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¿Somos capaces de reconocernos a nosotros mismos?

Colaborador
24 July, 2019

Por: Paul Guerra Rosado/ estudiante de Medicina

Vivir con VIH (+) no es algo que deba llevarnos a la exclusión y a la discriminación … Es sólo una realidad que puede ser tu realidad.

SANTO DOMINGO.- Crecemos con un número indefinido de expectativas sobre lo que es la vida, sobre lo que será el mundo y del cómo será marcada nuestra propia historia. Como humanos sentimos un gran temor a lo desconocido, nos aterra que todo sea diferente, pero necesitamos que al menos algo cambie. El Rally VIHDA realizado en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo fue el encuentro, desde mi perspectiva, con nuestro propio yo.

El dolor no es agradable, el sufrimiento tampoco lo es. Y, creo que tras esta experiencia  he aprendido que el reconocer la realidad del mundo tampoco lo es. Pero al igual que lo primero, todo es necesario, porque todo tiene una enseñanza que nos marca.

Nunca había tenido la oportunidad de compartir con una persona VIH (+). Nunca había tenido la oportunidad de compartir con la ESPERANZA, tan real y verdadera como la cuentan las grandes historias. Y fue algo maravilloso.

Cuando ingresé a la última estación del Rally, aquella en la que se nos pidió guardar silencio y calmarnos un poco, debido a la gran exaltación producto de la euforia, nunca imaginé experimentar la sensación de sentir que yo era cada mirada. Uno de los organizadores de la actividad nos pidió seleccionar una de cuatro personas que nos rodeaban, ubicadas dentro de los cubículos que utilizamos para estudiar en nuestras horas libres. El criterio de selección que debíamos aplicar era: ¿cuál persona consideraba yo, era VIH (+)?

Una de mis compañeras, Gabriela Mateo, inmediatamente se indignó profundamente y lo expresó en seguida. El motivo de su frustración era el simple hecho de que el VIH no poseía rostro. Pero dentro de mí en ese momento se formó una tempestad muy grande, porque miré a cada una de esas personas y en ellas pude verme a mí mismo. La angustia e incertidumbre en cada una de esas miradas era mi realidad; la felicidad como producto de una autovaloración era mi realidad.

Ellos/as eran yo. Y elegirlos a ellos era elegirme a mí, porque yo definitivamente era ellos. Porque todos somos todos. No soy VIH (+), pero eso no me hace diferente.

Vivir con VIH (+) no es algo que deba llevarnos a la exclusión y a la discriminación… Es sólo una realidad que puede ser tu realidad. Amar y brindar al otro la confianza y la seguridad de que posee todo nuestro apoyo nos hace grandes como personas. Y es que una persona VIH (+) no es diferente a nosotros, no existe cosa en esta tierra que nos haga diferentes unos a otros más que la maldad que exhibamos hacia el otro.



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