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Estos niños tienen una historia que contar

Por: Esmarly Roa/Estudiante de Comunicación Social y Medios Digitales

 

Esta investigación muestra la realidad a la que se enfrentan cientos de niños en situación vulnerable en República Dominicana, estado que se agrava con la pandemia sanitaria que enfrenta el país.

SANTO DOMINGO. -Lavar autos, venta ambulante, limpiar zapatos, pedir limosnas y en ocasiones robar, es la realidad en la que se encuentran cientos de niños indigentes y arropados por la pobreza más extrema, quienes en algunos casos viven en las aceras, edificios abandonados o en cajas de cartón.

Niños y niñas que buscan comida en la basura u objetos útiles para vender, algunos huérfanos y, en otros casos, es la pobreza extrema de sus padres la que los lleva a abandonarlos porque son otra boca que alimentar. Esta situación deriva en los casos más extremos de los llamados niños de la calle, sin un rumbo fijo.

Este es el caso de un niño, huérfano de padre y madre, que nos cuenta su historia.

Según el informe ‘‘En deuda con la niñez’’ presentado en el país por la organización Save the Children, en un índice de 172 países peores para la infancia, República Dominicana se encuentra en el número 120, una posición que lo sitúa como uno de los peores para la infancia y por encima del promedio regional.

El documento pone de manifiesto que el país caribeño tiene la tasa más alta de natalidad en adolescentes, ya que esta es el 97.3 (partos por cada mil niñas entre 5 a 19 años) y está entre los diez países con mayor índice de homicidios infantiles de la región, la tasa de mortalidad de niños y niñas menores de 5 años es de 30.9 muertes por cada mil nacidos vivos.

Este conjunto de hechos tiene un profundo impacto en la vida de los niños quienes, además de ser privados de sus derechos, se quedan sin las herramientas para luchar contra la pobreza y obtener un mejor futuro.

“Sin duda nos encontramos en deuda con nuestros niños, ya que miles de ellos enfrentan un conjunto de peligros, que les impide vivir plenamente su niñez”, señaló Alba Rodríguez, directora ejecutiva de Save the Children en República Dominicana.

Según la sistematización realizada en República Dominicana para niños y niñas, la violencia física, verbal y la sexual son los casos más comunes que se identifican en la familia. En el discurso de niños y niñas la violencia física se expresa en maltratos tales como golpes, patadas, pegarles con diferentes objetos, zapatos, correas, cables, sogas y hasta alambre de púas.

Hablamos con la especialista en psicología infantil Diuris Betances, quien explicó que las consecuencias de la falta de supervisión de los padres y escolarización en la etapa adecuada, se refleja en   un deterioro progresivo de los niños cuando estos no encuentran el cuidado y la protección adecuada.

En el país no hay estadísticas exactas sobre la cantidad de niños en la calle, pero lo que sí se ha podido establecer es que una parte ha roto todo vínculo con sus familiares, otros trabajan en las calles para ayudar en el sustento familiar y una porción se dedica únicamente a pedir.

Según los datos del Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (CONANI) en 2010República Dominicana carecía de mecanismos claros para manejar la problemática de los niños en las calles, y el 13% de niños y niñas dominicanos realizan algún tipo de trabajo.

Las cifras están registradas en la Oficina Nacional de Estadística (ONE) y tienen como fuente la Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples ENHOGAR-MICS 2014, realizada por esa institución, con el apoyo técnico y financiero del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

Según la encuesta, el mayor porcentaje de niños y niñas que participaron en actividades económicas, durante la última semana de la encuesta, se aprecia en el grupo de edad de 15 a 17 años con un 27% en la zona urbana y un 31% en la rural. En el segmento de edad de 12 a 14 años trabajan un 17% en el área urbana y un 27% en la rural y, para los infantes de 5 a 11 años, es de un 8% en la zona urbana y un 10% en la rural.

La participación de la población infantil en alguna actividad económica también se desagrega por regiones de residencia. En ese orden, El Valle registró la mayor cifra de niños dedicados a alguna labor, con un 45 % en edades de 15 a 17 años; un 34 % infantes de 12 a 14 años y un 14 % menores de 5 a 11 años de edad. Mientras, Valdesia con 21 % fue la región con menor cantidad de niños y niñas entre 15 y 17 años que laboran.

Un tema muy controversial estas últimas semanas fue los inmigrantes haitianos que se convierten en pedigüeños para ser explotados, venden artículos o se dedican a pedir limosnas, lo que fue percibido en un recogido por las principales avenidas del Distrito Nacional.

Jorge (nombre ficticio) un niño de ocho años de nacionalidad haitiana quien al momento de conversar con nosotros mostraba preocupación y se  encontraba al lado de un bote de basura, un limpiavidrios en la mano y su mascarilla por debajo de la nariz, , nos explicó que junto a su hermano buscan en la basura para vender.

Al preguntarle quien se hacía cargo de ambos, su respuesta fue “— De mi nadie, de mi hermanito yo — dijo con una mirada triste.

COVID y los niños en las calles

El  pasado 1 de marzo 2020  el Ministerio de Salud Pública confirmó el primer caso de coronavirus en el país y, a partir de ahí, para todas la entidades competentes era más que claro lo expuesto que estarían los niños de la calle. Para Daniel Awuley, director de Chance for Children, una organización sin fines de lucro dedicada a la protección de la infancia, “trabajan en el denominado sector informal y, definitivamente, van a sufrir mucho sin posibilidad siquiera de ganar algo de dinero”. Otra de las situaciones que se presenta con los infantes es que, este último año ha dejado aún más expuesta sus vidas, debido a queen la escuela le daban el almuerzo y la verdad es que, para muchos de los niños, era su comida más importante del día.

La organización Aldeas Infantiles SOS subrayan una realidad de mayor preocupación en las zonas rurales, en un comunicado en el que mandó a erradicar estas prácticas,  la organización apuntó que “el trabajo en menores de edad obstaculiza la asistencia escolar de los niños y niñas, ya que 16% de los chicos y chicas que trabajan no asisten a la escuela. Y por su parte estos niños piden que aparezcan algunos samaritanos que vayan en auxilio de su niñez infeliz y olvidada”.

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