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Tag: Transporte público

El desafío de la competitividad en el sector del transporte dominicano: un monopolio sindical

Estos gremios, lejos de promover un servicio eficiente, imponen barreras que obstaculizan el desarrollo y perjudican a los consumidores. En este artículo, exploramos cómo los sindicatos han transformado su rol original, los problemas que causan en diferentes áreas del transporte y las posibles soluciones para fomentar una competencia libre y justa

Jenifer Arias, estudiante de Economía del INTEC | Fuente de la imagen: Listín Diario 

SANTO DOMINGO. – Los sindicatos surgieron con el propósito de proteger los intereses de los trabajadores. Pero, en la actualidad, en el sector del transporte, los sindicados se han convertido en los principales obstáculos para su innovación y competitividad. Estos gremios han establecido barreras cuasi-monopólicas, impidiendo que otras empresas compitan en igualdad de condiciones. En lugar de defender a los trabajadores, los sindicatos ahora benefician a unos pocos líderes que controlan el mercado y obtienen cuantiosas ganancias personales.

La liberalización del mercado y el fomento de la competencia no solo beneficiarían a los consumidores y empresarios, sino que también atraerían inversiones y mejorarían la imagen del país en el ámbito internacional. La sociedad dominicana merece un sistema de transporte eficiente, seguro y competitivo que responda a las necesidades de todos sus ciudadanos.

Un sistema monopólico y su impacto en la sociedad

El cuasi-monopolio sindical no solo afecta a la economía y la competitividad del país, sino que también pone en riesgo la seguridad de los usuarios y reduce la confianza de los inversionistas en el mercado dominicano. La falta de competencia y las prácticas desleales elevan los costos para los consumidores y restringen las opciones disponibles.

De hecho, la llegada de Uber en 2015, que marcó un hito en el sector del transporte dominicano, no fue bien recibida por los sindicatos de taxistas, quienes respondieron con violencia y prácticas desleales para mantener su control del mercado. Incidentes de agresión hacia conductores de Uber en zonas turísticas como Punta Cana son testimonio de la resistencia de los gremios a cualquier cambio que amenace su monopolio.

El transporte de pasajeros también sufre bajo el control sindical. Los carros “concho” y autobuses, en su mayoría en malas condiciones, contribuyen a los atascos y violaciones de las leyes de tránsito, muchas veces sin repercusiones. Los conductores deben pagar sumas elevadas a los sindicatos por el derecho a operar en rutas específicas, lo que encarece el servicio y mantiene la calidad en niveles deplorables.

Ante esta problemática, el sector de transporte de carga pesada también enfrenta serias dificultades debido al control ejercido por los sindicatos. Con tarifas elevadas y camiones anticuados, el costo del transporte es exorbitante, lo que afecta la competitividad del país en la región.

Fenatrado, el sindicato dominante, controla el 95% del transporte de carga, impidiendo la entrada de nuevas empresas y manteniendo precios altos.

El papel del gobierno: iniciativas y propuestas

El gobierno ha diversificado el sector transporte con la creación de líneas de metro, teleférico, corredores de autobuses y la expansión de la flotilla de autobuses de la OMSA. Sin embargo, estas iniciativas han enfrentado resistencia de los sindicatos, que ven en estas medidas una amenaza a su control. La implementación de corredores de autobuses ha sido limitada por ataques y vandalismo orquestado por los gremios.

Para resolver estos problemas, es crucial que el gobierno implemente reformas que promuevan la libre competencia y eliminen los privilegios de los sindicatos. La conversión de estos gremios en empresas reguladas por el mercado podría abrir el sector a nuevas inversiones y mejorar la calidad del servicio.

El camino hacia un sector del transporte libre y competitivo en República Dominicana está lleno de desafíos. Sin embargo, con determinación y las reformas adecuadas, es posible superar las barreras impuestas por los sindicatos y construir un futuro donde la innovación y la eficiencia sean la norma.

La luz al final del túnel está al alcance, y es responsabilidad de todos trabajar juntos para alcanzarla.

Trabajo realizado para el concurso de Ensayo “Escribiendo X La Competencia” de ProCompetencia

Un viaje urbano hacia el contagio

Una investigación académica realizada por una estudiante de Comunicación Social y Medios Digitales encontró que los choferes del transporte público incumplen las medidas sanitarias ante el covid-19 y uno falleció en Santo Domingo Este

 Por: Yomairy Romero/ Estudiante de Comunicación Social y Medios Digitales

“Murió uno hoy”, aseguró el hombre de piel morena, sudoroso, montado en su vehículo. La mascarilla no permitía que su verdadera expresión se notara. Los pasajeros comenzaron a llegar y él debía seguir la ruta, por lo que continuó rápidamente: “Sí, trabajando como chofer”.

En una ciudad en la que diariamente 2.5 millones de personas hacen uso del transporte público, según cálculos del Observatorio de Políticas Sociales y Desarrollo en 2017, manejar la propagación de un virus altamente contagioso no es fácil.

En los meses transcurridos desde el primer estado de emergencia, mucho ha cambiado en la dinámica de la movilidad urbana al disponerse medidas de prevención para mitigar los daños en el transporte público, incluyendo reducción de pasajeros por viaje y desinfección constante, que no siempre se cumplen.

En una investigación académica realizada durante tres meses para el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC), un sondeo entre 30 usuarios y 30 choferes de la ruta Sabana Larga-Los Mina en Santo Domingo Este, arrojó que el 60 % de los conductores no respeta las medidas impuestas para evitar la propagación del COVID-19, tres ya se han infectado y uno de estos falleció al agravarse su cuadro clínico.

“Me cuidé todo lo que pude, pero el trabajo en medio de la pandemia hizo que me contagiara, estoy seguro”, comentó uno de ellos. 15 de los choferes entrevistados tienen más de 50 años, edad que los hace parte del grupo etario vulnerable al contagio.

José Eugenio Medina, encargado del control de la ruta investigada, aseguró que ha sido difícil trabajar en estos meses en estado de emergencia y que es consciente de que solo algunos de los choferes cumplen las medidas a cabalidad.

Los tres picos del peligro

 Como parte de las medidas sanitarias de prevención del COVID-19, el Ministerio de Salud Pública dispuso el uso obligatorio de mascarillas de todos los que estén en vehículos del transporte público y la limpieza frecuente del volante del vehículo. Además, que los conductores tengan gel antibacterial en sus unidades, las cuales deberán ser limpiadas y desinfectadas cada vez que culmine un viaje.

Sin embargo, para esta investigación y con el fin de documentar el comportamiento de los choferes, se observó durante horas la recolección de pasajeros en varias paradas y se hicieron viajes al azar. Así se verificó que ninguno de los choferes de la muestra tenía gel antibacterial y tampoco se tomaban el tiempo para desinfectar a los usuarios ni al vehículo.

El problema principal denunciado por los pasajeros es que los choferes hacen caso omiso a las autoridades al montar cinco o más personas por viaje en vehículos tipo sedán, seguido por el no uso de mascarilla o tenerla bajada hasta el cuello e irrespetar el distanciamiento físico. En adición, el 27 % de los pasajeros entrevistados cree que se contagió de COVID-19 por el uso diario de este medio de transporte.

Algunos han optado por dejar de usar el sistema, como Sheily Martínez, quien es ahora una exusuaria de los carros de “concho”, luego de observar la cantidad de pasajeros que se montan en un mismo vehículo (más de lo permitido). A continuación narra sus experiencias en estas circunstancias:

 

Más de la mitad de los 30 usuarios que colaboraron con esta investigación dijeron sentirse inseguros, pero aún así hacen uso del transporte público por obligación para dirigirse a sus trabajos y regresar a sus casas. De igual forma, el 50 % de estos opinó que los choferes no toman las medidas de prevención, mientras que el 27 % entiende que solo algunos, tomando en cuenta que, según datos suministrados por el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant), solo en la provincia Santo Domingo hay 19,629 choferes de transporte urbano.

El virus y sus implicaciones

Luis Harney, especialista en emergentología en el hospital Darío Contreras, indicó que el transporte público se ha categorizado como una de las vías de mayor contagio del COVID-19.

“Hay una tasa muy alta de infección debido a que si una persona no lleva mascarilla en un carro de concho, donde van apretados, su respiración tendrá contacto con la piel y las vías aéreas de otra persona indirectamente”, explicó.

Agregó también que el irrespeto al uso de las mascarillas por parte de los choferes pone en 99.99 % en riesgo a los pasajeros.

A continuación el doctor explica los riesgos de ser irresponsable con el uso de las mascarillas:

 

Acciones de las autoridades

Las entidad a cargo del trabajo de campo para hacer que las medidas preventivas se cumplan es la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett).

 

Como vocero de dicha institución, el subdirector de Comunicaciones, Derek Rubio, reconoció que ha sido un reto hacer cumplir las medidas así como el horario del toque de queda en la ciudad.

El confinamiento y los horarios de toque de queda también han impactado los ingresos económicos de los choferes. Más de la mitad de los 30 entrevistados para esta investigación confesó que su economía ha cambiado para mal desde que inició la pandemia, pues hay menos pasajeros por viaje.

Aquellos que se han infectado durante sus labores gastaron entre RD$1,000 y RD$12,000 en medicamentos.

 

A pesar de la existencia de programas de ayuda gubernamental, algunos se quejan de no recibirla. “No me dan ‘Bonogas’, no me dan ‘Pa’ mi’, nadie me da nada, y me ha cambiado la situación a peor por no recibir ayuda del Gobierno”, expresó uno de los choferes de la ruta que prefirió no identificarse.

El senador Antonio Marte, quien preside la Confederación Nacional de Organizaciones del Transporte (Conatra), pidió al Gobierno en septiembre pasado un subsidio para los choferes que les permita compensar con gas y gasoil a los autobuses y automóviles. Sin embargo, esto aún no tiene respuesta.