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Tag: Tiempo

Más allá de la vida en línea

Se quejan en sus redes sociales sobre el tema “necesito que el día tenga más horas”, pero vemos cómo justamente se pasan todo el día posteando en sus redes

Doris Mármol / doris.marmol@intec.edu.do

Día a día son más constantes las quejas de la falta de tiempo que tenemos para realizar todas las actividades que queremos o tenemos que hacer. Las necesidades laborales, sociales y personales ocupan mucho de nuestras 24 horas; sin embargo, te has preguntado ¿cuánto tiempo le dedicas realmente al Internet?

La red llegó para revolucionar nuestro mundo y todo lo que nos rodea está de alguna forma en el reino virtual. En el plano laboral prácticamente todo lo manejamos a través de unos clicks, nuestras opciones de estudio se han ampliado considerablemente, logrando que puedas ser egresado de una universidad extranjera cuyo campus solo conoces a través de fotos que ves justamente por internet, o puedes realizar un montón de actividades laborales y académicas en línea.

Pero fuera de estas dos vertientes, te has puesto a pensar en todo lo que dejas de hacer por estar quizá en redes sociales, en tiendas virtuales, juegos en línea, ¿quién sabe qué otra cosa más?

Resulta muy interesante ver como muchas personalidades del mundo de los deportes y de las artes, se quejan en sus redes sociales sobre el tema “necesito que el día tenga más horas”, pero vemos cómo justamente se pasan todo el día posteando en sus redes, SI, en sus redes porque son varias las cuentas que poseen y que no en todos los casos están vinculadas entre sí.

Lo más chulo de esto es que nosotros los simples mortales anónimos hacemos lo mismo “corriendo a una reunión”, “uff que día tan pesado”, pero cuando nos detenemos a ver nuestras publicaciones, tenemos fotos en la oficina, de lo que comimos, del tránsito, memes, hablamos del tema del día, los buenos días, buenas noches, buen provecho, selfies, ver qué pasa en el mundo o en el entorno al que sigues y BOOM (suenan campanas) las famosas fotos en el gimnasio.

Personalmente me puse a calcular y mejor dejé el tema a mitad para no morir con el resultado. Tiempo para darme una ducha relajante, si tengo pero no lo veía por estar leyendo mi TL en Twitter…tiempo para leer un buen libro, por supuesto!,  si le resto par de minutos  (dígase muchos) a Snapchat y sus filtros locos, o le pongo horario fijo a los portales de noticias y así tiempo exclusivo y de calidad con mi yo interno. Por suerte nunca se me ha ocurrido hacerme fotos mientras hago yoga o sudo el alma en una rutina x.

Dedica unos minutos a evaluarte a ver qué te sale, aprendamos a administrar adecuadamente nuestros tiempos y no perdernos la vida y la compañía de los que están cerca por estar reencontrando a los que están lejos. Los verdaderos placeres de la vida se encuentran en las cosas que activan nuestros sentidos, están justo al frente, pasan y no se detienen por nada ni por nadie.

Minuto a Minuto

El casi egresado de la especialidad en Estadística Aplicada a los Negocios, Juan Alexander Pascual Rober nos comparte un interesante relato ¿y tu, hacia dónde vas?

Juan Alexander Pascual Rober/ jnlexpasbert50@gmail.com

Con los audífonos, como escudos protectores de la socialización, Ernesto, se desplaza contrarreloj por la Avenida Máximo Gómez en dirección norte-sur, sólo desea llegar, y nada más. Calor, cornetas, polvo, carros por doquier, guaguas, y puentes peatonales de adorno, parte del relieve que avista nuestro personaje, que camina intenso, sudoroso, hacia su destino ¿A dónde va? A la universidad.

Falta media hora, para que inicien sus clases, su profesor parece ser inglés -no es normal-, tan puntual que se podría decir que es hijo del tiempo: recto, sin bigote ni barba, siempre vestido extremadamente formal, con acento de trueno, voz de general. Un profesor de Física que vive de las inversiones en el mercado bursátil, siempre apostando a lo seguro y que dice odiar el mercado de renta variable; en muchas ocasiones cuando se hace de un buen bono, les comenta a sus alumnos: soy demasiado modesto como para arriesgarme por dinero. Irónico.

De vuelta en el camino, nuestro personaje que vestido de forma casual y con zapatillas deportivas está consciente de que llegará a tiempo, por eso ahora lo que quiere es llegar, lo antes posible, es la meta. El espacio físico del aula, es similar al de un cuchitril, con capacidad para veinte alumnos tal vez veinte cinco, empero la matrícula de alumnos inscritos en la materia arriba a unos 65. Increíble. Cuando la mayoría está dentro, no quedan espacios para pasillos, el calor arremete, y hay que ser un maestro de la discreción para poder conversar. Es normal, que cuando el profesor entra en el aula se desmantela, se quita la chaqueta, la corbata, y procede a balbucear una queja, que se ahoga en el ruido que producen los alumnos, a medida que se van acomodando.

No son uno, tampoco dos los compañeros que plantean la hipótesis “Posterior al primer examen parcial, un cuarto de los que está aquí, no estará, luego cuando llegué el segundo examen parcial, la mitad, al final solo quedarán los sobrevivientes”, un planteamiento general que golpea cada clase con más fuerza a medida que se van conociendo más temas, cuando se evidencian las deficiencias en matemáticas, cuando los tigueres, se desvanecen poco a poco. Las 4: 35 P.M., Ernesto, se aproxima a la Intercepción de la Avenida 27 de Febrero, entonces mientras camina, lee publicidad, ve personas que vienen y van, escucha su música: su corazón se sobresalta de felicidad. Se acerca cada vez más, la idea de llegar antes, le brinda una sensación de victoria, sonríe.

transporte

En su asistencia más reciente, se le hizo tarde, tuvo que cazar butacas dentro del edificio que los alberga, lo que no es nada fácil: si no eres capaz de encontrarlas en los pasillos, debes buscar en los cursos que muchas veces están ocupados. Cuando se encuentra una, en un aula ocupada, que en adición tiene un maestro enseñando, significa un reto, muchos estudiantes se cohíben de interrumpir, otros se filtran sin pedir permiso secuestrando en el acto a la inmóvil butaca, una estratagema arriesgada, porque si te atrapan…vergüenza.

Nuestro héroe posee buen porte, ha trabajado en él durante todo un año, le teme al colesterol, además hacer ejercicios moldea tu cuerpo, lo que se traduce en la suma de atractivos que brinda como resultado, mayores probabilidades de atraer chicas. Tanto él como su buen amigo Gabo, son fervientes “activistas” del buen estado de salud física y una nutrición balanceada. Ambos, como en el amor a primera vista, se cayeron bien, desde el mismo inicio del semestre llegando a la conclusión –obvia- de que tenían mucho en común. Esta es una dupla que tal vez, rompa con el “paradigma” de las amistades de un semestre, que extrañamente lo es de 4 meses, a veces 5 y un chin.

Gabo, Ernesto y el 75% por ciento de la clase cruzaron la meta del primer examen parcial, Ellos (Gabo y Ernesto) se unieron convirtiéndose en una sola mente capaz de lograr, un sistema de lenguaje y señas suficiente como para sobrevivir a cada una de las pruebas. Infalible. Estos estudiantes no evolucionan, en cambio sus sistemas de fraudes, engaños, artimañas o como sea que les llamen, es cada vez es más complejo, tal vez en un futuro en las escuelas de pedagogía se enseñen materias orientadas a detectar cada una de estas bien elaboradas técnicas.

Otra vez, en el camino, Ernesto se encuentra cada vez más orgulloso de su proeza, pensando en la cara de su amigo cuando le diga que recorrió todo el trayecto en menos de 25 minutos, sobre todo el hecho de que ha descendido la cuesta y se aproxima a la Calle Juan Sánchez Ramírez, le gusta la chica que acaba de pasar a su derecha, deteniendo el ritmo para apreciarla. Volviendo a retomar el paso, disfruta aún la música a altos decibeles que destruye sus oídos, sigue todo recto hasta la puerta, toma un atajo que irrumpe por la cancha de baloncesto, bordea el Estadio Tony Barreiro, tomando la cera que lleva hasta su destino, una vez ahí se precipita, trotando en los escalones, de donde logra ver a su amigo Gabo en el pasillo, en espera del profesor este al asomarse le dice: -son las 4: 47 P. M., mientras le da una palmada en la espalda, te guarde un asiento.

-¡Gracias hermano! ¿Llegué temprano, no? He caminado todo el trayecto desde mi casa.
Gabo, Levantando su ceja izquierda y sonriendo, preguntó: ¿Tenías ganas de caminar?

-No

-Ernesto, querido hermano y compadre, la última vez, hiciste lo mismo.

-Sí, lo recuerdo muy bien.

-¿Pero no recuerdas qué te dije, que él metro tiene más de dos semanas en funcionamiento? Me tomó sólo 10 minutos llegar, y vivo más lejos.

El comentario de Gabo, traspaso a Ernesto, que en su interior se decía para sí “lo he hecho en menos de 25 minutos”.

El baraje (II)

El ya reconocido Dr. Pichón regresa con sus ocurrentes artículos, esta vez el Doc analiza aquella actividad que lamentablemente desarrollamos mucho más de lo debido, dejando de lado las cosas pendientes, tiene nombre y se llama “Baraje”

 

José Sánchez (Dr. Pichón) / drpichon@gmail.com / @mrpichon

Si hay algo de lo que sé, es de barajar. No hablo del talento de algunos croupiers en casinos y mesas de póker. Es algo que me sumerge en un mar de actividades divertidas cada vez que a mi me mente asoma (si acaso) la palabra “trabajo”.

De esto hemos hablado antes (Pueden visitar colmena.intec.edu.do y buscar: “Advertencia: barajar es perjudicial para la salud”) y no los voy a entretener con mis anécdotas de horas muertas viendo fotos de gatos por internet mientras mando a un cliente directo al correo de voz por 15va vez, o de cómo me siento todo un rey de la aventura cuando reto al espacio tiempo usando la frase “yo hago eso ´orita, en 5 minutos”.

Hoy hablaré de la cura a este mal (¿quién sabe?)… Con ustedes mis queridos príncipes, princesas, duques, duquesas y mártires del naipe mental, el Top5 según Mr. Pichón para dejar de barajar (o bajarle algo) agresivamente:

1. Ambiente: La mesa, nuestro cuarto, la cama, el bosquecito… Piensa en el tipo de actividad en que trabajarás para elegir tu espacio de trabajo, si requieres mucha concentración, si pasa mucha gente que te puede distraer, si solo quieres brechar a ese/a “prope” que te gusta (¡Aaaaaw!).

2. Identifica distractores: Esto tiene que ver con los espacios que elegimos. ¿Cuántas veces te ha ocurrido que entras en algún site y un link te lleva a otro y descubres, por mera curiosidad, que el coquí no se encuentra hecho de rana coquí, como todo el mundo piensa? ¿Qué tiene que ver eso con tu tarea de Física o con el proyecto que debes entregar a las 6:00 p.m.? Identifica los sites a donde no debes entrar cuando trabajas. Ignora Facebook, pon el celular en modo avión y escucha música sin líricas.

Seccion Principios del diseño

3. Ponte horas límite: Todos pasamos por el “Falta mucho” y “eso lo hago yo en 5”. La vida es ese juego impredecible en el que hoy tienes todo el tiempo del mundo y mañana no puedes ni siquiera mandar un tweet. Si tenemos algo pendiente y podemos dedicarle por lo menos 30 minutos (que no le arrancan un pedazo a nadie) hagámoslo y en vez de comernos un bizcocho de una sentada, lo haremos en pequeños bocados. Lo segundo: señores, vamos a sentarnos un rato. NADA se hace en 5. Cinco es el numero que nos decimos cuando en realidad queremos decir 30. ¡Déje de engañarse! Lo único que uno hace en 5 minutos es cambiarse para salir a un coro cuando a uno le dicen “estoy aquí afuera, te vine a buscar y yo pongo la bebida”.

4. Prémiate: Pongámonos metas con autorecompensas para motivarnos: “No comeré hasta que no avance esto” o “si termino temprano me regalo un helado”.

5. Busca un cuaderno o baja un app: Todo es posible en la vida, pero hay que organizarse. Identifica un cuaderno o baja un app de organización personal a tu móvil, y anota en él todo lo que tengas pendiente. Vuelve ese cuaderno tu mejor amigo y hasta salgan a cenar un viernes por la noche (love is love, quien los juzgue no los entiende).

Barajar es algo que se encuentra por algún motivo, en los huesos de muchos de nosotros… pero a todos nos gusta cobrar y el baraje es un elemento excluyente en la ecuación “Yo, mi cheque, juntos por siempre”. No sé, piénsalo.

Luchemos contra el baraje… pero no hoy. ¡Mejor sigan leyendo La Colmena! 😛