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Emprendimiento, una alternativa a la crisis del COVID-19

Según la Real Academia de la Lengua Española la creatividad es la facultad de crear o la capacidad de creación. Cuando se usa el término creatividad en contexto de educación, formación o empleo este concepto se vuelve más complejo, debido a que existen variables en estas áreas del conocimiento (métodos, técnicas, la motivación, oportunidades, problemas, etc.)

Por: María Machado | Directora del Centro de Innovación y Emprendimiento de INTEC

La creatividad en cuanto al empleo se asocia a una de las características que tienen las personas que buscan realizar una actividad económica por cuenta propia, sea como autónomo o como empresario. Junto con otras habilidades personales y profesionales, la creatividad permite ofrecer nuevas alternativas a los problemas y cambios en la oferta y demanda que se generan constantemente los mercados.

El empresario explota negocios, oportunidades y mercados ya conocidos que le brindan cierta seguridad sobre el riesgo económico que asume y en muchos casos su principal rol en la empresa es ser capitalista de la misma delegando el mando administrativo y de sistema productivo en subordinados, estructuras y procesos, mientras el emprendedor tiene una aguda sensibilidad económica para identificar oportunidades nuevas de mercado, buscando atender al consumidor en sus deseos de nuevos productos y/o servicios como el satisfacer su realización personal y profesional, y en muchos casos cumpliendo varias tareas administrativas y de producción a la vez, dentro de la empresa. Para un emprendedor un buen negocio satisface al consumidor y también a él mismo.

Ante la pandemia del coronavirus (COVID-19) hay muchas personas que se familiarizan con el trabajo remoto por primera vez, pero ¿cómo se ve prosperar en un contexto de trabajo remoto? Creemos que la respuesta es centrarse en el liderazgo y en la gestión dentro de las organizaciones. Si bien usted puede tener experiencia en trabajo remoto, sus colegas no. Es en momentos como este que se pueden tomar malas decisiones, y surgen normas culturales que resultan ser problemáticas o incluso tóxicas.

Sin dudas, las pequeñas y medianas empresas (pymes) están entre los segmentos empresariales más afectados por la pandemia. A su vez, estas empresas tienen un papel clave en la provisión de productos y servicios esenciales para la población durante la crisis. Los principales impactos sobre las pymes tienen que ver con una reducción de la demanda (nacional e internacional) y, por ende, de sus ingresos, dificultad para acceder a insumos importados, reducción o falta de mano de obra, difícil acceso a financiamiento y procesos productivos que no están ajustados para ser operados de manera remota o automatizada.

La crisis, desde el enfoque de la economía, se define como “reducción en la tasa de crecimiento de la producción de una economía, o fase más baja de la actividad de un ciclo económico”. Una de las principales características de una crisis es la sorpresa, es decir, aparece cuando menos se la espera. Si pensamos en el impacto de la pandemia ocasionada por el Coronavirus en las pymes, la realidad no luce alentadora a simple vista.

Sin embargo, muchas de estas empresas han encontrado una gran oportunidad en implementar nuevos hábitos de trabajo, llegar a mercados inesperados, diversificar sus productos o servicios o crear nuevos canales de comunicación con sus clientes, para adaptarse a las nuevas reglas del juego y sobrevivir, si se quiere, con éxito. Quienes no lo vean de esta manera, seguramente desaparecerán. La parálisis ante la sorpresa que representa la pandemia puede ser una enemiga muy peligrosa para cualquier emprendimiento.

El coronavirus es un gran desafío no solo en lo personal, representa una crisis de salud de grandes proporciones que ha golpeado el orden económico global. Según el psicólogo David McClelland, uno de los comportamientos del emprendedor es la búsqueda de oportunidades e iniciativa. Donde otras personas ven problemas, los emprendedores ven oportunidades y toman la iniciativa para convertir esas oportunidades en negocios ventajosos.

Da igual según las circunstancias, el objetivo es tomar la delantera. Rescatando esto, el emprendedor de hoy día deben olvidar el concepto de “trabajo duro” y en su lugar, cambiarlo por el planteamiento y la consecución de objetivos específicos confiando en su equipo y siendo resiliente. Seguramente, por las características del coronavirus, el mayor reto a afrontar lo supone el impacto en la forma como los seres humanos se relacionan, por o, que el emprendedor debe adoptar la digitalización de sus procesos como parte de su rutina, aprovechando la gran variedad de herramientas digitales que existen y que emergerán a corto plazo. Por otro lado, el liderazgo y las habilidades de comunicación y seguimiento de procesos internos y externos, serán grandes aliados de los emprendedores exitosos.

Para finalizar, algunos consejos que pueden resultar útiles en estos momentos son:

  • • Tomar muy en serio el teletrabajo.
  • • Separar las actividades personales de las empresariales.
  • • Establecer horarios estrictos.
  • • Generar un espacio adecuado para trabajar y atender clientes de manera virtual.
  • • Establecer objetivos y mantener en orden las finanzas de la empresa.

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