Internado de Medicina Social, formando médicos más humanos
INTEC inició el programa , hace 41 años, con el objetivo de conjugar la docencia, el servicio y la investigación para formar médicos con un enfoque familiar y comunitario
SANTO DOMINGO. Antes de culminar sus estudios, los estudiantes de Medicina del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) deben hacer sus maletas y retirarse durante dos meses a participar en el Internado Social, un programa que les permite tener vivir una experiencia de contacto con pacientes en comunidades necesitadas del país.
El programa inició en el año 1973 bajo la premisa de formar médicos con sensibilidad social y vocación de servicio. Transcurridos 41 años, sigue siendo el único internado en medicina social del país.
Los primeros estudiantes de medicina hicieron lo que denominaban la Pasantía Rural en los campos situados entre las escarpadas montañas del municipio Cambita Garabitos, de San Cristóbal. Desde el 2007, el escenario cambió a las unidades de atención primaria de los municipios y distritos municipales de la provincia Peravia, y la clínica La Romana, desde donde los futuros médicos desarrollan las competencias profesionales para una efectiva relación médico-paciente.
El profesor Emilton López, coordinador del internado, asegura que la fortaleza de este proceso académico radica en que los estudiantes entran en contacto con la realidad social del país y cortan el “cordón umbilical” que los mantiene atados a su familia, a sus amigos y su entorno. En promedio al año rotan cuatro grupos de 23 a 52 estudiantes cada uno.
El programa, con el que se inicia el internado, ha sido diseñado con un abordaje integral, de manera que el médico pasante, al tiempo que se familiariza con las normas y procedimientos de actuación del plan básico de salud, en el primer nivel de atención, también se sensibiliza sobre la calidad con que deben prestarse los servicios y la orientación ética de las intervenciones.
Además de prestar servicios en la unidad de atención primaria a la que fueron asignados, los jóvenes realizan visitas domiciliarias, llenado de ficha de salud familiar, visita a los centros educativos para realizar evaluaciones de agudeza visual y actividades de salud escolar y de género, y búsqueda de desviaciones de la columna. También se integran en actividades culturales de la comunidad y las que se efectúan en beneficio del medio ambiente como reforestación de árboles en el Sifón de Matagorda, recogida de plásticos y siembra de árboles en Punta Salina; recogida de plásticos en el cerro de Peravia, entre otras.
En primera persona
Mónica Guerrero, quien vivió la experiencia del Internado de Medicina Social recientemente, asignada a la Unidad de Atención Primaria del municipio de Villa Sombrero, Peravia, recuerda cómo las personas de la comunidad se dirigían a ella y sus compañeros con mucho respeto, a pesar de su evidente juventud, y les solicitaban servicios de salud.
“Ayudamos al médico titular y a los médicos pasantes en distintos aspectos, entre ellos realizar la historia clínica del paciente, tomarles los signos vitales, somos como una especie de asistentes a lo interno de la UNAP, pero también tenemos la responsabilidad de realizar jornadas de vacunación, de planificación familiar y otros aspectos que son para beneficio de la comunidad que se nos asigna”, indica la joven médica.
La doctora Muriel Pérez, actual coordinadora de la jornada de investigación en salud Bio-INTEC, afirma que el internado social es el primer encuentro que tienen los estudiantes con la situación de salud pública a nivel rural.
“Es un proceso de adaptación con muchos retos puesto que la experiencia es muy abarcadora, en el sentido que no solo compartimos los aspectos médicos sino los sociales, culturales y económicos de los habitantes del lugar al vivir junto a ellos por 12 semanas”.
Pérez asegura que es en el internado donde el estudiante tiene más oportunidades de humanización de los servicios de salud, puesto que no es tratar una enfermedad o un síntoma, sino tratar a un paciente de manera integral, comprendiendo su situación como un eslabón desencadenante. “Vivir esas semanas significó para mí una afirmación de que la medicina debe hacerse con entrega, pasión y sobretodo con vocación”.
El internado de medicina social tiene un enfoque familiar y comunitario en el que se conjuga la docencia, el servicio y la investigación, ya que uno de los objetivos de este proceso de enseñanza es que el estudiante identifique un problema de la comunidad a la que fue asignado y proponga una solución a través de un ensayo bien estructurado.
Las carreras de Medicina y de Odontología integran la oferta de grado del Área de Ciencias de la Salud del INTEC, en tanto que la de postgrado incluye maestrías en Bioética, Nutriología clínica, Obesología y Dietética, Salud Integral del y la adolescente y especialidades en Nutriología clínica y en varias áreas de la oftalmología.