Celebremos juntos el Día Internacional del Voluntario
[sws_red_box box_size=”310″]Rebeca Goetz [/sws_red_box]
Todos -o la mayoría de nosotros-, hemos escuchado o leído acerca de personas grandiosas que han dedicado su vida a servir a otros y hacer de este mundo un lugar mejor… la Madre Teresa, Ghandi, Nelson Mandela o Bill Gates, por mencionar unos. Y conocemos de al menos un familiar o un amigo que participa en actividades, programas u organizaciones de ayuda social, que trabajan para solucionar problemas comunitarios, promover los intereses de los desvalidos, proveer alimentos y servicios a poblaciones marginadas, etc.
Y pensamos -Oh, ¡genial! Que gente tan buena, que increíble lo que han hecho y que impresionante el trabajo que hacen-. Pero se queda ahí. En pocos minutos dejamos de pensar en ello, volvemos a nuestra faena diaria y continuamos con nuestras vidas.
¿Quién nos puede culpar? Convertirse en voluntario y/o comprometerse con una causa implica invertir tiempo, energía, y a veces hasta dinero que, o no tenemos, o preferiríamos emplear en algo distinto. Tenemos otras prioridades. Además es difícil, cansón y conlleva demasiados sacrificios. Con el ritmo de vida tan agitado que llevamos, entre trabajo, salideras, Intec y otras cosas, es casi imposible que nos podamos involucrar.
Pero entonces, si es tan difícil, ¿cómo y por qué ellos lo hace? ¿Será que a todos les sobra el tiempo y no tienen ninguna otra que hacer? No. Esas personas encuentran el tiempo, porque saben que la sociedad los necesita.
Vivimos en un mundo injusto, en donde más del 80% de la riqueza total se concentran en las manos de tan sólo el 10% de la población. Y alrededor de 1,300 millones de personas viven en condiciones de pobreza extrema, sobreviviendo con menos de $1.25 dólares diarios, situación que origina miles de otros problemas.
Pero no tenemos que mirar tan lejos… En nuestro país, un lugar que registra tasas de crecimiento económico envidiables, que se ha convertido en uno de los mayores importadores de carros de lujo per cápita en el mundo, en cuyas ciudades parecen haber mas torres que árboles y centros comerciales en cada esquina, los niveles de pobreza alcanzan a casi la mitad de la población. Según datos de la CEPAL, en el 2011 la tasa de pobreza en República Dominicana ascendía a 42.2% y un 20.3% de la población vivía estado de indigencia, incapaces de satisfacer necesidades básicas como alimento, agua potable, techo, sanidad y acceso a servicios dignos de educación y cuidado de la salud.
Y por otro lado están aquellos que día a día son victimas de la discriminación, exclusión social y sufren toda clase de abusos por personas a quienes francamente no les importan.
Pero ante esto, la mayoría nos quedamos de brazos cruzados…
Dijo alguna vez ElieWiesel, Premio Nobel de la Paz 1986 que “la crueldad más grande es la indiferencia. Conocer pero no actuar es una forma de consentir las injusticias”. Estoy totalmente de acuerdo.
La gente que se convierte en voluntarios y luchan por ayudar a otros no lo hacen por sentirse héroes, ni salvadores de nadie. Simplemente eligen no ser cómplices de las injusticias, el dolor y el sufrimiento que existe allá fuera, deciden hacer algo para cambiar las cosas.
Probablemente pienses que todos los problemas son demasiado grandes para que tengan solución y que no vale la pena que lo intentes. Pero si todos pensáramos así, ¿dónde estaría la humanidad ahora? La gente que ha sido lo suficientemente loca para creer que podía cambiar al mundo, han sido quienes verdaderamente lo han hecho.
Que no nos pase que por pensar que podemos hacer poco, acabemos por no hacer nada. Si cada uno de nosotros se comprometiera con una causa y pusiera su granito de arena para ayudar, se podrían lograr grandes cosas.
El Club Rotaract Intec, conformado por estudiantes y egresados de la universidad, que tiene como objetivos y tareas el Servicio Comunitario, el Desarrollo Personal y Profesional y la Compresión Internacional. Desde su conformación en el 2009, realizan anualmente numerosas actividades de reforestación, donación de ropa, alimentos, charlas de medio ambiente, sexualidad, recreación en hogares de niños y asilos, entre otras.
Contacto:
Clubrotaract.intec@gmail.com
Twitter: @rotaractintec
Facebook: Club Rotaract Universidad Intec
Otra excelente alternativa, es formar parte del equipo de voluntarios de TECHO, organización presente en Latinoamérica y el Caribe, que busca superar la situación de pobreza en la que viven de personas en los asentamientos precarios, a través de la formación y la acción conjunta entre sus pobladores y jóvenes voluntarios, promoviendo el desarrollo comunitario, denunciando la situación en la que viven las comunidades más excluidas e incidiendo junto a otros en política.
Puedes participar inscribiéndote en su página web: http://www.techo.org/paises/republicadominicana
O buscarlos en Facebook (Techo-República Dominicana) para enterarte de todas sus iniciativas, actividades y campañas.
También puedes contactar a la red Sirve Quisqueya, que agrupa a varias agencias que trabajan para crear oportunidades de acción cívica solidaria para jóvenes dominicanos, como Amigos siempre amigos, Cruz Roja Dominicana, Pastoral Juvenil, Asociación Cristiana de Jóvenes, Club Juvenil UNESCO, Partners of the Americas, Plan RD, Voluntarios de las Naciones Unidas, entre otras.
Involúcrense con cualquier causa que les apasione, no se limiten a reclamar por las injusticias, hagan algo por reducirlas. No podemos seguir siendo indiferentes a los problemas y la inquietante realidad de tanta gente que nos rodea. De nada vale ser buenos y tener un corazón generoso, si no ponemos esa generosidad y todo ese amor en servicio de a quienes más les hace falta.
Los problemas no se van a solucionar solos. Si queremos ver que las cosas cambien, todos debemos colaborar ¿Qué esperas para empezar?