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Tag: Mitri Jiménez

¿Frágiles o malentendidos? La Generación Z responde

Este artículo es fue realizado por estudiantes de la asignatura “Redacción académica” que imparte la profesora Mitri Jiménez.

Se les ha llamado “generación de cristal”, pero también narcisistas, flojos, hipersensibles, intolerantes, adictos a las pantallas, sin ética laboral ni compromiso. Sin embargo, estas afirmaciones, repetidas en discursos mediáticos y empresariales, omiten la complejidad de los procesos que han moldeado a quienes crecieron en un entorno de incertidumbre y aceleración constante (Telefónica, 2024; Newsweek, 2024).

Pocas generaciones han sido tan analizadas, cuestionadas y etiquetadas como la Generación Z que abarca a quienes nacieron entre los años 1997 y 2012, en medio de crisis económicas, inestabilidad política, avances tecnológicos vertiginosos y una pandemia global. Estos jóvenes se convirtieron en el espejo donde las generaciones mayores proyectan tanto su nostalgia como su desconcierto.

Lejos de ser una generación débil o desinteresada, la Generación Z ha desarrollado una forma distinta de fortaleza. Lo que muchos interpretan como “baja tolerancia” o “falta de resistencia” es, en realidad, un cambio cultural: la negativa a normalizar el sufrimiento como parte natural del éxito. Pedir respeto, reconocer límites y priorizar la salud mental no son signos de debilidad, sino de madurez emocional. De hecho, esta generación ha logrado instalar temas antes marginales como la ansiedad, el burnout o el autocuidado en el centro del debate público, impulsando una transformación profunda de lo que se entiende por bienestar (The Brain Mixers, 2024; Psicoactiva, 2024).

Otro de los estigmas más difundidos es el de la apatía o la pereza. Se les acusa de no querer trabajar, de no soportar la presión y de exigir demasiado sin ofrecer compromiso. Pero los datos desmienten estas presuntas acusaciones. Las investigaciones revelan que lo que buscan no es menor esfuerzo, sino coherencia entre valores personales y entornos laborales, condiciones dignas y un propósito más allá del salario (Fundación Exit, 2025; McKinsey, 2025). En lugar de sumarse a dinámicas alienantes, la Generación Z demanda equilibrio en la vida–trabajo, liderazgo empático y espacios donde su voz sea escuchada. Su crítica no nace de la flojera, sino de una conciencia aguda sobre los costos emocionales y sociales de los modelos tradicionales de productividad.

Un ejemplo emblemático de la activación social y militancia de la Generación Z es Greta Thunberg. Esta joven activista sueca, nacida en 2003, fundó el movimiento “Fridays for Future”, que consiste en huelgas escolares para exigir acciones efectivas frente al cambio climático. Greta personifica muchos valores de la Generación Z: compromiso con causas globales, uso de las redes sociales para movilización masiva y exigencia de responsabilidad a líderes y gobiernos. Su impacto ha demostrado que esta generación no es apática, sino que está profundamente involucrada en provocar cambios estructurales para un futuro sostenible, combinando emoción, ética y acción directa.

También se les suele acusar de narcisismo por su exposición constante en redes sociales y la búsqueda de validación digital. Sin embargo, esa interpretación simplifica la función de las plataformas en su desarrollo. Las redes no solo son vitrinas, sino también espacios de construcción identitaria, expresión creativa y movilización colectiva. A través de ellas, esta generación ha impulsado debates globales sobre inclusión, derechos humanos y justicia climática. Movimientos como Fridays for Future o March for Our Lives no habrían alcanzado impacto mundial sin el poder de la conectividad. En ese sentido, lo que algunos adultos juzgan como superficialidad, en realidad, refleja una nueva forma de participación social que combina emoción, estética y propósito (BBC Mundo, 2024; United Way NCA, 2025).

Otro reproche frecuente señala su supuesta intolerancia ante la diferencia o su tendencia a “cancelar” lo que consideran ofensivo. Pero esa conducta, vista desde otra perspectiva, evidencia un sentido ético más agudo frente a las injusticias históricas y una búsqueda de coherencia discursiva en figuras públicas y organizaciones. No se trata de censura caprichosa, sino de una respuesta cultural a décadas de exclusión y abuso normalizado. Su sensibilidad ante temas de género, raza o salud mental no es debilidad moral, sino evolución de la conciencia colectiva hacia una sociedad más justa (Flores Thomas, 2025; Trendencias, 2025).

Su estrecho vínculo con la tecnología ha sido objeto de críticas constantes. Se les reprocha vivir “pegados al teléfono” y comunicarse “sólo con emojis”, como si el lenguaje digital implica una pérdida de profundidad. Pero esta generación no usa la tecnología para evadir el mundo, sino para intervenir de otra manera: aprende en línea, crea comunidades globales, genera contenido educativo y utiliza los algoritmos como herramientas de expresión y resistencia. La llamada “adicción digital” debe leerse más bien como un reflejo del entorno socio-tecnológico en el que crecieron, y no como una elección aislada o irresponsable (Walton Family Foundation, 2025; Infobae México, 2025).

Generación Z en República Dominicana: datos, significados y desafíos

En el contexto dominicano, la Generación Z presenta características similares a las observadas a nivel mundial, pero con particularidades influenciadas por las condiciones locales. Una encuesta llevada a cabo por estudiantes del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) a 102 jóvenes dentro del rango de edad de esta generación permitió identificar sus hábitos, valores y aspiraciones, así como profundizar en su vínculo con la tecnología y ciertas conductas representativas de este grupo generacional.

En primer lugar, los resultados evidencian una utilización eficaz de la tecnología. Un 64.7 % afirma adaptarse sin problema al uso de herramientas digitales, y un 58.4 % descarga nuevas aplicaciones para probarlas rápidamente. Además, el 39.6 % dedica su tiempo libre a explorar apps o videojuegos, lo que confirma una familiaridad activa con los entornos digitales. Este comportamiento coincide con la idea de que la tecnología, más que un escape, es una herramienta para aprender, comunicarse y participar. La agilidad digital de estos jóvenes representa un valioso capital en sociedades donde la innovación y la alfabetización tecnológica son requisitos del futuro (Telefónica, 2024; United Way NCA, 2025).

En cuanto al manejo emocional, los datos de la encuesta desmienten la idea de una generación incapaz de lidiar con la presión. Cuando un amigo atraviesa un mal momento, el 61.4 % recurre al humor o a los mensajes afectivos para animarlo, y otro 25.7 % lo escucha con empatía, demostrando estrategias de acompañamiento emocional y sentido de comunidad. Lejos de la frialdad o el egocentrismo que a menudo se les atribuye, los jóvenes dominicanos muestran una notable inteligencia emocional colectiva, en línea con la tendencia internacional que redefine la fortaleza como cuidado mutuo (Psicoactiva, 2024; Pacific Oaks, 2025).

Los valores relacionales también se alinean con esa sensibilidad. El 49 % dice notar primero el respeto en los demás, y casi la mitad valora que sus compañeros de trabajo o estudio sepan escuchar. Este énfasis en la empatía y la colaboración contradice el mito de una juventud individualista o incapaz de convivir. En realidad, su concepto de éxito incluye el bienestar emocional del grupo, no solo el logro personal.

El manejo de conflictos y la resiliencia también son aspectos a reconocer. El 44 % afirma manejar los errores con humor, mientras que un 25 % los explica abiertamente. Esta reacción muestra una capacidad de adaptación saludable: transformar la incomodidad en aprendizaje, sin dramatismo ni negación.

Por otra parte, los intereses laborales revelan una clara ruptura con la mentalidad tradicional. El 35.3 % prioriza el equilibrio de vida y trabajo, el 29.4 % la estabilidad económica y otro 29.4 % el buen ambiente laboral. Estas prioridades confirman que los jóvenes no huyen del trabajo, sino que lo redefinen, aspiran a entornos que reconozcan su humanidad y les permitan crecer sin sacrificar salud ni dignidad (Fundación Exit, 2025; Newsweek, 2024).

Las percepciones intergeneracionales reflejan un punto crucial. Muchos jóvenes reportan sentirse incomprendidos por adultos que descalifican su énfasis en el bienestar o que interpretan el autocuidado como debilidad. Sin embargo, los resultados de la encuesta muestran que cuando reciben orientación respetuosa y criterios claros, su nivel de colaboración aumenta, y las tensiones disminuyen (Colmena INTEC, 2025). En otras palabras, la llamada “brecha generacional” no se debe a falta de valores, sino a diferencias en las formas de comunicación y en la lectura de los tiempos.

La Generación Z no es frágil, floja ni narcisista. Es una generación que aprendió a sobrevivir al exceso, a procesar la saturación informativa, a cuidar su salud mental y a defender causas globales con herramientas nuevas. Sus críticas hacia los sistemas tradicionales no nacen de la queja, sino del deseo de construir realidades más sostenibles, humanas y justas.

En República Dominicana, los resultados de la encuesta confirman que estos jóvenes son parte activa de ese cambio: tecnológicos, empáticos, resilientes y con un profundo sentido ético. Su forma de entender el trabajo, las relaciones y la vida no anuncia decadencia, sino evolución. Escuchar sus demandas no significa ceder ante la comodidad, sino reconocer que el futuro exige nuevas formas de fortaleza, más inteligentes y más humanas.

Esta sistematización y análisis de los resultados de campo permite reconocer un patrón, las críticas sobre fragilidad, mediocridad o falta de compromiso se sostienen más en estereotipos que en datos verificables. Los hallazgos de encuestas y entrevistas, tanto en el ámbito local como internacional, muestran a jóvenes que enfrentan presiones estructurales con estrategias de resiliencia, creatividad y adaptación. Y lejos de confirmar las acusaciones, los datos refutan la visión de una generación débil y pasiva, revelando más bien un colectivo diverso y dinámico que redefine las nociones de éxito, y compromiso en el siglo XXI.

Sustentantes (Estudiantes del INTEC):

Elian Castillo Canahuate

Sebastián Alfonso Chu Moya

Edward José De Jesús Cepeda

Allan Omar Feliz Olivero

Nahim Stalin German Núñez

Brian Oscar Goico De Los Santos

Mario Emilio Hernández Ramírez

Rahian Rafael Marte Rosa

Samuel Morillo Castillo

Alam Eduardo Peralta González

Laila Elizabeth Sánchez Medina

Yeilin Esmeralda Segura Moya

Isamar Vinas Montero

Referencias
Telefónica (2024); Fundación Exit (2025); The Brain Mixers (2024); Psicoactiva (2024); Pacific Oaks (2025); BBC Mundo (2024); Newsweek (2024); Walton Family Foundation (2025); United Way NCA (2025); Flores Thomas (2025); Trendencias (2025); McKinsey (2025); Colmena INTEC (2025); Infobae México (2025).

La masculinidad positiva ha llegado para quedarse

Este artículo fue escrito por estudiantes de diversas carreras del Instituto Tecnológico de Santo Domingo que cursaron la asignatura Redacción del ciclo general. 

“¡E’ fácil criar muchacho ajeno!”, así dice Nelson Guerrero en un episodio de “Los ConPadres”, un podcast que surge de la complejidad para abordar los desafíos de la paternidad y ofrecer apoyo a padres de la actualidad. La transmisión de esta sesión se realizó́ recientemente en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC), como parte de “Pin-Pun: Igualando la Colmena”, una campaña coordinada por la Vicerrectoría de Administración y Finanzas que busca promover el concepto de igualdad y equidad.

Entre risas y bromas, con la presencia de docentes y estudiantes de La Colmena, Nelson Guerrero confiesa que la paternidad es un reto, ya que esta no viene con un manual instructivo. Su afirmación es corroborada por su compañero de programa Enrique Quailey y su invitado Wellington Arnaud, director ejecutivo del Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados (INAPA).

En este evento, los tres abordan temas fundamentales sobre lo que es ser un papá en la actualidad. De igual modo, enfatizan en la importancia de tener una masculinidad positiva. Hablando desde su propia experiencia, tanto Enrique, Nelson y Wellington, coinciden en que tener una presencia activa con sus hijos es muy importante para fortalecer una buena relación con ellos y promover este modelo de masculinidad.

Wellington menciona que el reflejo de los padres son sus hijos, por eso es importante el cómo los progenitores se muestran frente a su familia, teniendo una mentalidad positiva y manteniéndose siempre atentos y tolerantes hacia los suyos. Este último mensaje conmovedor motivó a que los estudiantes de Redacción no solo estén interesados, sino que también se cuestionen e investiguen algunas curiosidades que llevaron a redactar la presente reflexión.

Masculinidad positiva

En este capítulo de “Los ConPadres” se habla sobre la masculinidad positiva, una perspectiva en la que el hombre rompe con estereotipos caracterizados por ciclos de violencia y egoísmo, comunes en generaciones anteriores. Si se comparan todas las maneras de percibir la masculinidad a lo largo de la historia, se pueden notar amplias diferencias.

Durante la Edad Antigua, Media, Moderna y Contemporánea, hasta el siglo XX, los modelos tradicionales de masculinidad se centraban en funciones estrictas para el hombre, tales como: ser físicamente fuerte, emocionalmente “duro” y erigirse como el proveedor de la casa. La vulnerabilidad o la participación activa en tareas de cuidado eran conductas menos aceptadas socialmente, consideradas incompatibles con la idea de “ser hombre”. Estos valores fueron impulsados por estructuras patriarcales y se vinculan con el liderazgo autoritario.

A partir de la segunda década del siglo XXI empezó́ a hacerse popular en redes sociales como Twitter/X el término “masculinidad positiva” por parte del colectivo feminista. Este se refiere a una masculinidad que busca cuestionar y redefinir estos roles promoviendo lo siguiente: participar activamente en el cuidado de los hijos, valorar la capacidad de reconocer y expresar emociones, rechazo a comportamientos machistas y a la violencia de género.

¿De dónde salen estos cambios en la percepción de la masculinidad?

La diversificación entre los conceptos de masculinidad se debe a múltiples acontecimientos sociales transcurridos a mediados del siglo XX e inicios del siglo XXI, como el surgimiento de movimientos feministas a favor de los derechos humanos que planteó el inicio de un cambio en la equidad. Por otro lado, los movimientos a favor de los derechos humanos abogan para qye minorías oprimidas sean aceptadas y porque grupos como los LGTB no fueran vulnerados.

No obstante, el internet fue el factor principal al propagar modelos positivos y desafiar estereotipos vinculados a la masculinidad frágil. Esto ha promovido una perspectiva más receptiva y sana que incluye los derechos de todos, logrando una evolución en contra de los patrones convencionales.

Una vez mi hijo me preguntó: “¿Cómo llegué al mundo?”

“Tu saliste primero de mí y luego llegaste a tu mamá. Una vez, el niño dijo eso delante de la familia y me dijeron que le bajara algo”, dice Nelson, quien fruto de esta conversación llegó a la conclusión de que es importante conversar con sus hijos sobre temas sexuales a una edad adecuada.

Durante el siglo XX, hablar sobre sexualidad era un tabú́, incluso llegando a castigar a hijos e hijas por mencionarlo. En la actualidad, los padres están más abiertos a tratarlo de forma integral, abarcando emociones, consentimiento y derechos. La educación sexual ha evolucionado desde enfocarse únicamente en la reproducción hasta incluir temas como diversidad, prevención de enfermedades y derechos sexuales, adaptándose a los avances científicos y a una mayor apertura social. Instándolos a protegerse de la forma apropiada.

Una dificultad que puede competir con estos diálogos es la edad en la que se debería abordar esto. Exponer a las mentes curiosas de los jóvenes a una edad temprana y/o inadecuada puede ser perjudicial para su desarrollo, por lo tanto, es muy importante hacerlo correctamente.

Una edad recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) es empezar alrededor de los cinco años con el conocimiento de su cuerpo, el consentimiento y cómo manejarse en situaciones de abuso. La ESI (Educacion Sexual Integral) busca adentrarse en los temas relacionados al sexo en edades más avanzadas durante la pubertad y adolescencia.

Papel de la masculinidad positiva en la paternidad

Este progreso en la masculinidad ha transformado la paternidad y la dinámica familiar. La paternidad en la generación “Boomer” se limitaba a imponer de manera autoritaria, mientras que ahora, producto de los cambios de mentalidad, surgen los Millennials y la generación Z, quienes se esfuerzan por escuchar, comprender y construir confianza.

Según Wellington Arnaud: la confianza es el núcleo de la familia; si se rompe, todo se desmorona. En sus palabras, un padre que maneja sus emociones no solo construye confianza, sino también seguridad emocional para sus hijos, dándole así herramientas que lo acompañarán toda la vida y demostrando, a través del ejemplo, que los padres pueden ser los principales agentes de cambio en el hogar.

Otro aspecto tratado durante esta conversación es la comunicación. Para Wellington: “Sin la comunicación, la cosa no funciona”. En ese sentido, es bueno desconectarse del mundo para brindarle atención a la familia y a las curiosidades de los hijos, siendo esto muy importante para crear vínculos con ellos. Hay que ser sinceros con los hijos, pero siempre hablando con prudencia y respeto.

Estas herramientas tan esenciales serán la clave de los hijos a la hora de relacionarse en la sociedad, una visión que creará un respeto mutuo generacional, logrando un “Pin-Pun” ideal. Así lo considera Enrique Quailey al decir: “Todos estos cambios significativos se deben gracias a una paternidad positiva que sana”.

 


Autores

Carlos David Binett Cid

Victor Welvy Carrión de Jesús

Jorge Andrés Frías Simo

Leanny García Lora

José Harlem Palín Montilla

Juan Diego Sánchez Pérez

Paola Marie Then Ortiz

Carlos Yoan Valdespina Martínez

Docente:

Mitri Jiménez, periodista y escritora.