Skip to main content

Intecianos hay hasta en la China

Gracias al convenio con la República Popular China, cinco egresados cursan maestrías en ese país.

Cualquiera resuelve un día irse a estudiar fuera del país. Pero hay que tener una determinación especial para decidirse por China. José Antonio Hernández y Ángel Camacho la tuvieron y allá se encuentran ahora, uno en Wuhan, provincia de Hubei, y otro en Beijing, gracias al convenio que el Gobierno de la República Popular China tiene con INTEC.

Ellos son los becarios del segundo año del programa del que el pasado junio se graduó el primer participante, José Arturo Altagracia y en el que en pocos días se irán dos valientes más: Tania García Tineo y Emmanuel González. Sí, China.

Cuando leas este artículo piensa que ellos están nada más y nada menos que en la tierra del día después, donde el sol se acuesta cuando de este lado comienza a salir (y viceversa): a 12 husos horarios de nosotros, hablando en mandarín, estudiando en inglés y viviendo la experiencia más global que se pueda imaginar. “Tengo compañeros de los cinco continentes y esto me permite visualizar qué está pasando en el mundo”, cuenta José Antonio, egresado de ingeniería civil y estudiante del máster en Administración de Negocios, mientras explica para La Colmena cómo esta realidad multinacional le ha permitido desarrollar una visión global de la que República Dominicana forma parte.

“Es ahí cuando uno se da cuenta de lo pequeño que es el mundo y del real significado del término “ciudadano global”, coincide Ángel, economista y futuro egresado de la maestría de Comercio Internacional de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Beijing.

Lo mismo destaca José Arturo, el pionero, ya de regreso a la isla: “El intercambio que se da entre compañeros de diferentes nacionalidades, situaciones económicas y sociales, créanme que es una experiencia maravillosa”.

Y no se trata sólo de perspectivas sobre la realidad mundial, sino que, como lo cuenta José Antonio, los estudios de casos que se presentan en el aula “te permiten apreciar y entender las diferentes perspectivas con que las personas analizamos las cosas, y cómo cada quien enfoca su norte o toma decisiones, a partir de sus propia cultura y entorno”.

Al pasar el periodo de adaptación inicial, el balance para todos es definitivamente positivo.

Al principio el obstáculo más fuerte es el idioma. Lo sientes desde que te toca tomar un taxi o comprar algo y nadie entiende nada de nada, ni las señas.

Al revisar el proceso en perspectiva, Ángel advierte que una de las cosas más importantes que se aprende cuando se está tan lejos es aceptar las diferencias y ver las cosas desde un punto de vista menos etnocéntrico.

Mi recomendación – le dice a nuestros lectores- es que aprovechen el tiempo y se preparen lo mejor que puedan, que estén dispuestos a correr riesgos porque nada bueno llega si nos quedamos sentados esperando”. Y agrega, para los que opten por seguirle los pasos: “Tráiganse una mano de plátano, yuca o lo que prefieran, ¡por aquí no van a encontrar!”.


Cynthia Abreu

Periodista por convicción especialista en comunicación digital. Amante de los animales, la literatura en general y el arte.

Leave a Reply