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La forma en que me volví inmune al sol…y otros cuentos más de La China (Parte 3)

Colaborador
22 June, 2015

Nuestra egresada de Diseño Industrial, Johanna López, continúa compartiendo las historias de su viaje a China, donde asistió representando al país luego de ser elegida ganadora de “El puente chino”

 

Johanna López / johalopezta@gmail.com

Solo nos quedaban 2 días en Beijing, antes de volar a Hunan para la competencia. Nos levantamos bien temprano, pues los 127 debíamos estar listos para salir a las 8 AM. En esos días la finalidad era conocer la ciudad… y al mismo tiempo ser seguidos por cámaras para darles las mejores tomas que podamos, mientras gritábamos: 中国我来了! (China, ¡yo llegué!) y 我的中国梦 (Mi sueño Chino). El viaje se tenía que pagar de alguna forma, ¿No?

Nuestros buses estaban separados: América y África,  Oceanía y Asia, y Europa. Primero nos dirigimos a la Ciudad Prohibida, allí quedé sorprendida por la belleza de las edificaciones, por sus detalles de miles de años en las paredes, los techos y el piso. Al finalizar el recorrido fuimos a almorzar en el 13vo piso de un restaurante elegante, donde segregaron las mesas por continentes.

Próxima parada, el Palacio de Verano, con sus jardines, edificaciones y esculturas llenas de historias y simbología, de fondo, un enorme lago, del cual lamentablemente el cielo gris no permitía admirar toda su belleza.

Luego de varias horas de recorriendo el lugar y grabar otras tomas, nos llevaron a otro restaurant. Los organizadores pusieron los letreritos separando a los continentes como de costumbre, y nosotros, rebeldes, decidimos mezclarnos.

Al compartir con tantos países  ocurrió un fenómeno común de mezcla de acentos: esporádicamente tenía un canta’o cubano, boliviano, peruano, mexicano o chileno; hablaba con los estadounidenses, canadienses y africanos en chinenglish; y de vez en cuando llevaba una conversación en inglés con un latino, hasta que recordábamos nuestro origen.

Al día siguiente nos tocaba una de las grandes maravillas del mundo: La Gran Muralla China, majestuosa, imponente, con una subida muy empinada. Nos dirigimos a subir y al momento me di cuenta que mi estado físico en ese momento no era el mejor. Llegué a la primera parada y ahí me detuve a tomar aliento, seguí subiendo hasta la 2da y luego de coger aire me dispuse a bajar.

Para nosotros, la excursión había llegado a su fin y podríamos descansar en el autobús, pero los organizadores tenían otros planes.

Nos organizaron en filas, frente a la entrada de la gran muralla, bajo el sol picante del mediodía, para formar los caracteres 中国 (China): un poco más a la izquierda, no… a la derecha, griten, agiten las manos, saluden a la cámara, ¡salten!…y así por cerca de una hora, o así lo sentimos todos, que llegamos cansados y sudados a el autobús sin imaginarnos que ahora es que empezaba el mambo.

Intenta encontrar a Johanna en esta foto.
Selfie en la Muralla China.
Johanna junto a sus compañeros de otros países.


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