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Tag: juventud

¿Qué hacer primero? ¿Qué hacer primero?

El profesor del Área de Negocios Víctor T. Féliz nos arroja luz para aquellos que se balancean entre las decisiones de si comprar un carro, un apartamento o emprender un negocio

Víctor T. Féliz / victortfeliz@gmail.com

Las cosas valiosas de la vida necesitan etapas.  Cuando un joven se gradúa y consigue su primer empleo, normalmente ahorra sus primeros dos años para el inicial de un carro, el cual financia a tres o cuatro años más. Cuando termina de pagarlo, entonces, debe volver a endeudarse por cuatro años más para cambiarlo. Esto lo lleva a utilizar los ingresos de los primeros diez años de ejercicio profesional, solamente para tener un carro que, por demás, cuando termina de pagarse ya está depreciado.

En términos de finanzas, un carro es un pasivo porque no genera ingresos sino gastos y muchas veces compramos pasivos creyéndolos activos, lo cual impide alcanzar otras metas de inversión.

Otro de los sueños de un joven profesional es adquirir un apartamento, pero en el centro de la ciudad, lo que le dificulta comprarlo por el alto precio del mismo en sectores inaccesibles para el nivel de ingresos de un empleado en nuestro país. Las normas financieras señalan que hay que invertir hasta un 25% ó 30% de los ingresos en vivienda. Un apartamento es otro pasivo, aunque aprobamos adquirirlo porque, además de convertirse en un ahorro a largo plazo, da confianza y estabilidad. Sin embargo, se debe comprar en el lugar que le permitan sus ingresos y en la medida que estos aumenten, puede vender y comprar otros hasta que en dos o tres operaciones se pueda acercar al lugar de residencia al que aspira.

Emprender es otro dilema que enfrenta un joven. Creemos que las universidades deben formar profesionales que se visualicen más allá de un empleo. Realmente, encontrar financiamiento para un proyecto se hace difícil, por las exigencias de garantías y condiciones de repago, pero también es cierto que los grandes negocios han comenzado en pequeños locales que han crecido gracias a la persistencia y visión de los emprendedores.

Si un profesional joven ahorra una parte de los ingresos de sus primeros años de trabajo y a la vez adquiere experiencia de negocios, pudiera acumular buena parte de todo el capital inicial para emprender. Es decir que, si tomamos la decisión a tiempo de ahorrar para invertir en un pequeño negocio, podríamos producir para comprar un buen carro, el apartamento soñado y crecer, tanto profesional como económicamente. La clave está en definir nuestro propósito de vida a tiempo y orientar el orden de nuestras prioridades.

¿Qué es el Sexo?

Una de nuestras colaboradoras desnuda (no literalmente) su opinión sobre las relaciones sexuales, y la forma en que los jóvenes hablamos y entendemos el sexo en estos días. Además analiza las relaciones de pareja y nos presenta su ideal

Natali Castro Tiburcio / natalicastro.t@gmail.com

El sexo es eso, sexo. Y es genial, según me cuentan, pero hay una tergiversación alrededor del concepto.
La sociedad en la que vivimos todo es sexo, sexo esto, sexo aquello, que una excitación, que una erección, que ves una figura redonda y una figura cilíndrica juntas… Y ¡voila! Es toda una escena porno… Se te desprende un botón de la blusa sin querer y ¡puf! ya estas provocándole a tu amigo un calor interno, ese es el momento en que piensa “¿serán las hormonas o debo conseguirme otros amigos? Nah… son las hormonas”. Lo más gracioso del asunto es que todos hablan de sexo, todos creen que saben, todos opinan y dicen que ellos sí… Todos hacen gestos obscenos sobre el asunto pero no saben… o sea…no tienen ni la más mínima idea.

El sexo es descrito como una de las cosas más ricas del mundo (eso espero), que según expertos no se debe llamar sexo, se debe llamar coito o mejor aún, hacer el amor, porque la palabra sexo se refiere al género, dígase femenino o masculino, pero no me atrevía a ponerle a este artículo como título “coito”… porque me expulsaban de la universidad, mentira, es que no se oía tan jevi :p…

Y bueno, continuando con el tema, muchas personas tienen muchísimos tabúes frente al sexo, lo cual ha convertido una de las acciones mejor diseñadas por el Creador en una cosa prácticamente inmencionable que hasta han preferido nombrarla con nombres absurdos, como el “chaca chaca”, “polvo” (cuyo apodo todavía no entiendo), entre otras vainas, porque, me disculpan, no se puede llamar de otra manera, que la gente ha inventado para nombrar la acción que provocó su nacimiento. No digo que deben andar por el mundo hablando únicamente de sexo, digo que si van a hablarlo háganlo con madurez y respeto, dejando de lado las obscenidades y la asquerosidad, porque muchas veces con los comentarios lo vuelven algo desagradable… pero bueno, volviendo al sexo.

Debemos dejar de considerar el sexo como algo que está prohibido, como algo que no se debe hacer, el mismo fue creado para el matrimonio, pero no te voy a tratar de convencer de ello porque no me harás caso, así que intentaré otra cosa… El sexo debe dejar de considerarse el centro de las relaciones, debe dejar de ocupar nuestras mentes a cada momento, debemos dejar de relacionarlo con la mayoría de las cosas, claro, yo entiendo, también soy joven, ese calor interno es un problema, lo sé, pero no es cuestión de tener ganas o no, es cuestión de si sabemos lo que significa, porque tener sexo es súper fácil, según he escuchado, pero saber lidiar con ello, no tanto.

No te llena una noche ni dos ni mil… porque es solo eso: Sexo; no llegas a saber nada de la persona con quien lo estás haciendo aún siendo tu novio/a, no lo/la conoces, solo sabes lo sexy que se ve en paños menores y entiendes que con eso eres

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el súper macho o la súper mujer y tienes la mejor relación que existe, porque la llevaron “al siguiente nivel”, estupidez más grande, y ya con eso crees que es más que suficiente, ¡wuju!, pues no, y ese es el problema, muchos se creen listos para ello, pero la mayoría no lo está, no porque tengas un cuerpazo bien criado ya puedes hacer lo que se te pegue la gana (chicas) y no porque hayas visto todas las películas triple X ya eres un master en la materia (chicos), ni porque tengas queseyo cuantos años de amores con tu novio/a tienes que hacerlo, puedes tener mil años y si no lo sientes más allá de tu órgano reproductor… ¿pues qué crees? Es puro deseo, y no digo que eso sea malo, no, por supuesto que no, es un comienzo… Pero hazlo llegar más arriba (al corazón) para que sepas que es auténtico.

Entiendo que el problema no está en el sexo, sino en el morbo alrededor del mismo, ¿por qué lo digo?, porque como hija de una sexóloga, todo el mundo entiende que o mi mama se la pasa hablando de películas porno en su trabajo o que se sienta a darme clases con el Kamasutra, NADA QUE VER, al contrario, me hace ver el sexo de una forma distinta, por lo cual surge este artículo, por cierto. Y aunque se ha vuelto un caos el significado del concepto en cuestión, la idea con esto es saber que aunque como jóvenes el calor interno nunca se evapora, y aunque lo haga es muy fácil de encender, hay que entender que eso no es la última Coca Cola del desierto, aunque se asemeje un poco, la idea no es que te de sed y te la bebas de un tiro y que con la rapidez te caiga en la nariz y casi te ahogues, si no que en su preciso momento, en el adecuado y cuando sepas que de veras quieres la bebida tanto así que te quedaras con la botella, entonces y solo entonces satisfaces tu sed, no antes…, si no en el momento correcto.

Con la metáfora de la bebida y el desierto no te estoy diciendo que te vas a casar con la primera persona que tengas relaciones, es lo ideal, pero sé que no lo harás y no es a eso que me refiero, si no que entiendas que cuando sepas que lo que sientes es auténtico, que va más allá de querer desnudarte, pues entonces has entendido el significado del sexo… o más bien de hacer el amor, que no es solo la unión de “dos cuerpos en la cama ardiendo”, tipo Wisin y Yandel, sino de dos corazones… muy cursi para mi gusto, pero es así, y tal vez muchos, principalmente los chicos, pensaran a leer esto, “que bolsada”, puede ser… pero no quita el hecho de que sea verdad y si no es eso lo que experimentas al tener sexo, pues eso es exactamente lo que estás haciendo… un coito más… y para ser sincera te habla una inexperta, pero el día que deje serlo…prefiero hacer el amor.

 

Aquel país que pareció posible

Mis años dorados de juventud transcurrieron entre la universidad y el trabajo. Una carrera veloz marcada por el frenético ritmo trimestral, pero también por frustraciones y limitaciones de un proceso democrático nacional lleno de baches y deficiencias

Maricécili Mora Ramis / marimora68@gmail.com

Algunas veces la nostalgia es un error, aunque sea un acierto estético. Lo digo porque apegarse al pasado, que solo es abordable mediante un mecanismo preciosista como la memoria, es una forma de negar los cambios o, al menos, resistirse a ellos. Sin embargo, no hay otro punto de partida que el que se construye con base en lo vivido, y es imposible sustraerse a veces a ese juego.

balaguerMis años dorados de juventud transcurrieron entre la universidad y el trabajo. Una carrera veloz marcada por el frenético ritmo trimestral, pero también por frustraciones y limitaciones de un proceso democrático nacional lleno de baches y deficiencias, un desarrollo hecho a retazos mal zurcidos, y unos sueños de trasformación ilimitados. Irse del país lucía la única salida, muertas ya las ideologías que habían alimentado a nuestros maestros y demás figuras de admiración. Los apagones, las colas terribles para conseguir gasolina, el retorno del viejo caudillo, Balaguer, la sombra de Bosch y el liderazgo desdibujado de un Peña Gómez que llevaba sobre sus espalda el fiasco de dos gobiernos consecutivos del PRD, ofrecían la imagen de un país fracasado, estancado, conservador y corrupto, que malgastaba el hito logrado con el inicio de la transición política que despuntó en 1978.

El modelo de enseñanza y formación del INTEC nos alimentó y afianzó ese espíritu crítico que cuestionaba el orden existente, que usaba como escarpelo infalible todo lo aprendido y que veía en el conocimiento el medio para dejar atrás tanto atraso y frustración. INTEC lucía así parte del epicentro de esa ebullición, con sus seminarios, coloquios, investigaciones, clases y actividades extracurriculares. Un aire de cierta valiente irreverencia. Soñábamos con la extinción o sustitución de los caudillos, el advenimiento de una nueva generación de líderes políticos y sociales que empujaran al país hacia otro paradigma de progreso social y material, de apertura política. Subyacía, pues, una esperanza de transformación, aunque el escepticismo paralizara cualquier atisbo de militancia partidista. Creíamos que el cambio era solo cuestión de sustituir la vieja generación por la nueva, y procurábamos pensar y actuar como si fuéramos a formar parte de ese relevo.

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Debo confesar que me perdí el tránsito de aquella etapa finisecular y ésta en la que encuentro al país y a nuestra sociedad. A ratos percibo a una sociedad en la que el desengaño parece acompañarlo todo, una reticencia a querer incidir en el curso de lo colectivo, a favor del atrincheramiento en la vida privada y en una dinámica de autosubsistencia que parece consumir las energías.

La Universidad, como institución universal, luce replegada a su ámbito interior, con más recursos que los que había entonces, con un mejoramiento sustancial de sus planes de estudios y su organización institucional,  pero más alejada de la idea de ser motor del cambio social. En ese repliegue sale perdiendo una juventud ajena al curso de la realidad de su país, desasistida en alicientes culturales, que antes alentaba, en nuestro caso, el área de cocurriculares. Una juventud volcada en su crecimiento profesional, que no le gusta leer, que busca el artificio técnico, en desmedro del  humanismo y sus valores. Una juventud ávida de formar parte del mercado laboral, del ejército de agentes de la subsistencia individualista.

Crecer hacia dentro, sin hacerlo a la vez hacia fuera, es perder una de las misiones primigenias del saber y del conocimiento. Defender esa impronta de involucrarnos más allá de la formación académica, es un compromiso que debemos asumir como irrenunciable. Aunque el país no llegue a convertirse en aquel que soñamos, no cabe duda de que sin las universidades, nunca logrará ser algo distinto a lo que ya conocemos.

Hay que ponerle fin a la inmadurez

Hoy es lunes. Me levanté a las 6:00 AM, me puse la ropa de entrenamiento y me fui a correr. Volví y me desayuné con avena, una manzana, un jugo de naranja y ni miré el café. Estuve lista un poco antes de las 8 y llegué al trabajo quince minutos antes de la hora de entrada. Pude leer el periódico, ver todos los correos del fin de semana y a las 9 en punto ya había agendado la lista de cosas para hacer esta semana, llegando a 19. He madurado me dije. Sin darme cuenta entre tareas dieron las 11:30 y aun no había visitado Facebook o Pinterest. Decidí tomarme unos minutos para llamar a mi madre. Muy cordialmente, buenos días entre ambas, no iré a comer hoy, llego temprano esta tarde, nos vemos luego, te quiero. Casi me doy una palmadita en la espalda por llevarme de manera tan elegante con mi mamá, a los 23. Llegó la tarde, y como no fui a comer y me había levantado temprano me entró el humor de una persona hambrienta y con sueño. Apenas había llegado al punto 12 de la lista y comenzaba a frustrarme por la hora y media que llevaba leyendo las mismas 800 palabras sin comprender.

“Las emociones son estados anímicos que provocan una actividad orgánica que se refleja en distintos tipos de comportamiento”, explico Robert Plutchik. Hizo de las emociones: ira, temor, tristeza, sorpresa, disgusto, alegría, esperanza y aceptación las 8 categorías principales para los demás tipos de comportamiento. El no haber alcanzado las metas del día me daba tristeza y enojo contra las cosas que habían surgido en el camino; dice Mafalda, “lo urgente no deja tiempo para lo importante”. Sentía miedo por el día de mañana, ya que había cosas en agenda que serían puestas a un lado, hasta terminar las que quedaron pendientes hoy. Mi seguridad se fue a pique en la llamada que me informaba que algo no saldría a tiempo a pesar de haber aclarado las fechas de entrega y haber dado seguimiento diario a la producción de las piezas. A pesar de todo, me sentía empoderada de la situación y dicen por ahí que no hay amenaza peor que alguien con poder y con hambre. Digamos que esa tarde no fui muy nice con mis compañeros y que no logré completar más nada de lo planeado y que la semana entera se arruinó un poco por haberme creído más grande de la cuenta. Cuando somos pequeños, nos brindan una merienda entre las tareas y en la escuela nos dan una media hora de siesta, y nos permiten salir al patio a dejar salir la energía contenida. Esto es lo que nos permite aprender durante esos primero años de formación, el balance. Work hard, play hard.

¿Cuándo fue la última vez que miraste hacia arriba para adivinar qué forma tienen las nubes? ¿Cuándo fue la última vez que probaste tu cereal favorito, no la cosa esa con fibra que comes ahora, sino, tu sabor preferido? ¿Cuánto hace que no sales a pasear, a caminar o a correr? Es importante no dejar que el niño dentro de cada uno muera, ejercitarlo, sacarlo a conocer cosas nuevas y darle a probar alimentos deliciosos, para que este pueda seguir aprendiendo, para que este pueda crecer en vez de hacerse viejo. Digamos que esta noche, en vez de dormirme aun con la ropa del trabajo frente a las noticias, me voy a hacer una sopa de letras y voy a dibujar mi nombre con ellas, me voy a dormir temprano y a comer cereal de bolitas (el que parece purina) de desayuno mañana. Suena a que va a ser un día genial.