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Lo que mi timidez me impidió compartir en clase…

Leer como bien nos han inculcado, contiene la llave del conocimiento, leer y pensar pensar y leer, o más bien, leer pensando, ha sido para nosotros el verdadero reto, porque definitivamente pocos de nosotros sabemos pensar

Por Regis Moise

Si bien recuerdo, desde que tengo uso de razón académicos y estudiantes nos encontramos en la pelea por la práctica de la lectura en todo el proceso de la vida, ¿y porque debería de ser diferente en la universitaria? Seguimos siendo los mismos agentes de un mismo sistema que cada día, parecería que pocos entendemos que tenemos que unirnos para poder crecer aun mas.

Decía el filósofo Francis Bacon que la lectura hace al hombre completo; la conversación lo hace ágil, el escribir lo hace preciso.

Leer como bien nos han inculcado, contiene la llave del conocimiento, leer y pensar pensar y leer, o más bien, leer pensando, ha sido para nosotros el verdadero reto, porque definitivamente pocos de nosotros sabemos pensar, y pocos realmente creamos el tiempo para hacerlo, porque estamos creando una sociedad donde mas allá de la autenticidad de los conocimientos nos vemos ante la dinámica de utilizar a los que tienen los conocimientos que necesitamos, en lugar de trabajar para la misma.

Estimados, entiendo los problemas a los que enfrentan, y discúlpanos si de alguna manera hacemos que su trabajo sea aún más tedioso, pero qué podemos hacer; si fuera tan fácil todos lo harían: Definitivamente, parece que gozamos provocarles dolor de cabeza, para luego en nuestras esquinas decirles los diez mil millones de repollos que frente a ustedes, somos incapaz de pronunciar.

Como estudiante, puedo decir que respondemos de manera extraordinaria a su llamado a la práctica de la lectura, claro está según nuestros intereses, algunos leemos desde Sigmund Freud hasta Guyton & Hall, otros leen desde las novelas de García Márquez hasta los suyos, y otros que simplemente leen las revistas del premios Oscar, y otros que ni-siquiera leen a boquechivo del periódico Diario Libre.

Y todos leemos los textos que nos son entregados en cada asignación, claro que sí, lo leemos en nuestra casa, pero sobre todo lo que más nos gusta es leerlo a falta de cinco minutos por iniciar la clase o en el curso solo para tratar de participar y luego como un vil recuerdo se desvanece, como todas las demás.

Mi intención no es nada más que un simple llamado a que nuestras lecturas sean guiadas por un interés común que por el momento, tal vez y solo tal vez se nos escapa, por cual sea la excusa que propongamos.

Según Confucio, oír o leer sin reflexionar es una ocupación inútil, si partimos de esta primicia, tal vez de allí esta nuestra falla como universitarios, tal vez y solo tal vez, si logramos aprender a relacionar nuestros pensamientos para reflexionar sobre lo que leemos, tendríamos mejores resultados no solo en las clases sino en nuestras vidas personales.

Por alguna razón el ser humano sigue encaminándose por la tangente de lo que debería de ser, terminamos sabiendo muchas teorías pero pocas veces logramos cómo pensarlos y peor aun razonarlos.
Como resalta Juan Goytosolo:” Yo no busco un gran número de lectores, sino “un cierto número de relectores”. Yo, quisiera ser de esos que sean capaces de crecer con las locuras de los escritores, de esos que el mundo los tacha de raro, diferente, soñador solo porque tuvieron unos académicos comprometido a volverlos locamente universitarios de calidad.

Imagen: http://libroseea.blogspot.com/



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