“Rubirosa”: ¿Aporta a nuestra identidad en el cine?
La película, que es protagonizada por el actor colombiano Manolo Cardona, es analizada por una estudiante de la carrera de Cine y Comunicación Audiovisual del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC)
Por: María Laura Carpio
En el año 2018 uno de los proyectos más nombrados, debido a la gran producción realizada, fue ¨La trilogía Rubirosa¨. El cine dominicano se enorgulleció solo ante la idea de que esa producción pusiera el nombre de nuestro país en alto, o como mínimo de que estaría aportando a la identidad de nuestro cine. Pero, analizando el resultado de ésta, ¿de verdad estaría aportando a nuestra identidad como país?
Decisiones
La película está inspirada en hechos reales, pero hay elementos presentados en el audiovisual que están un poco exagerados. La historia dice que el personaje de Rubirosa era aquel gigoló, con un poder encantador sobre las mujeres y supuestamente un miembro más grande de lo normal. Este tema fue presentado de manera sutil, apoyándose de las reacciones de las mujeres con quien él estaba, hasta llegar a la tercera y última parte en la que sacan al espectador de la intriga mostrando su miembro, según mi opinión, de una manera exageradamente inhumana.
La narración de la trilogía podría confundir a cualquier espectador inexperto en el lenguaje del cine, quien sólo iría al cine a entretenerse, a ver a un personaje famoso de la época de la tiranía de Trujillo, ya que la forma de contarla, en términos de edición, tiene un montaje muy parecido a lo que se haría en series de televisión, por eso, las transiciones o cortes son un poco redundantes.
En el caso de la fotografía se nota que fue muy bien cuidada aún así habiendo dos unidades, o sea, dos directores con una unidad cada uno, se pudo observar que siguieron el mismo margen en cuanto al estilo de planos y movimientos. La mayoría eran planos medios para concentrar más al espectador en el diálogo y el drama entre los personajes.
¿Producción o dirección?
La poca profundidad de campo en la mayoría de las ocasiones se usa para varios fines, en este caso pudo ser para enfocarnos en algo en específico en torno a la trama o, para distraer al espectador de algo en el ambiente.
Es muy bueno que se haya aprovechado los paisajes y locaciones de nuestro país para contar esta historia, pero cuando vemos el resultado, podemos felicitar a aquellos diseñadores de producción, que supieron transformar una misma locación en varios sets incluyendo de países diferentes.
Los planos estaban acordes con la puesta de escena de los personajes, pero, la representación de personajes dominicanos por actores de otras nacionalidades fue muy notoria, los ensayos y preparación en esta historia interfieren demasiado con la narración, ya que, si estamos tratando con la historia dominicana y personajes dominicanos, un acento o dialecto de otro origen obstaculiza la narrativa y crea discordia con lo que se quiere contar.
Esto nos lleva a la premisa de siempre “una película que aporte a la identidad del cine dominicano”, a la identidad nacional, es decir, al sentimiento de pertenencia a una colectividad histórico-cultural definidas por características, rasgos y más.
Podemos contratar actores y entrenarlos para hacer un personaje, ya que ese es su trabajo, podemos usar nuestro país como locación principal y/o contratar 200 asistentes a nivel de producción en general y aportar a la economía e industria cinematográfica dominicana, y si eso se llama aportar a la historia, industria y cultura dominicana.