De allí pasa a los grupos del Orinoco, al sur de lo que hoy es Venezuela. Uno de estos grupos, los arahuacos, traen el tabaco a las islas, y fueron los taínos uno de los primeros grupos que domesticaron el tabaco para consumirlo de manera regular en La Hispaniola.

En Santo Domingo, el tabaco empezó a plantarse tanto por indígenas como por europeos que venían a hacer diferentes tipos de actividades económicas. Durante los primeros siglos de la colonia de la isla, sin embargo, el tabaco se utilizó más para uso de la vida diaria que para empacarlo y exportarlo. Hacia los años 1,700 comienza abrirse la posibilidad de que el tabaco de esta isla llegara regularmente a España porque en España se abre cada vez más la posibilidad de importación y de que esa actividad favoreciera a los habitantes de la isla.

Poco a poco en el Cibao se va formando una sociedad que empieza a depender del tabaco para hacer grandes negocios. En los últimos 50 años del siglo XIX quedó consolidado el tabaco por la aparición, ya no solo de siembras y artesanías domésticas, sino también de manufacturas, es decir, comenzaron a producirse cigarros y puros de distintos tamaños.

El involucramiento de la familia en el tabaco data desde Gabino León, quien era cosechero, luego Eduardo León cosechó también la tierra con él y es considerado un hombre visionario puesto que no solo cosechó tabaco, sino que transformó la materia en cigarro y logró exportar productos también al extranjero.

La fundación de La Aurora data del año 1903 cuando Eduardo León Jimenes, hombre emprendedor y de una amplia visión de futuro la funda en Guazumal, a pocos kilómetros de Santiago con muchos deseos de trabajar y con unos valores que se han ido transmitiendo de generación en generación y todavía hoy están vigentes. En ese entonces, con solo dos tabacaleros y una nómina total de seis empleados.

El resto es historia, la industria del tabaco dominicano es una de las que más nos reconocen a nivel mundial y es moderna y sólida. Mira las fotos de la visita de los estudiantes del profesor Artilez, y participa junto a ellos de este recorrido histórico.

Lee los principales análisis que resultaron de esta materia, publicados en la plataforma Medium.

 

Los muertos que hablan

Dejando a un lado los temores que suponen visitar un cementerio cuando cae la noche, el equipo de La Colmena hizo una visita al de la avenida Independencia y comparte su experiencia

Carmen Matos y Ana Pérez / carmen.matos@intec.edu.do ; ana.perez@intec.edu.do

SANTO DOMINGO.- Un nutrido grupo se había concentrado en la entrada principal del camposanto y esperaba en silencio el inicio del recorrido. La tarde comenzaba a rendirse sobre las miles de cruces blancas que se erigían a nuestras espaldas. De repente, un violín comenzó a sonar.

La socióloga Eulalia Flores, guía de nuestra visita, nos dio la bienvenida con ayuda de un micrófono y altavoz. Su invitación era difícil de ignorar: “Vamos a tratar de conocer qué cosas quieren decirnos los muertos que reposan en este camposanto”.

A propósito de celebrarse este 18 de mayo el Día Internacional de los Museos, el Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN) hizo una convocatoria abierta para visitar el antiguo Cementerio Municipal de la avenida Independencia, primero de Santo Domingo, y aprender toda su historia y la de quienes reposan allí, ambas atadas a la historia misma de la República Dominicana.

El cementerio fue fundado a finales del siglo XVIII y fue inaugurado el 29 de agosto de 1824, durante el gobierno de ocupación haitiana presidido por Jean Pierre Boyer. El 17 de mayo de 1853 se promulgó un decreto que prohibía enterrar a los muertos en los patios de las casas y las iglesias, por lo que todos comienzan a ser llevados allí.

Los “inquilinos”

De personalidad alegre, voz fuerte y elegantes ademanes, la socióloga Eulalia Flores se paseaba entre los panteones, mausoleos, nichos y tumbas, explicando las diferencias entre unos y otros. Destacaba los espacios en que descansan los restos de figuras históricas, describiéndoles con interesantes detalles, sin esconder su emoción.

En este lugar fueron enterrados héroes de la Independencia, Restauración y la Revolución de 1965, políticos, poetas, maestros e intelectuales. Tiene monumentos funerarios de alto valor, por lo que fue declarado “Monumento histórico” mediante el decreto 557-87.

Fue así como conocimos sobre la vida de Abigail Mejía, defensora de los derechos de las mujeres, maestra y fotógrafa, quien hizo el primer simulacro de elecciones con participación de las mujeres en su propia casa; también conocimos de su padre, Pedro María Mejía, quien se quitó la vida durante la primera ocupación estadounidense (1916), eligiendo la muerte sobre tener que izar en su casa la bandera del país interventor.

Luego se unió el relato del educador Leopoldo Navarro, del artista Abelardo Rodríguez Urdaneta, el historiador Casimiro de Moya, el sociólogo y escritor Pedro Francisco Bonó, el educador Luis C. del Castillo, el poeta haitiano Jacques Viau Renaud y la combatiente constitucionalista Yolanda Guzmán, ambos asesinados durante la Guerra de abril de 1965.

Hay al menos tres fosas comunes: una para muertos de la guerra de abril de 1965, que se observa cerca de la puerta principal de la avenida Independencia y está adornada por una Bandera Nacional; otra para los marines y ciudadanos estadounidenses muertos en el naufragio del crucero armado Memphis, que zozobró en las costas dominicanas en 1916, y otra con los restos cremados de gran parte de los fallecidos durante el ciclón San Zenón, que azotó el país en 1930.

Por algún tiempo estuvieron allí los restos de Emilio Prud Homme y José Reyes, autores del Himno Nacional, y de Eugenio María de Hostos, todos trasladados al Panteón Nacional.

El cementerio de la avenida Independencia está abierto al público todos los días, de 6:00 de la mañana a 6:00 de la tarde, sin ningún costo.

Inteciano presente

Aunque para nosotros su nombre se resume en GC, el edificio central de nuestro campus, los aportes de Osvaldo García De la Concha nos colocaron en el mapa de la ciencia a nivel internacional.

Cuando la socióloga Eulalia avistó la tumba de García de la Concha hizo una pausa para resaltar los aportes del denominado “mártir de la autonomía escolar”, como se destaca en su tumba. Don Osvaldo fue un científico, matemático, escritor y profesor dominicano que dirigió la Escuela Normal y de la Universidad de Santo Domingo. Nació en 1877 y falleció en 1930.

Autor de “La Cósmica” en 1910, en la que expone su Nueva teoría de la relatividad formal e intrínseca, fundada en el origen espiritual de la materia o en el tiempo como el factor cósmico por excelencia. Refutó formalmente 15 puntos fundamentales de la Teoría de la Relatividad, de Albert Einstein, un triunfo para la ciencia dominicana. La lápida de su tumba tiene grabada parte de la fórmula con que rebatió a Einstein, a petición del autor.

Como reza la tarja colocada en nuestro edificio: “Su vida y obra constituyen una fuente de motivación para nuestra juventud estudiosa y un mensaje de fe y optimismo en las potencialidades del hombre dominicano”.

Por su alto valor artístico y cultural, el antiguo cementerio  municipal de la avenida Independencia es considerado un museo a cielo abierto. El Ayuntamiento del Distrito Nacional ha anunciado varios proyectos para remozarlo e incluirlo en la ruta de museos.

Algunos simbolismos

Entre una y otra tumba aprendimos que el estatus económico de los muertos lo podemos saber a través de sus últimas moradas, pues por un lado los ricos descansan en suntuosos mausoleos, decorados con valiosísimas obras de arte, como por ejemplo el perteneciente a la familia Mota, adornado por esculturas de mármol de los rostros de los fallecidos traídas de Europa. Por otro se observan tumbas sencillas y muy precariamente identificadas.

Las cruces, siempre sobre las lápidas, nos hablan de cómo fallecieron, pues las familias colocaron símbolos. Por ejemplo, un barco porque el difunto pereció en altamar y, si la persona murió joven, la cruz siempre aparece con una de sus partes incompleta.

También nos hablan de su fe. El cementerio está dividido en áreas, pues en 1853 el cónsul de Inglaterra en el país, Robert Schombork, solicitó al ayuntamiento el arrendamiento de una parte de los terrenos para sepultar a los ingleses de fe protestante. Esta parte de los terrenos perteneció a la corona inglesa hasta 1915.

Si te lo perdiste mantente atento pues el ADN anunció que organizará otros recorridos.

Más tarde, los judíos solicitaron también un espacio que les fue concedido. Este se caracteriza por la sencillez de las tumbas (de acuerdo con la costumbre hebrea) y porque los muertos eran siempre enterrados de cara hacia el poniente. Estas áreas se encuentran al lado derecho del camposanto, hacia la calle Las Carreras.

Eran notorias las tumbas que parecían encerradas por rejillas que parecían un corral. Tristemente aprendimos que esto indica que allí reposa un niño.

Los epitafios, mensajes escritos sobre las lápidas, contrario a lo que muchas personas piensan no son palabras dirigidas a los que fallecen. Estos son enseñanzas, denuncias, frases, palabras de aliento y de otros tipos que se dedican a los vivos.

Uno de los más notorios fue el colocado a la entrada del panteón de la familia de Pedro María y Abigaíl Mejía “Dormid hasta el nuevo día” ¿cuántas interpretaciones tiene ese sencillo mensaje?; otro epitafio colocado sobre una lápida que data de 1832 reza en latín un hermoso mensaje sobre cómo la vida en ocasiones se corta antes de tiempo, por lo que es importante vivir a plenitud. Irónicamente, a su lado se coloca otra de 1839, cuyo mensaje expresa la paz de llegar a la postrimería de la vida con la paz del deber cumplido.

El epitafio de la tumba de uno de los soldados dominicanos que combatió en la Guerra de la Restauración, y que tuvo la oportunidad de escribirlo el mismo antes de morir, reza: “Comandante de armas de Bayaguana, jefe de operaciones en guerra, jefe de reserva, gobernador interino, jefe del puerto, regidor, elector, presidente del Consejo de Guerra, presidente de la junta de Caridad Padre Billini. Masón 6:30-caballero. Marca ODD-Fellows” (¿Te recuerda alguien de Games of Thrones?).

Curiosidades

  • AGRADECIMIENTO. Hay quienes colocan velas y flores sobre las lápidas, a pesar de no ser parientes de los fallecidos. Estos aseguran que han recibido de ellos “números ganadores” de la lotería, consejos y otros favores.
  • OCULTISMO. El barón del cementerio es el primer fallecido enterrado allí, su lápida es siempre un espacio predilecto por quienes practican el ocultismo. Este camposano tiene una baronesa, pues el primer entierro fue el de la dominicana Juana Flores.
  • HÉROES. Muchos hacen cultos en la tumba en que antes descansan los restos de Emilio Prud Homme y José Reyes, creyendo que todavía reposan allí. Algunos les confunden con los varones del cementerio.
  • NIÑO JUGUETÓN. Como una leyenda urbana, corre el rumor de quienes aseguran haber visto correteando por el cementerio al niño Michelito Masturza, quien murió en diciembre de 1896, a los dos años y medio de edad.
  • RESPETO. No es correcto pasar sobre, pisar o sentarse sobre las tumbas, pues se considera un irrespeto a quien reposa en ella.

Disfruta de la galería de imágenes:

Los recorridos del profesor Antinoe

¿A quién no le tocado hacer un recorrido en las asignaturas del profesor José Antinoe Fiallo Billini? El reconocido sociólogo motiva a sus estudiantes para que conozcan sobre la sociedad dominicana a través de la experiencia

 

SANTO DOMINGO. Todo el que ha compartido con el profesor José Antinoe Fiallo Billini conoce que se está frente a un apasionado de la sociología dominicana, es decir, del estudio de los fenómenos que ocurren en las sociedades y que explican las conductas que las hacen particulares.

Como parte de sus asignaturas, el profesor Antinoe no se queda en la cátedra y las cuatro paredes del aula sino que cada trimestre organiza con sus estudiantes un día en que les llama a asistir en ropa cómoda y tenis, para salir a conocer un sector popular o un monumento histórico a pié.

Durante el recorrido la tarea es una, tomar nota de las expresiones, costumbres, negocios, comportamientos que aparecen en las calles y tratar de explicar ¿a qué responden? Y ¿cuáles efectos tienen en la sociedad?

La más reciente visita del profesor, quien por cierto nunca parece cansarse de las largas caminatas, ocurrió el fin de semana pasado como parte de la clase Procesos Socio-históricos dominicanos y fue hacia la Zona Colonial. Allí las paradas incluyeron la calle Las Damas, el Panteón Nacional, la calle Atarazanas, el Alcázar de Colón, los barrios La Negreta y San Antón, la Fortaleza Ozama y otros puntos, entre los cuales Antinoe invitaba a sus estudiantes a preguntarse ¿Por qué está eso allí? ¿Qué pasó este lugar ¿Qué pudo haber estado pensando quien pintó esto? Preguntas que sólo un sensible investigador social se haría.

La Colmena comparte algunas de las imágenes que nos envió el profesor y que fueron tomadas por los estudiantes entre parada y parada.

 

 “Dile a los muchachos y muchachas de ahora

que vengan y huelan el humo de nuestros incendios de conciencia

San Antonio Abad escuchará sus oraciones y plegarias e

intercederá por ellos, ellas y por tí”

(Fragmento: “San Antón”–José Antonio Fiallo/ 2013)

 

¡The fair is back!

Los estudiantes del Programa de Inglés por Inmersión del INTEC expusieron sobre la cultura, costumbres, historia y paisajes de unos 20 países, en su tradicional Feria Multicultural, ¡se trató de todo un viaje alrededor del mundo!

 
Did you know that the Cheesecake dessert was created in New Zealand? Or that drinking alcohol is forbidden in Libia? Estos y otros interesantes datos sobre la cultura de unos 20 países fueron expuestos por los estudiantes del Programa de Inglés por Inmersión para la Competitividad del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC), en su tradicional Feria Multicultural.

Durante un día la Sala de la Biblioteca del INTEC se transformó en un mundo sin fronteras en que los estudiantes podían pasar de México a Francia y de allí a la isla de Fiji para conocer sobre la cultura, el clima, los países, la historia y la comida de cada país (Si, hubo degustaciones).

La Feria es organizada por el Centro Internacional de Idiomas con todos los niveles del Programa de Inglés por Inmersión con el objetivo de que los estudiantes practiquen la lengua en interacción con otras personas, al tiempo que aprenden sobre cultura e historia.

“Recuerdo cuando el INTEC solo tenía el GC y Los Fundadores”

“¿Quién no ha comprado el La Guagüita? “ Es probablemente la expresión que escucharíamos de cualquier estudiante o profesor de INTEC cuando se le pregunta por ésta. Pues precisamente la Guagüita es algo más que una paletera móvil; forma parte de la historia de INTEC y es muestra que no todo en esta universidad es pura clase y exámenes; de vez en cuando, los estudiantes necesitamos recuperar energía con alguna golosina o bebida.

Ambar Chireno, Dimelfy Domínguez y Larissa Aybar

Es normal ver mucha gente comprando cosas ahí y quedándose a charlar un poco con los vendedores, ahora bien, ¿nos hemos detenido a pensar como sucedió eso? ¿qué hace diferente a esta guagüita de las cafeterías o cualquier otra paletera? La Guagüita de INTEC tiene un desarrollo conjunto con el de la universidad, pero para conocer un poco de éste, trataremos de visualizarlo desde la perspectiva de el dueño y de los estudiantes.

“Yo he visto mucha gente venir y pasar, recuerdo cuando INTEC tenía sólo el GC y los Fundadores”

¿Cuándo y cómo surgió?

David Hernández es el dueño y creador del concepto de la Guagüita. Dice que primero empezó teniendo una paletera pequeña dentro de INTEC que para ese entonces era el único que ofrecía ese servicio dentro allí. Adquirió la guagüita cuando empezó a vender más y ya tiene, en INTEC, aproximadamente 30 años.

La Guaguita lleva su nombre por el modelo de carro que es; es una van pequeña marca Toyota modelo 4WD de color dorado. Su interior fue modificado para dar espacio para la mercancía a excepción del asiento de conductor.

IMG_20140712_095835000

La Guaguita se surte de dos formas: o se va a adquirir la mercancía directamente a establecimientos proveedores o los proveedores van y les surten a ellos. La mercancía siempre es traída en cajas. Actualmente cuenta con tres empleados, entre ellos, el propio dueño. El menudo para la devuelta se coloca en la parte superior, clasificado y de fácil acceso.

“Lo que más se vende no son los cigarrillos como se piensa, en realidad lo que más se vende son los dulces”

Los diversos productos de la Guagüita nos han sido útiles en cualquier momento de nuestra vida universitaria. Podemos encontrar desde dulces hasta papel ministro para algún examen del que no estuviésemos enterados ( definitivamente, incluir este producto fue muy buena idea! ). Es una paletera muy completa.

Entre las cosas que podemos encontrar se enumeran:

-Dulces ( mentas, gomas de mascar, chocolates )
-Cigarros
-Utensilios ( papel ministro, borras, reglas)
-Bocadillos ( granolas, papitas, galletas)
-Bebidas ( agua, refrescos, jugos)

“A diferencia de otros, yo he fiado…” – Esto le agrega más valor a su pequeño negocio, aparte de la variedad de marcas y productos.
“Muchos me saludan, ya que siempre vienen a comprar algo aquí, aunque sea una menta…”

La Guaguita se encuentra en el parqueo de la calle Crisantemos,sector Galá, justamente al frente de la entrada del edifcio García de La Concha de INTEC, para que, quien salga o entre a la universidad, pase por ahí para que le sea más fácil comprarlo o, quién sabe si se le pega algún antojo. Desde ahí ha podido ver el desarrollo que ha tenido la universidad: los cambios en su infraesructura, los cambios de los alrededores y la gran masa de estudiantes que allí interactúa.

“Una vez trataron de moverme de sitio la Guaguita, un poco más lejos de la entrada, pero gracias a Dios nada grave.”

IMG_20140712_094951000

Cuando se instaló una cafetería en INTEC , David se trasladó a la calle donde instaló su guaguita, sin embargo, trataron de moverlo del lugar (unos cuantos parqueos hacia la derecha ), quizás porque mucha gente se acumulaba en la entrada. Nos dice que siempre tiene que llegar bien temprano, a eso de las 6:00 A.M., para apartar el parqueo que queda en frente de la puerta del GC. Ahí , la guaguita se queda hasta las 10:00 P.M.

Nos comenta que a su entender la universidad tiene buenos estudiantes y buen personal, pero el problema principal que tiene es de espacio.

Los estudiantes opinan

Para algunos, es una paletera donde encontramos más baratas las bebidas y dulces, otros opinan que es la solución más rápida par “picar” algo o fumar un rato, otros dicen que es el primer lugar donde buscan un papel ministro en época de exámenes. Lo que si es seguro es que todos alguna vez hemos consumido algo de ahí.

“Ahí es donde consigo algo rápido para comer entre mis clases” – María Sánchez

Hemos visto que la Guagüita es de gran utilidad para los estudiantes, casi imprescindible para algunos durante su estadía en el recinto; las facilidades de precio y la obtención de materiales de urgencia es lo que hace que estos vayan.

“Es donde puedo conseguir “snacks” más baratos” –José Jimenez

Este pequeño ejemplo de micro negocio es un ejemplo de que las personas pueden buscar una forma de sustento de forma ingeniosa y que no necesariamente tiene que ser algo muy grande para tener buenas ventas. La Guagüita es un establecimiento impredecible para algunos y para otros práctico, cualquier cosita se puede encontrar en la Guagüita. los estudiantes ven la Guagüita como una necesidad, sus precios son más bajos que la cafetería, su variedad incluso también la ubicación de esta es muy conveniente para muchos de ellos. en fin los estudiantes se siente a gusto ya que le resuelve muchos pequeños problemas que se presentan en su vida estudiantil.

“Me ha pasado que he tenido exámenes a ultimo minuto, y ahí consigo el papel y hasta una borra” –Antonio Tejeda.

Finalmente hemos visto que no importa que tan pequeño sea un espacio u objeto, siempre representa algo dentro de un ambiente y por tanto influye en su desarrollo; si existe tiene influencia y si no existe también suceden cosas, como es el caso de nuestra Guagüita, que parecer ser un pequeño complemento de la universidad pero influye en el comportamiento de los estudiantes.

Probablemente para quienes estén fuera de la universidad sólo sea una paletera más, pero hay que admitirlo, ¿qué paletera te vendería hasta papel ministro o te fiaría? Los detalles hacen las cosas diferentes. Esta Guagüita inteciana forma parte de nuestro día a día universitario, ya que buena parte de nosotros pasa por donde está y no es fácil no antojarse de alguna galleta o un refresco.

Lo que pasó en Abril

En estos días de merecido descanso de clases, la agenda cultural de Santo Domingo incluye una exposición fotográfica sobre la Revolución de Abril de 1965 que no te puedes perder. La muestra es un viaje a la Capital de hace casi 50 años y a uno de los momentos más representativos de nuestra historia.

En abril de 1965, Thimo Pimentel tenía 24 años de edad, estaba recién graduado de la carrera de Medicina de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y le apasionaba la fotografía; de hecho, era reportero en el país para las revistas “Time”, “Life”, “Black Belt”, entre otras publicaciones.

20140425_183956

Thimo recuerda que en ese año, cuando el país estaba por segunda vez bajo el dominio de las tropas invasoras de Estados Unidos, caminaba junto a su hermano Felo Estrella por la avenida Máximo Gómez (cerca de los terrenos de lo que hoy es la Plaza de la Cultura) cuando fueron sorprendidos por marines estadounidenses quienes, manipulando armas largas, les exigían: “¡Identify, identify!” A lo que los jóvenes respondieron asustados “¡Voleibol, voleibol!” tirados sobre el pavimento con sus cabezas contra el piso. Fue la forma más rápida que encontraron de explicar que estaban regresando de una práctica deportiva. El relato, que pudiera parecer chistoso, es solo una muestra de la tensión que se vivía en la época.

El país estaba dividido en dos bandos. Por un lado, los “Constitucionalistas”, que buscaban el regreso del Gobierno de Juan Bosch, quien había sido derrocado por un golpe de Estado en septiembre de 1963; por el otro, estaban quienes favorecían la permanencia en el poder del gobierno de facto, encabezado por Elías Wessin y Wessin. La convulsa situación nacional fue aprovechada por el Gobierno del Presidente Lyndon B. Johnson para intervenir el territorio dominicano con la justificación de “proteger a los ciudadanos estadounidenses que vivían en el país”, y enviar a unos 42 mil marines.

20140425_183546

Fue así como la revolución, que primero buscaba la vuelta al poder del presidente constitucionalmente electo, se transformó en una desigual guerra patriótica por la defensa de la soberanía nacional.

Las calles, los enfrentamientos, las manifestaciones y hasta la moda de la época aparecen reflejadas en las más de 20 fotografías de la exposición ¡Identify, Identify! (¿recuerdan la anécdota?) que estará en el Lobby central de la plaza Galería 360 hasta el 4 de mayo de 2014.

Si te gusta la historia, además de las fotografías, mira también a los visitantes de la exposición, pues podrías encontrarte con sobrevivientes de la época (me pasó), quienes gustosos te explicarán detalles de las imágenes, aspectos interesantes de la historia y algunas de sus vivencias.

Exposición: ¡Identify, Identify! 
Lugar: Lobby Plaza Galería 360.
Horario: Lunes a domingo (8:00 A.M. — 10:00P.M.)

20140425_183715

 

Manolo y su guagüita, parte de la historia del INTEC

La vida universitaria de los intecianos queda marcada por muchas cosas que, no necesariamente transcurren en las aulas, en la biblioteca o en las instalaciones de la institución. Surtirse de galletitas, dulces, jugos y misceláneos en el quiosquito de Manolo es una de ellas.

Desde el lunes 26 de febrero del 1980, Manolo se instaló en el puestecito de ventas que aún hoy forma parte de INTEC. Su historia inicia hace específicamente 32 años cuando un estudiante de Economía llamado Carlos Rodríguez, tuvo una mala experiencia como cliente del único quiosco que vendía en los alrededores de la universidad y a raíz de esto, decidió poner uno. Al materializar la idea se dio cuenta que no disponía de tiempo para atender el negocio, así que, decidió proponerle a Manolo (quien se crió en el área y era conocido por muchos de los estudiantes), que lo atendiera él.

Manolo Agramonte ha sido testigo de los cambios en la universidad. Foto: L. Rojas.
Manolo Agramonte ha sido testigo de los cambios en la universidad. Foto: L. Rojas.

Tiempo después, cuando Rodríguez culminó sus estudios, se fue al exterior y dejó a Manolo encargado del quiosco a cambio únicamente de que de las ganancias generadas, le enviara 300 pesos a su madre quien vivia en La Romana. Al transcurrir los años Rodríguez se estableció económicamente en Estados Unidos, y cedió el quiosco y todas las ganancias del mismo a Manolo, quien, en 1990 se casó, y desde entonces lo maneja y administra junto a su esposa.

“INTEC ha cambiado mucho en el tiempo que he estado aquí. El edificio Evangelina Rodríguez no existía, ni los Fundadores, ni la Biblioteca, ni el Bonó, esto era como una casa de familia”, cuenta Manolo con voz nostálgica al revivir aquellos tiempos. Recuerda también que el parqueo que hoy es conocido como “El hoyo”, era en ese entonces un enorme hueco que cuando llovía se llenaba de agua, y los muchachos solían bañarse en el.

“He visto pasar generaciones por aquí. Padres que fueron estudiantes y sus hijos que ahora, años después, también lo son”

Manolo relata que una de las cosas que más le satisface de estos años de trabajo, es encontrarse con estudiantes, que a pesar del tiempo, al verlo lo saludan y recuerdan con mucho aprecio. “He visto pasar generaciones por aquí. Padres que fueron estudiantes y sus hijos que ahora, años después, también lo son”.

A pesar de que ha considerado la idea de trasladarse a un local con mayor espacio, Manolo no piensa abandonar los alrededores del INTEC y dice estar satisfecho con el quiosco, pues gracias a él ha suplido las necesidades de su familia por mas de 30 años; tiempo que ha transcurrido frente a los ojos de estudiantes, egresados y colaboradores que lo han hecho parte de la vida Inteciana.