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Los muertos que hablan

Dejando a un lado los temores que suponen visitar un cementerio cuando cae la noche, el equipo de La Colmena hizo una visita al de la avenida Independencia y comparte su experiencia

Carmen Matos y Ana Pérez / carmen.matos@intec.edu.do ; ana.perez@intec.edu.do

SANTO DOMINGO.- Un nutrido grupo se había concentrado en la entrada principal del camposanto y esperaba en silencio el inicio del recorrido. La tarde comenzaba a rendirse sobre las miles de cruces blancas que se erigían a nuestras espaldas. De repente, un violín comenzó a sonar.

La socióloga Eulalia Flores, guía de nuestra visita, nos dio la bienvenida con ayuda de un micrófono y altavoz. Su invitación era difícil de ignorar: “Vamos a tratar de conocer qué cosas quieren decirnos los muertos que reposan en este camposanto”.

A propósito de celebrarse este 18 de mayo el Día Internacional de los Museos, el Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN) hizo una convocatoria abierta para visitar el antiguo Cementerio Municipal de la avenida Independencia, primero de Santo Domingo, y aprender toda su historia y la de quienes reposan allí, ambas atadas a la historia misma de la República Dominicana.

El cementerio fue fundado a finales del siglo XVIII y fue inaugurado el 29 de agosto de 1824, durante el gobierno de ocupación haitiana presidido por Jean Pierre Boyer. El 17 de mayo de 1853 se promulgó un decreto que prohibía enterrar a los muertos en los patios de las casas y las iglesias, por lo que todos comienzan a ser llevados allí.

Los “inquilinos”

De personalidad alegre, voz fuerte y elegantes ademanes, la socióloga Eulalia Flores se paseaba entre los panteones, mausoleos, nichos y tumbas, explicando las diferencias entre unos y otros. Destacaba los espacios en que descansan los restos de figuras históricas, describiéndoles con interesantes detalles, sin esconder su emoción.

En este lugar fueron enterrados héroes de la Independencia, Restauración y la Revolución de 1965, políticos, poetas, maestros e intelectuales. Tiene monumentos funerarios de alto valor, por lo que fue declarado “Monumento histórico” mediante el decreto 557-87.

Fue así como conocimos sobre la vida de Abigail Mejía, defensora de los derechos de las mujeres, maestra y fotógrafa, quien hizo el primer simulacro de elecciones con participación de las mujeres en su propia casa; también conocimos de su padre, Pedro María Mejía, quien se quitó la vida durante la primera ocupación estadounidense (1916), eligiendo la muerte sobre tener que izar en su casa la bandera del país interventor.

Luego se unió el relato del educador Leopoldo Navarro, del artista Abelardo Rodríguez Urdaneta, el historiador Casimiro de Moya, el sociólogo y escritor Pedro Francisco Bonó, el educador Luis C. del Castillo, el poeta haitiano Jacques Viau Renaud y la combatiente constitucionalista Yolanda Guzmán, ambos asesinados durante la Guerra de abril de 1965.

Hay al menos tres fosas comunes: una para muertos de la guerra de abril de 1965, que se observa cerca de la puerta principal de la avenida Independencia y está adornada por una Bandera Nacional; otra para los marines y ciudadanos estadounidenses muertos en el naufragio del crucero armado Memphis, que zozobró en las costas dominicanas en 1916, y otra con los restos cremados de gran parte de los fallecidos durante el ciclón San Zenón, que azotó el país en 1930.

Por algún tiempo estuvieron allí los restos de Emilio Prud Homme y José Reyes, autores del Himno Nacional, y de Eugenio María de Hostos, todos trasladados al Panteón Nacional.

El cementerio de la avenida Independencia está abierto al público todos los días, de 6:00 de la mañana a 6:00 de la tarde, sin ningún costo.

Inteciano presente

Aunque para nosotros su nombre se resume en GC, el edificio central de nuestro campus, los aportes de Osvaldo García De la Concha nos colocaron en el mapa de la ciencia a nivel internacional.

Cuando la socióloga Eulalia avistó la tumba de García de la Concha hizo una pausa para resaltar los aportes del denominado “mártir de la autonomía escolar”, como se destaca en su tumba. Don Osvaldo fue un científico, matemático, escritor y profesor dominicano que dirigió la Escuela Normal y de la Universidad de Santo Domingo. Nació en 1877 y falleció en 1930.

Autor de “La Cósmica” en 1910, en la que expone su Nueva teoría de la relatividad formal e intrínseca, fundada en el origen espiritual de la materia o en el tiempo como el factor cósmico por excelencia. Refutó formalmente 15 puntos fundamentales de la Teoría de la Relatividad, de Albert Einstein, un triunfo para la ciencia dominicana. La lápida de su tumba tiene grabada parte de la fórmula con que rebatió a Einstein, a petición del autor.

Como reza la tarja colocada en nuestro edificio: “Su vida y obra constituyen una fuente de motivación para nuestra juventud estudiosa y un mensaje de fe y optimismo en las potencialidades del hombre dominicano”.

Por su alto valor artístico y cultural, el antiguo cementerio  municipal de la avenida Independencia es considerado un museo a cielo abierto. El Ayuntamiento del Distrito Nacional ha anunciado varios proyectos para remozarlo e incluirlo en la ruta de museos.

Algunos simbolismos

Entre una y otra tumba aprendimos que el estatus económico de los muertos lo podemos saber a través de sus últimas moradas, pues por un lado los ricos descansan en suntuosos mausoleos, decorados con valiosísimas obras de arte, como por ejemplo el perteneciente a la familia Mota, adornado por esculturas de mármol de los rostros de los fallecidos traídas de Europa. Por otro se observan tumbas sencillas y muy precariamente identificadas.

Las cruces, siempre sobre las lápidas, nos hablan de cómo fallecieron, pues las familias colocaron símbolos. Por ejemplo, un barco porque el difunto pereció en altamar y, si la persona murió joven, la cruz siempre aparece con una de sus partes incompleta.

También nos hablan de su fe. El cementerio está dividido en áreas, pues en 1853 el cónsul de Inglaterra en el país, Robert Schombork, solicitó al ayuntamiento el arrendamiento de una parte de los terrenos para sepultar a los ingleses de fe protestante. Esta parte de los terrenos perteneció a la corona inglesa hasta 1915.

Si te lo perdiste mantente atento pues el ADN anunció que organizará otros recorridos.

Más tarde, los judíos solicitaron también un espacio que les fue concedido. Este se caracteriza por la sencillez de las tumbas (de acuerdo con la costumbre hebrea) y porque los muertos eran siempre enterrados de cara hacia el poniente. Estas áreas se encuentran al lado derecho del camposanto, hacia la calle Las Carreras.

Eran notorias las tumbas que parecían encerradas por rejillas que parecían un corral. Tristemente aprendimos que esto indica que allí reposa un niño.

Los epitafios, mensajes escritos sobre las lápidas, contrario a lo que muchas personas piensan no son palabras dirigidas a los que fallecen. Estos son enseñanzas, denuncias, frases, palabras de aliento y de otros tipos que se dedican a los vivos.

Uno de los más notorios fue el colocado a la entrada del panteón de la familia de Pedro María y Abigaíl Mejía “Dormid hasta el nuevo día” ¿cuántas interpretaciones tiene ese sencillo mensaje?; otro epitafio colocado sobre una lápida que data de 1832 reza en latín un hermoso mensaje sobre cómo la vida en ocasiones se corta antes de tiempo, por lo que es importante vivir a plenitud. Irónicamente, a su lado se coloca otra de 1839, cuyo mensaje expresa la paz de llegar a la postrimería de la vida con la paz del deber cumplido.

El epitafio de la tumba de uno de los soldados dominicanos que combatió en la Guerra de la Restauración, y que tuvo la oportunidad de escribirlo el mismo antes de morir, reza: “Comandante de armas de Bayaguana, jefe de operaciones en guerra, jefe de reserva, gobernador interino, jefe del puerto, regidor, elector, presidente del Consejo de Guerra, presidente de la junta de Caridad Padre Billini. Masón 6:30-caballero. Marca ODD-Fellows” (¿Te recuerda alguien de Games of Thrones?).

Curiosidades

  • AGRADECIMIENTO. Hay quienes colocan velas y flores sobre las lápidas, a pesar de no ser parientes de los fallecidos. Estos aseguran que han recibido de ellos “números ganadores” de la lotería, consejos y otros favores.
  • OCULTISMO. El barón del cementerio es el primer fallecido enterrado allí, su lápida es siempre un espacio predilecto por quienes practican el ocultismo. Este camposano tiene una baronesa, pues el primer entierro fue el de la dominicana Juana Flores.
  • HÉROES. Muchos hacen cultos en la tumba en que antes descansan los restos de Emilio Prud Homme y José Reyes, creyendo que todavía reposan allí. Algunos les confunden con los varones del cementerio.
  • NIÑO JUGUETÓN. Como una leyenda urbana, corre el rumor de quienes aseguran haber visto correteando por el cementerio al niño Michelito Masturza, quien murió en diciembre de 1896, a los dos años y medio de edad.
  • RESPETO. No es correcto pasar sobre, pisar o sentarse sobre las tumbas, pues se considera un irrespeto a quien reposa en ella.

Disfruta de la galería de imágenes:



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