La Restauración y el futuro: un proceso de todos
Por: Diana Mateo/ Estudiante de Negocios Internacionales
“Espero que el Gobierno entrante cree las oportunidades y el pueblo las sepa aprovechar, para que así, en nuestro país se vea materializado el sueño de cada dominicano”, afirma la estudiante en su artículo a propósito del 157 aniversario de la Guerra Restauradora.
SANTO DOMINGO.- La Guerra Restauradora fue un hecho relevante en cuanto a las ansias de emancipación política que se mantenía fervorosa y fraguaba durante los años posteriores a la proclamación de la Independencia Nacional, en febrero de 1844.
A propósito del día de la Restauración Dominicana cabe mencionar que, cuando se habla de este importante hecho histórico, siempre se coloca la figura de Luperón como el héroe y agente reactor de la consecución de esa victoria… ahora bien, ¿han indagado sobre el proceso para ejecutarla?
Luperón fue tremendo líder y, sin quitarle sus méritos, también se debe mencionar a otros que lucharon por nuestra soberanía con gallardía. Para conocer de ellos, les recomiendo el libro “Héroes restauradores”, de Roberto Cassá.
Un gran líder lo fue José María Cabral quien, aún con poca preparación política, destacó por su coraje en la guerra de la Independencia Nacional, la Restauración y la batalla contra el gobierno de Buenaventura Báez, siendo estas últimas luchas contra la anexión para defender la soberanía e independencia dominicana.
Cabral es una figura un tanto controversial, de quien vale la pena leer. Cuando inició la guerra de Restauración en agosto del 1863, Cabral fue exiliado por el gobierno anexionista por sospechas de su participación en la misma. Cuando volvió al país en junio del 1864 le fue confiado el mando en el Sur por sus dotes de líder, donde organizó las fuerzas militares y ofreció protección a quienes no se oponían a la anexión por miedo.
Se le conoce como el héroe de la Canela. El triunfo ante el enemigo, comandado por el traidor general Eusebio Puello, sucedió en La Canela, el 4 de diciembre del 1864. Este triunfo otorgó gran mérito y respeto a Cabral frente a los generales. Luego del derrocamiento de Pimentel, obtuvo el título de protector y asumió la presidencia nacional el 4 de agosto de 1865.
Otra figura a mencionar es Gaspar Polanco. Teniendo en cuenta que vivió en una zona rural desde su nacimiento y no gozó de una educación formal, tenía el carácter que estuvo supuesto a tener: era brusco, hostil pero honrado. A pocos días de unirse a la revuelta fue nombrado como general en jefe. Polanco fue decisivo para unir bajo una misma dirección las fuerzas libertadoras del Noroeste.
Polanco, como otros muchos militares, constituyó una pieza elemental para el triunfo contra el dominio español. Su inteligencia en la guerra para mandar y tomar decisiones, su arrastre y lo radical de su accionar fueron claves para su buen desempeño como líder nacional de los “mambises”, los insurrectos.
Durante su gobierno, Polanco fue de mano dura contra los traidores, hostil en el accionar y dictador innato. Sin embargo, actuaba en democracia frente a las decisiones nacionales buscando siempre opinión de su gabinete.
Como se puede apreciar en las enseñanzas de la Restauración, es muy cierto que se necesita un líder que delegue, pero aún más cierta es la gran incidencia en el triunfo que tiene la participación activa de todos, tanto como los compañeros del líder, como el pueblo por el que luchan. Espero que el gobierno entrante cree las oportunidades y el pueblo las sepa aprovechar, para que así en nuestro país se vea materializado el sueño de cada dominicano.
Referencia: Cassá, R.(2009). Héroes restauradores.