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¿Qué hacer primero? ¿Qué hacer primero?

Colaborador
19 June, 2015

El profesor del Área de Negocios Víctor T. Féliz nos arroja luz para aquellos que se balancean entre las decisiones de si comprar un carro, un apartamento o emprender un negocio

Víctor T. Féliz / victortfeliz@gmail.com

Las cosas valiosas de la vida necesitan etapas.  Cuando un joven se gradúa y consigue su primer empleo, normalmente ahorra sus primeros dos años para el inicial de un carro, el cual financia a tres o cuatro años más. Cuando termina de pagarlo, entonces, debe volver a endeudarse por cuatro años más para cambiarlo. Esto lo lleva a utilizar los ingresos de los primeros diez años de ejercicio profesional, solamente para tener un carro que, por demás, cuando termina de pagarse ya está depreciado.

En términos de finanzas, un carro es un pasivo porque no genera ingresos sino gastos y muchas veces compramos pasivos creyéndolos activos, lo cual impide alcanzar otras metas de inversión.

Otro de los sueños de un joven profesional es adquirir un apartamento, pero en el centro de la ciudad, lo que le dificulta comprarlo por el alto precio del mismo en sectores inaccesibles para el nivel de ingresos de un empleado en nuestro país. Las normas financieras señalan que hay que invertir hasta un 25% ó 30% de los ingresos en vivienda. Un apartamento es otro pasivo, aunque aprobamos adquirirlo porque, además de convertirse en un ahorro a largo plazo, da confianza y estabilidad. Sin embargo, se debe comprar en el lugar que le permitan sus ingresos y en la medida que estos aumenten, puede vender y comprar otros hasta que en dos o tres operaciones se pueda acercar al lugar de residencia al que aspira.

Emprender es otro dilema que enfrenta un joven. Creemos que las universidades deben formar profesionales que se visualicen más allá de un empleo. Realmente, encontrar financiamiento para un proyecto se hace difícil, por las exigencias de garantías y condiciones de repago, pero también es cierto que los grandes negocios han comenzado en pequeños locales que han crecido gracias a la persistencia y visión de los emprendedores.

Si un profesional joven ahorra una parte de los ingresos de sus primeros años de trabajo y a la vez adquiere experiencia de negocios, pudiera acumular buena parte de todo el capital inicial para emprender. Es decir que, si tomamos la decisión a tiempo de ahorrar para invertir en un pequeño negocio, podríamos producir para comprar un buen carro, el apartamento soñado y crecer, tanto profesional como económicamente. La clave está en definir nuestro propósito de vida a tiempo y orientar el orden de nuestras prioridades.



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