La forma en que me volví inmune al sol…y otros cuentos más de La China (Parte 3)
Nuestra egresada de Diseño Industrial, Johanna López, continúa compartiendo las historias de su viaje a China, donde asistió representando al país luego de ser elegida ganadora de “El puente chino”
Johanna López / johalopezta@gmail.com
Solo nos quedaban 2 días en Beijing, antes de volar a Hunan para la competencia. Nos levantamos bien temprano, pues los 127 debíamos estar listos para salir a las 8 AM. En esos días la finalidad era conocer la ciudad… y al mismo tiempo ser seguidos por cámaras para darles las mejores tomas que podamos, mientras gritábamos: 中国我来了! (China, ¡yo llegué!) y 我的中国梦 (Mi sueño Chino). El viaje se tenía que pagar de alguna forma, ¿No?
Nuestros buses estaban separados: América y África, Oceanía y Asia, y Europa. Primero nos dirigimos a la Ciudad Prohibida, allí quedé sorprendida por la belleza de las edificaciones, por sus detalles de miles de años en las paredes, los techos y el piso. Al finalizar el recorrido fuimos a almorzar en el 13vo piso de un restaurante elegante, donde segregaron las mesas por continentes.
Próxima parada, el Palacio de Verano, con sus jardines, edificaciones y esculturas llenas de historias y simbología, de fondo, un enorme lago, del cual lamentablemente el cielo gris no permitía admirar toda su belleza.
Luego de varias horas de recorriendo el lugar y grabar otras tomas, nos llevaron a otro restaurant. Los organizadores pusieron los letreritos separando a los continentes como de costumbre, y nosotros, rebeldes, decidimos mezclarnos.
Al compartir con tantos países ocurrió un fenómeno común de mezcla de acentos: esporádicamente tenía un canta’o cubano, boliviano, peruano, mexicano o chileno; hablaba con los estadounidenses, canadienses y africanos en chinenglish; y de vez en cuando llevaba una conversación en inglés con un latino, hasta que recordábamos nuestro origen.
Al día siguiente nos tocaba una de las grandes maravillas del mundo: La Gran Muralla China, majestuosa, imponente, con una subida muy empinada. Nos dirigimos a subir y al momento me di cuenta que mi estado físico en ese momento no era el mejor. Llegué a la primera parada y ahí me detuve a tomar aliento, seguí subiendo hasta la 2da y luego de coger aire me dispuse a bajar.
Para nosotros, la excursión había llegado a su fin y podríamos descansar en el autobús, pero los organizadores tenían otros planes.
Nos organizaron en filas, frente a la entrada de la gran muralla, bajo el sol picante del mediodía, para formar los caracteres 中国 (China): un poco más a la izquierda, no… a la derecha, griten, agiten las manos, saluden a la cámara, ¡salten!…y así por cerca de una hora, o así lo sentimos todos, que llegamos cansados y sudados a el autobús sin imaginarnos que ahora es que empezaba el mambo.