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Tag: Marianny Matos

Infecciones resistentes a los antibióticos podría causar hasta 10 millones de muertes anuales a nivel mundial en 2050

Marianny Matos Hidalgo, Presidente CEMED 23-24

En el panorama de la medicina contemporánea, la resistencia a los antibióticos emerge como una preocupación urgente y creciente. Este fenómeno, que ha evolucionado rápidamente debido al uso excesivo e inapropiado de antibióticos, representa una amenaza global para la salud pública. Es importante concientizar a las comunidades para una toma de medicamentos de manera prudente.

SANTO DOMINGO. – La resistencia a los antibióticos se desarrolla cuando las bacterias, expuestas repetidamente a estos medicamentos, evolucionan para sobrevivir y proliferar incluso en presencia de tratamientos farmacológicos. Esta resistencia puede transmitirse entre bacterias y es exacerbada por prácticas como la automedicación, el uso inadecuado en la medicina veterinaria y la agricultura intensiva.

El impacto de la resistencia antimicrobiana es significativo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que para el año 2050, las infecciones resistentes a los antibióticos podrían causar hasta 10 millones de muertes anuales a nivel mundial si no se toman medidas efectivas. Esta crisis no solo compromete tratamientos médicos básicos, sino que también aumenta los costos de atención médica y prolonga las estadías hospitalarias.

Las infecciones por bacterias resistentes son más difíciles de tratar, requieren medicamentos más costosos y generan estancias hospitalarias prolongadas. Este problema amenaza con revertir décadas de avances médicos. Procedimientos de rutina como cirugías, tratamientos contra el cáncer o trasplantes de órganos se vuelven más peligrosos sin antibióticos efectivos para prevenir y tratar infecciones.

Acciones necesarias y urgentes

La principal causa de la resistencia es el mal uso de los antibióticos. En muchas ocasiones, se prescriben para infecciones virales, como el resfriado común o la gripe, en las que no tienen ningún efecto, o se utilizan incorrectamente en tratamientos incompletos, lo que permite que las bacterias más resistentes sobrevivan y se multipliquen. Además, el uso indiscriminado de antibióticos en la producción animal, para prevenir enfermedades en condiciones de hacinamiento y no solo para tratar infecciones, ha acelerado la emergencia de bacterias resistentes.

Para abordar este desafío, se requiere una acción concertada a nivel global. Las estrategias clave incluyen la promoción de la vigilancia de resistencia antimicrobiana, la educación sobre el uso adecuado de antibióticos tanto en la práctica médica como en la agricultura, y el desarrollo de nuevos antibióticos y alternativas terapéuticas. Además, es crucial fomentar la conciencia pública sobre la importancia de preservar la efectividad de estos medicamentos vitales.

Estrategias de prevención

Para combatir la resistencia a los antibióticos y prevenir su avance, es fundamental adoptar un enfoque multidimensional que abarque diversos niveles del sistema de salud y la sociedad en general. 

En primer lugar, uno de los pilares clave es el uso racional de antibióticos, tanto en la medicina humana como en la veterinaria. Los profesionales de la salud deben ser más estrictos en la prescripción de estos medicamentos, asegurándose de que solo se utilicen cuando realmente son necesarios y siempre de acuerdo con los protocolos adecuados. 

La educación de los pacientes juega un papel crucial en este aspecto, ya que es importante que comprendan la importancia de seguir los tratamientos hasta el final, incluso si los síntomas mejoran antes. El incumplimiento de los tratamientos genera resistencia porque las bacterias más débiles mueren primero, pero las más fuertes sobreviven y se multiplican.

Otro aspecto importante es la implementación de programas educativos amplios que sensibilicen a la población sobre el problema de la resistencia. Es necesario concienciar no solo a los pacientes, sino también a los médicos y farmacéuticos, acerca de las repercusiones del mal uso de los antibióticos. 

El acceso a pruebas diagnósticas rápidas también es vital para que los profesionales de la salud puedan identificar rápidamente si una infección es de origen bacteriano o viral, evitando así el uso innecesario de antibióticos en casos en los que no son efectivos, como ocurre con los virus.

En el ámbito hospitalario, mejorar las medidas de control de infecciones es otra estrategia esencial. Los hospitales deben adoptar protocolos estrictos de higiene, como el lavado frecuente de manos y la desinfección adecuada de superficies y equipos médicos, para evitar la propagación de bacterias resistentes. La reducción de infecciones en estos entornos implica menos necesidad de tratamientos antibióticos, lo que a su vez reduce la presión evolutiva sobre las bacterias para desarrollar resistencia.

El desarrollo de nuevos antibióticos y alternativas terapéuticas es un área en la que también se debe invertir. Sin embargo, dado que la investigación en este campo ha sido limitada en los últimos años, los gobiernos y organismos internacionales deben desempeñar un papel activo para incentivar a la industria farmacéutica. Esto puede lograrse mediante subsidios, apoyo a la investigación y mecanismos que hagan financieramente viable la creación de nuevos fármacos. 

Al mismo tiempo, es crucial promover investigaciones en tratamientos alternativos, como las bacteriófagos (virus que atacan bacterias), terapias basadas en el microbioma, y la exploración de vacunas que prevengan infecciones bacterianas.

La resistencia a los antibióticos no es solo un desafío científico y médico, sino también un problema ético y económico que requiere la colaboración de gobiernos, industrias farmacéuticas, profesionales de la salud y la sociedad en general. Solo mediante esfuerzos coordinados y sostenidos podremos enfrentar esta crisis y asegurar que las generaciones futuras puedan beneficiarse de tratamientos médicos efectivos y seguros.