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Tag: casualidad

Origen de la Vida: barreras del parchís

Carlos Lantigua, egresado de Ingeniería Electrónica y de Telecomunicaciones, nos plantea la oportunidad vamos a evaluar los siguientes elementos que se requieren para determinar si la casualidad es la actuante o no en un evento determinado; estos son los recursos probabilísticos y el patrón

 

Carlos Lantigua / clantigua@gmail.com

Egresado de Ingeniería Electrónica y de Telecomunicaciones

En el artículo anterior estuvimos analizando científicamente la probabilidad de que una simple proteína de 150 aminoácidos se formara por casualidad, y los resultados fueron impresionantemente bajos, casi imposible a menos que una inteligencia haya estado detrás de tan meticuloso proceso.

En esta oportunidad vamos a evaluar los siguientes elementos que se requieren para determinar si la casualidad es la actuante o no en un evento determinado; estos son los recursos probabilísticos y el patrón.

Si usted nació antes del año 2000 seguramente jugó parchís o como se conoce en la Rep. Dominicana “parché”. Resulta que este juego ilustra muy bien lo que a continuación vamos a tratar. Imaginen que el juego va avanzado y a usted le colocan una barrera delante, la misma requiere que al jugador atrapado le salga un “doble cinco” en el lanzamiento de los dados para quebrar la barrera, pero hay un problema, la probabilidad de que esto ocurra es de 1 en 36, o sea un acierto por cada 36 lanzamientos, pero casi nadie sabe esto, entonces ¿por qué sudamos frío cuando nos colocan una barrera a mitad de juego? Resulta que sin conocer las probabilidades, la experiencia acumulada nos dice que “el patrón” del juego sugiere que esto ocurre poco y los intentos que requiero son muchos, lo que imposibilita la victoria y hace que mis contrincantes avancen porque la cantidad de lanzamientos que tengo es limitada por la llegada a la meta del contrario. En pocas palabras, sin saber la probabilidad real de un evento puedo inferir a través del patrón y los recursos probabilísticos, que tan frecuente es la ocurrencia de dicho evento.

El Matemático William Dembsky ha calculado la cantidad máxima de eventos que pudieron haber ocurrido a todo lo largo de la historia del universo observable [1]. Hizo este cálculo para poder establecer los “recursos probabilísticos” disponibles para producir en el universo cualquier evento por casualidad.

Durante la determinación del cálculo sobre los eventos posibles a lo largo de la historia del universo, Dembsky descubrió que existen 1×10^80 partículas elementales en el universo observable (dado que la velocidad de la luz tiene un límite de velocidad tope, solo las partes del universo que son observables pueden afectar algún evento en la tierra) -Este cálculo solo incluye protón, electrón y neutrón dado que son los únicos elementos que constituyen estructura de materia, el boson ha quedado excluido porque solo transmite energía y el quark también por ser parte de la constitución de protones y neutrones, pero si hubiesen sido contados solo cambiarían el dato final en un orden de magnitud- [2].

Otro parámetro de vital importancia es la llamada “unidad de Planck”. Dadas las propiedades de la gravedad, la materia y la radiación electromagnética, los físicos han determinado que hay un límite en el número de transiciones físicas que pueden ocurrir de un estado a otro dada una unidad de tiempo [3].

Según los físicos una transición física de un estado a otro no puede ocurrir más rápido que el tiempo que le toma a la luz atravesar la más pequeña unidad física de distancia “el quantum”, esa unidad de distancia es llamada “longitud de Planck” y equivale a 1×10^-33 centímetros. Dada esa longitud, el tiempo que le toma a la luz atravesarla determina la menor unidad de tiempo en que cualquier evento físico puede ocurrir, a esto se le conoce como “tiempo de Planck” y equivale a 1×10^-43 segundos.

Entonces dado que la mayor cantidad de elementos físicos que pueden ocurrir en un segundo es de 1×10^43, así como también el número de partículas elementales en nuestro universo observable es de 1×10^80 y en adición a esto de acuerdo al último cálculo sobre la ocurrencia del Big Bang y el tiempo transcurrido hasta el día de hoy es de 1×10^16, si multiplicamos los tres factores obtenemos que la cantidad máxima de eventos físicos que pudieron haber ocurrido desde el Big Bang hasta hoy es de 1×10^139.
Recordando el dato de que la probabilidad de que una proteína compuesta por solo 150 aminoácidos se forme por casualidad es de 1×10^164 y que la mayor cantidad de eventos físicos posibles ocurridos en toda la historia del universo es de 1×10^139 nos deja con la evidente conclusión de que la casualidad y el azar ni siquiera cuentan con los recursos probabilísticos o intentos necesarios para formar UNA sola proteína en toda la historia del universo [4].

Si en adición a todo esto puntualizamos que las condiciones en la tierra joven para generar vida a nivel celular eran extremadamente hostiles dada su última composición descubierta conformada por dióxido de carbono, nitrógeno y vapor de agua, colocan a la casualidad como una explicación irracional y anti científica sobre origen de la vida; a menos que haya que justificarla por absurda que sea, para defender la hipótesis materialista del surgimiento de la vida y el universo, donde la casualidad y no el propósito es la protagonista [5].

Los renombrados geoquímicos James Brook y Gordon Shaw sostienen que si una “sopa” rica en aminoácidos y ácidos nucleicos alguna vez existió en el periodo pre-cámbrico, debió dejar vastos depósitos de minerales con altas concentraciones de nitrógeno, sin embargo no hay evidencia alguna de dichos depósitos. El nitrógeno descubierto en organismos del período pre-cámbrico es menor a 0.015% lo que coloca a la hipotética sopa como inexistente o insignificante si es que alguna vez existió [6].

En lo referente al patrón, la cosa es mucho peor para la tesis de la casualidad, y esto es así porque no hay experimento ni comprobación científica alguna en el mundo, ni ha sido constatado jamás, que la casualidad unida a las leyes de la naturaleza y la materia haya podido ser la causante comprobada de algún surgimiento biológico por simple que sea. Todos los desarrollos en manipulación biológica han sido fruto de sofisticados equipos, ambientes controlados y lo más importante, genialidad de la inteligencia humana.

En los próximos artículos vamos a conocer de qué se trata la “Complejidad Irreducible” y la incapacidad de la teoría evolutiva y la selección natural para explicarla, así como también exploraremos el gran secreto que Charles Darwin nunca conoció y al cual temía.

[1] Dembsky, The Desing Inference, Cap. 6
[2] Dr. Meyer, Signature in the Cell, page. 216
[3] Dr. Meyer, Signature in the Cell, page. 216
[4] Dr. Meyer, Signature in the Cell, page. 217
[5] Dr. Meyer, Signature in the Cell, page. 225
[6] Brooks, The Origin of Life, page. 118

Origen de la Vida: probabilidad de la casualidad

¿Cómo explicar científicamente las casualidades? ¿Cuáles elementos debemos considerar para aproximarnos a los eventos que no parecen tener una explicación? El egresado Carlos Lantigua nos escribe con las respuestas

Carlos Lantigua / clantigua@gmail.com

Egresado de Ingeniería Electrónica y de Telecomunicaciones

Luego de la boda bajamos al casino del hotel, parados en medio del salón con esos gestos y pose que caracteriza a los seres perdidos que buscan dirección, mi amigo saltó de alegría y dijo “mira la ruleta allí”, nos acercamos y habían tres personas jugando, entre ellos una doñita que para su edad mostraba un inusual corte de pelo y tinte rojo.

Repentinamente mi amigo dice “voy a entrar”, planta su apuesta negro 18, comienza la ruleta a dar vueltas, todo mundo alrededor con una calma pasmosa mientras mi amigo brotaba adrenalina hasta por los ojos, luego de varios saltos de la bolita y vueltas de la ruleta Bang! Negro 18! A lo que mi amigo grita a todo pulmón soy rico soy rico, en realidad solo había ganado 500 pesos, inteligentemente se retira, la doñita lo mira con desdén y le dice “yo tengo una hora aquí y vienes tú con esa chepa” –o casualidad en castellano dominicano-.

Cuando salimos a cambiar las monedas vemos que la doñita con su flamante pelo rojo también se retira, y justo antes de salir del casino le cae encima un plafón del techo que la deja ceniza, inmediatamente salen los empleados a socorrer su singular cliente y le dicen “discúlpenos ese plafón se cayó por casualidad”, a lo que la doñita responde “casualidad fue lo del jovencito que ganó a la primera en la ruleta, esto es vicio de construcción o falta de mantenimiento, voy a demandar!”

Ante este evento nos pueden surgir las preguntas: ¿Qué significa que algo ocurra por casualidad? O ¿Cuándo es razonable o plausible* invocar la casualidad como explicación de un evento? Y ¿Cuáles razones son válidas para excluir la casualidad como mejor explicación de algo? [1]

En nuestra aventura en el casino el evento de mi amigo parece encajar dentro de la casualidad, dado que hay un proceso conocido llamado “el juego de la ruleta” con 38 compartimientos y una bolita que pueden generar el evento producido con un probabilidad conocida (1 en 38) o sea cada 38 intentos en promedio es probable tener éxito en 1 ocasión prediciendo en qué lugar caerá la bolita. En el caso de la pobre doñita invocar la casualidad no parece ser plausible, dado que no existe un evento conocido específico y medible cuyo resultado pueda producir la caída de ese plafón, la única casualidad podría ser que la doñita estuviese en ese momento caminando debajo, pero no la caída del plafón en si, por lo tanto la respuesta de la señora de atribuir el evento a vicios de construcción o falta de mantenimiento es correcta.Aunque es muy común que los seres humanos invoquemos la casualidad fruto de la ignorancia o desconocimiento de los elementos que dieron origen a un evento en específico.

En términos científicos, cuando se dice que algo ocurrió por casualidad se quiere decir que el evento ocurrido pudo ser producto de una combinación compleja de factores conocidos que hace imposible determinar qué específicamente desencadenó el evento en cuestión [2].

En el verano de 1992 en Cambridge, el Dr. Meyer inició un proyecto de investigación junto al matemático William Dembsky y otro colega llamado Paul Nelson quien es PhD en filosofía de la biología de la universidad de Chicago. La idea del proyecto era descubrir cuales elementos definen la casualidad para luego de su posterior estudio y entendimiento analizar con mayor rigor las diferentes hipótesis sobre el origen de la vida. Fruto de esa búsqueda descubrieron que la casualidad para ser diagnosticada correctamente debe contar con tres elementos fundamentales de análisis:

  • Primero, el cálculo probabilístico de su ocurrencia
  • Segundo, los patrones que se relacionan con el evento
  • Tercero, los recursos probabilísticos con los que cuenta.

Veamos a continuación de qué se trata:
Tomemos el ejemplo de nuestra aventura en el casino, imaginen que regresamos más tarde esa noche, mi amigo sintiéndose dichoso vuelve a la ruleta y apuesta siempre al negro 18 y gana en 100 intentos consecutivos, la probabilidad de acertar en un intento es de 1 en 38, pero la probabilidad de acertar en 100 intentos consecutivos es de 1 en 1×10^158 (extremadamente improbable), ante este escenario inmediatamente se intuye que algo más allá a la casualidad está operando, o bien la mesa tiene un problema mecánico que genera el resultado por necesidad o mi querido amigo está haciendo trampa, pero ¿Por qué se presume que algo más allá de la “casualidad” está operando?, Sucede que la probabilidad de que esa sucesión de aciertos ocurra es inimaginablemente pequeña en términos probabilísticos.

Ronald Fisher desarrolló durante 1920 un método estadístico de evaluación para determinar “la casualidad” y cómo la misma puede considerase una explicación razonable o no; según Fisher la teoría de la casualidad puede ser eliminada cuando un evento se desvía grandemente de la frecuencia y distribución estadística que debería tener, a este método Fisher le ha denominado “rejection region” [3].

En adición a la improbabilidad de la ocurrencia del evento pasado hay otro elemento de vital importancia: el juego de la ruleta habitualmente describe un comportamiento estadísticamente predecible –patrón- y es que cada 38 intentos ocurra un acierto y cada cien ocurran dos, quizá un día de mucha suerte ocurran tres, más allá de ahí sugiere que otra causa está interviniendo.

Imaginemos que se descubre que la ruleta tenía un desperfecto mecánico en el que obligaba a la bolita caer siempre en el negro 18, efectivamente la teoría de la casualidad es eliminada, pero ¿Qué sucede si mi amigo cambia constantemente su apuesta de lugar y número, negro 4, rojo 25, rojo 7… y aun así acierta siempre? Las razones por la que este evento ocurre podrían sobrepasar la física para convertirse en metafísicas –probablemente es familia de Casablanca- sin embargo no deja de inferirse que la casualidad no es la única actuante, aunque no se entienda ni conozca la causa que desencadena el evento, igual se puede llegar a la conclusión de que algo más allá de la mera casualidad es parte de este evento [4] y la razón por la que podemos inferir esto es porque no obedece al “patrón” que describe el juego de la ruleta.

Para tener totalmente abarcadas las causas y los elementos que componen la “casualidad” nos falta analizar el último punto y es “recurso probabilístico” o como lo bautizó Dembsky “probabilistic resource”, el matemático dijo: lo que realmente importa no es tanto la poca probabilidad de que un evento ocurra, más importante es la cantidad de oportunidades que dicho evento tiene disponible para su ocurrencia [5].

Pongamos un ejemplo: si lanzo un dado la probabilidad de acertar en un cara del dado es de 1 en 6, si lanzo dos dados la probabilidad de acertar en ambas caras es de 1 en 36, pero lo más importante no es la probabilidad en sí, sino más bien cuantas oportunidades tengo para lanzar los dados, es evidente que si lanzo los dados una sola vez es mucho menos probable acertar en mis predicciones que si los lanzo 36 veces, en dicha cantidad de intentos es probable que consiga atinar una vez.

Los “recursos probabilísticos” pueden hacer de un evento poco probable un evento muy probable, dado el tiempo o cantidad de intentos disponibles que tenga dicho evento en ocurrir.
El premio Nobel de medicina George Wald dijo “El tiempo lo hace todo, dado el suficiente tiempo lo imposible se hace posible, lo posible probable y lo probable cierto”, entonces tomando en cuenta esta premisa nos aluden las preguntas: ¿Son suficientes los 4,500 millones de años que se estima tiene la tierra de antigüedad para alumbrar vida a través de mutaciones aleatorias y reacciones químicas sin guía

ni propósito? o mejor aún, desde el Big Bang hasta nuestros días ¿Cuántos intentos tuvo la vida para surgir por casualidad? O ¿Cuántos intentos necesita la vida para que surgir por casualidad sea una explicación plausible? Y también ¿Tiene la casualidad los recursos probabilísticos necesarios para ser tomada como la razón del origen de la vida y la información biológica?

Contando con las herramientas analíticas para conceptualizar sobre la casualidad y sus particularidades podremos en el próximo artículo evaluar científica y lógicamente las respuestas a todas esas preguntas, además conocer si es plausible concebir la vida como un evento ocurrido por casualidad fruto de la interacción entre la materia y las fuerzas de la naturaleza, así como también conoceremos datos impresionantes sobre el tiempo, los átomos y el universo.

Hasta la próxima entrega…

[1] Dr. Meyer, Signature in the Cell, 174
[2] Dr. Meyer, Signature in the Cell, 176
[3] Fisher, The Design of Experiments, 13, 17
[4] Dr. Meyer, Signature in the Cell, 185
[5] Dr. Meyer, Signature in the Cell, 190
*Plausible: atendible, admisible, satisfactorio.