La Guerra de Abril: Un Punto de Inflexión en la Historia Democrática Dominicana
Escrito por Leandro Silverio, egresado de la Licenciatura en Ciencias Sociales orientada a la Educación Secundaria
¿Recuerdas cuando en la escuela te hablaron de la Independencia Nacional en 1844, o de la Guerra de Restauración en 1865? O quizás habrás escuchado de sucesos más recientes como la Guerra de Abril, acontecida cien años más tarde, o las protestas en la Plaza de la Bandera hace tan solo cuatro años. ¿Sabes que tienen en común todos estos sucesos? Fueron luchas populares en favor de la patria, la soberanía y la democracia. En conmemoración del 24 de Abril, les expongo un poco sobre la Guerra de Abril y su impacto en la democracia de nuestra nación.
El origen de este suceso histórico precisa remontarnos a las elecciones del 1962, en las que Juan Bosch fue electo presidente constitucional por parte del Partido Revolucionario Dominicano, tomando posesión el 27 de febrero del año siguiente. Con su mandato vino una reforma constitucional que trajo consigo políticas de carácter progresista como la libertad de creencias y de asociación, la disolución del matrimonio por divorcio, una reforma agraria que contemplaba la repartición de tierras a los campesinos y la prohibición del latifundio, el derecho a la huelga y la prohibición de la censura de prensa.
Estas políticas, que se asemejaban más a sistemas europeos que a los latinoamericanos de la época, generaron enemistad con grupos poderosos de la sociedad, como los empresarios y la iglesia. El descontento de estos grupos sociales culminó en el movimiento de fuerzas armadas que realizaron un golpe de Estado el 23 de septiembre del 1963, marcando el fin del gobierno de Bosch tan solo siete meses después de su comienzo. Fue entonces instalado un gobierno de facto conocido como el Triunvirato.
Aunque efímero, fue tal el impacto del gobierno de Bosch y sus políticas a favor de la gente común, que su derrocamiento causó un descontento generalizado de la población, pero no solo se trataba de esto. Bosch fue elegido por el pueblo y su gobierno era legítimo. El golpe de Estado representaba una violación de la Constitución, y un ataque a la democracia.
Por otro lado, el autoritario y corrupto Triunvirato había fracasado en su misión por mantener la estabilidad política hasta que se celebraran elecciones nuevamente. Desde el 24 de abril del 1965, grupos militares, asociaciones, sindicatos, y hombres y mujeres del pueblo se organizaron en grupos llamados comandos y se levantaron en armas exigiendo la vuelta a la Constitución del 63 y el retorno de Bosch al poder sin elecciones.
Algunos líderes constitucionalistas destacados fueron Rafael Tomas Fernández y Francisco Alberto Caamaño Deñó. Apoyando el Triunvirato, tenemos otras figuras reconocidas como Elías Wessin y Wessin y Donald Reid Cabral.
Las luchas se extendieron por varias semanas, y los constitucionalistas (el pueblo) llevaban la delantera, llevando a los golpistas (Triunvirato y aliados) a buscar ayuda de los Estados Unidos, que intervinieron el país con la excusa de proteger a los ciudadanos norteamericanos y mantener el orden en la nación, pero el conocimiento histórico nos dice que Estados Unidos tenía, en realidad, otros intereses. En plena Guerra Fría, los estadounidenses estaban “evitando” la expansión del “comunismo” por otras partes del mundo. Este es un momento en el que las fuerzas constitucionalistas sufren muchas pérdidas y deserciones. Ya no era una guerra entre dominicanos y solo por la democracia, era una guerra contra la invasión extranjera, por la patria y soberanía.
A pesar de los altibajos, los grupos constitucionalistas mantenían su resistencia, extendiendo las disputas hasta el 3 de septiembre del 1965, cuando la diplomacia intervino para resolver el conflicto a través de la Organización de los Estados Americanos, que se hizo cargo de las negociaciones y de llegar acuerdo entre ambas facciones, culminando con la firma del Acta de Reconciliación, en la que se requería, entre otras cosas, la salida de los norteamericanos y el establecimiento de un gobierno provisional para celebrar elecciones en 1966, que dan inicio al polémico gobierno del doctor Joaquín Balaguer, pero eso es tema para otro día.
Desde nuestro inicio como nación en 1844 hasta la Guerra de Abril en 1965, solo tres gobiernos duraron el periodo estipulado, ¡Tres en 121 años! Sin embargo, desde la Guerra de Abril hasta hoy, hemos tenido una política estable y democrática (con sus matices, claro está).
Esta revolución, aunque tiene muchos más detalles de los que aquí pude expresar, fue un suceso que demostró la perseverancia del pueblo dominicano y su interés en mantenerse libre, respetado, con un gobierno soberano y democrático. Conmemoramos este día para celebrar a todos los hombres, mujeres y jóvenes que lucharon por la democracia, y recordar que el verdadero poder está en nuestras manos. Aprovechando que estamos a unas semanas de las elecciones presidenciales, insto a cada joven inteciano a ejercer su voto con responsabilidad, contribuyendo con una sociedad más democrática.