El amor inteciano
¿Es posible que entre la plazoleta y el aula uno conozca al amor de su vida? ¿Será tu otra mitad ese compañero que siempre hace bromas en clase o aquella que se sabe todas las respuestas? La historia de muchas parejas de Intecianos comenzó entre libros, fórmulas y la biblioteca, y ha llegado hasta el “sí acepto”.
Yeraldin Guerrero /yeraldin.guerrero@intec.edu.do
El año pasado llegaron a mi puerta las ya esperadas invitaciones a las bodas de algunos amigos, lo grandioso es que aunque no se conocen entre ellos compartían un común denominador, el INTEC.
Mi amiga Marg y Samuel se conocieron en La Colmena, y en la boda él contaba cómo se enamoró de ella un día que la vio pasar por la plazoleta. Al mismo tiempo, ella recordó que cada vez se hicieron más frecuentes sus encuentros en las materias, hasta crecer entre ellos los lazos de cariño respeto y amor que hoy les unen “para siempre”.
La historia de la otra pareja es distinta. Néstor y Claudia, son ambos ingenieros civiles, y durante toda su carrera acostumbraban a verse en las secciones de clases, trabajar juntos e incluso compartir con amigos en común. Para ellos, el flechazo surgió un poco más tarde, mientras cursaban su maestría. Una muestra de que hay un momento perfecto para todo, incluso para reconocer al amor de tu vida frente a ti.
Al igual que estas parejas, otras muchas se han enamorado en INTEC. Lo maravilloso de esto es que venimos buscando conocimiento y ganamos muchos más en esta gran Colmena.