Por: Ashley Buret Rmz/ Estudiante de Comunicación Social y Medios Digitales
SANTO DOMINGO. -Instagram, Facebook, Twitter… en la actualidad, el ser humano cuenta con diversas plataformas digitales que han revolucionado la manera de conectar y comunicarse con otras personas. El uso constante de las redes sociales es un aspecto que yaes parte de nuestras vidas, se construyen relaciones a partir de ellas, se configuran y moldean las identidades propias de una persona alrededor de estas plataformas y por medio de ellas se pueden omitir opiniones, entre otras cosas. Básicamente, el mundo de una persona puede girar en torno a las redes sociales, ya que puede ponernos más en contacto que con el mundo, pero, ¿te has percatado de las consecuencias que puede llevar estar siempre bajo el consumo de redes sociales?
Alteración en el patrón del sueño, producción de intranquilidad, disminución en la ingesta de alimentos, bajo rendimiento en la escuela, universidad o trabajo; agravamiento de una autoestima desequilibrada que ya estaba presente o exacerbación de los trastornos de ansiedad, esto y mucho más puede ser raíz de un uso excesivo en conjunto con un mal manejo de las redes sociales. Todos los usuarios de la redes sociales están expuestos a estos presuntos problemas, pero el blanco central está la población joven, principalmente los adolescentes, que se encuentran en la etapa más influenciable de sus vidas.
En sentido general, el comportamiento humano está compuesto por la suma de las estructuras bioquímicas, así como de la interacción con el entorno social en el cual se desarrolla el ser humano. El estudio del comportamiento, desde una perspectiva social ha generado numerosos estudios que afirman que la interacción con el entorno es determinante para la formación de la personalidad, la construcción de las cogniciones y la determinantes actitudinales de las personas. Cuando esta interacción tan necesaria con el entorno físico se ve interrumpida, que es muchas veces el efecto que causa las redes sociales, pueden surgir problemas en el desarrollo de actitudes de la persona.
La adicción no es algo que solo tiene que ver con la sustancia, hay adicciones que son de comportamiento y si bien “la adicción a las redes sociales” no es un trastorno que se contemple dentro del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, también conocido como DSM-5, las redes sociales si pueden afectar al buen funcionamiento de tu cotidianidad, el cual es uno de los parámetros a verificar cuando se están estudiando este tipo de trastorno.
Aunque todavía no está estructurado del todo en los aspectos en los cuales las redes sociales pueden afectar de forma directa al desempeño físico y mental del ser humano, ya se están haciendo estudios a nivel internacional sobre el excesivo uso de las redes o de las tecnologías en general como una adicción, por ello no se puede asumir o generalizar con respecto a los dos temas.
Sin embargo, la psicóloga, Patricia Liranzo, dice que “como todo comportamiento, la red social, si es utilizada para evitar vivir cosas, como escape para cuando estoy aburrida, triste o enojada, eso se convierte o tiene la estructura de cualquier comportamiento adictivo que no sea en red”.
Las redes sociales tienen un estímulo: son atractivas. Desde que una persona publica algo se convierte en una realidad, ya sea al imaginario de la persona y de quien consume esa publicación, pero que no necesariamente responde a una realidad concreta. Eso es lo que las puede volver peligrosas de no manejarse con precaución.
Un elemento de doble filo con el que cuenta las redes sociales es que tiene de todo. Esto puede ser tomado desde el punto de vista más optimista: estas plataformas digitales son un medio en donde convergen muchas cosas, ya no hay tanta necesidad de buscar en diferentes lugares para encontrar una información o un dato en específico.
Los jóvenes están en esa etapa de búsqueda, de querer encontrar quien es de verdad y muchas veces no se dan cuenta de que lo visto a través de sus smartphones no son más que exageraciones de una vida común y corriente.
Según la psicóloga Liranzo, muchos adolescentes enganchan fácilmente con la red porque no cuenta con aceptación o validación en su propio contexto; poseen unas visiones y creencias distintas a las de sus padres y lo más probable es que no cuenten con amigos que compartan esas opiniones, por eso buscan refugio en las plataformas digitales y muchas veces lo encuentra y es ahí donde viene el problema, cuando se dejan llevar de lo que ven simplemente porque se comparte el mismo punto de vista.
Ahora bien, la influencia que ejerzan estas redes dentro de la vida del usuario se pueden ver desde dos perspectivas:negativas y positivas, la diferencia entre estos dos puntos de vista dependerá de la frecuencia con la que se utilicen las redes sociales y el nivel de seguridad dentro del uso de ellas.
Este reportaje contó con el acompañamiento del docente Víctor Hernández, en el curso de la asignatura Escritura para Medios de Comunicación II.
Desequilibrio en el autoestima
La psicóloga Betances resalta la importancia de destacar el dato de que la construcción de la autoestima o valoración propia es la suma de variables psicológicas como el manejo de la inteligencia emocional, crianza y tipo de personalidad.
Reconociendo lo anterior, hay que reconocer que existen redes sociales que se convierten en un mecanismo de incentivo que estimula o desincentiva la valoración de la persona. Esto generalmente sucede cuando se desarrolla un apego a las dinámicas de estas redes que cada vez alimentan la necesidad de reconocimientos. Las personas a través de las redes sociales lo que buscan es incrementar su autoconcepto en la medida en que “yo soy quien los otros miran desde fuera”, así expresa el psicólogo Joan Noboa.
Aunque es cierto que aún no se ha aprobado el hecho de que las redes sociales causen un problema en la estructura cerebral directamente, el uso de estas se puede relacionar con el empeoramiento de trastornos, síntomas o problemas que ya estaban presenten dentro del carácter de la persona.
Betances destacó que esa relación entre el uso de las redes y el efecto en la autoestima ha sido estudiada y a partir de los resultados obtenidos se ha demostrado que el uso excesivo de las redes sociales puede contribuir por un lado, al aumento del estrés y la sensación de soledad y por otro, a la disminución del sentimiento de felicidad.
Feed perfecto, vida falsa
La motivación de mostrarse como un ser humano perfecto y plenamente feliz en las redes, puede tener diversas causas. Hablando desde el panorama social, dentro de las redes existe un modelo en donde las mismas redes incentivan esa competencia de mostrar lo mejor o mayor cantidad de atributos.
Según un estudio realizado en el 2018, dirigido por Melissa G. Hunt, licenciada en Psicología Clínica, evaluó dos grupos de jóvenes, en donde uno de ellos siguió usando las redes sociales con normalidad y el otro grupo por solo 10 minutos al día. Al finalizar el experimento, se dieron cuenta de que los jóvenes que tenían un menor acceso a las redes sociales lograron reducir sus niveles de soledad.
Hunt señaló que cuando un individuo está expuesto constantemente a ver la vida de otros desde una plataforma como las redes sociales, en donde todos comparten sus momentos felices, logros, viajes y vacaciones,es más probable que las comparaciones entre la persona que lo está viendo y el dueño de la publicación comiencen claramente estando en desventaja quien consume el producto. Esto causa la creencia de que la vida de las personas que nos rodean es mejor que la propia.
Pero este concepto está mal desde la raíz, ya que si se analiza desde un punto neutro se puede observar que la comparación que el individuo está haciendo llega a ser hasta injusta: está comparando los aspectos positivos y felices de una persona aleatoria con la desventajas que cuenta su propia vida.
La psicóloga Liranzo dijo que aunque es cierto que es fácil crearse una identidad digital ajena a lo que realmente representa una persona, ella considera que hay personas “genuinamente solas”.
Según la médico-psiquiatra Ana Peguero, la necesidad que existe de mostrar una vida perfecta a través de la pantalla es por querer vender un estatus, y demostrarle a los demás que contamos con un equilibrio en nuestra vida y que todo está como debería, que hay estabilidad cuando muchas veces no es así en lo absoluto.
“Nosotros los seres humanos no somos honestos, no somos reales. Siempre queremos vender cosas que no son. Entonces, es como ´mira, yo estoy con mi pareja, con mi familia´ cuando la familia, en ese preciso momento, se está rompiendo, se está deshaciendo, hay conflicto de pareja, infidelidades, y así sucesivamente, entonces yo vendo lo que no es real”, expresó la doctora Peguero.
Ciberacoso: maltrato vía red
Los insultos y la difamación de la imagen de una persona por medio de rumores son elementos desagradables pero bastante característicos en la vida un adolescente común, pero con la propagación y proliferación de los teléfonos inteligentes y el gran auge que han tenido las redes sociales en la última década se ha transformado el concepto de lo que era acoso o bullying.
Como se había mencionado anteriormente, una de las características con la que cuentan las redes sociales es el hecho de que todo resulta mucho más fácil de hacer, y aunque esto puede ser tomado por el lado bueno, en muchos casos esa facilidad que otorga, ya sea para emitir opiniones, ideas o pensamientos le da espacio al “ciberacoso” para poder crearse.
El ciberacoso, también conocido como ciberbulling en inglés, es el término que se utiliza para referirse a cuando una persona, en su mayoría niños o adolescentes, es molestado, humillado o amenazado por medio de las plataformas digitales, como las redes sociales, que se hacen a través de dispositivos como el celular o la computadora.
Si bien los mensajes a través de las redes son una forma central por los cuales los jóvenes pueden comunicarse y mantenerse en contacto tanto con las personas de su alrededor y hasta con ciudadanos de otros países, este nivel de hiperconectividad puede dar acceso a intercambios que pueden llegar a ser potencialmente preocupantes.
Horas invertidas en las redes ¿existe un límite?
En el país las redes sociales más populares dentro de la población adolescente, se encuentran: WhatsApp, Facebook, YouTube, Instagram, Snapchat y Twitter. Dichas redes sociales cuentan con distintas características entre sí.
Según los resultados de una encuesta realizada y dirigida hacia jóvenes entre 16 y 25 años, la red social preferida por la mayoría de los adolescentes y jóvenes adultos es “Instagram”, siendo su total de 66,1% del total. Según la misma encuesta mencionada anteriormente, se da a demostrar que la mayor parte de las personas encuestadas hace uso de las redes sociales en un promedio de 2– 3 horas al día (31%), seguido de cerca por quienes las usan por más de 5 horas, con un 24%.
Pero, ¿existe un punto límite que diga cuantas horas se les debe dedicar a las redes sociales? La verdad es que no, existen unas diferencias generacionales que son muy importantes y deben de tomarse en cuenta, pero claro, todo en la vida tiene su balance y pasarte dos tercios de tu día pegado al celular no es un hábito sano. Como señala Liranzo, eso tiene que ver con cada quien, pero como todo en la vida, existen límites a los que se deben de aferrar, “obviamente si estás en tu trabajo, en donde tú tienes que rendir unas horas y de ese trabajo tu inviertes el 50 por ciento de tu tiempo en redes sociales, claro que va a haber un problema”.
Por otro lado, la psiquiatra Peguero considera que “Se le podrían dedicar de dos a tres horas, máximo”, recalcando en el hecho de que no hay necesidad de estar pegados todo el tiempo a la pantalla cuando hay otras cosas que se pueden hacer durante el día y que resultan de más provecho. Mientras que Diuris Betances señala que Lo recomendable es revisar las redes sociales en 3 ocasiones durante el día: primeras horas de la mañana: una segunda vez al medio día y al finalizar el día.
Pero, más que nada, el uso de las redes sociales tiene que ver con la capacidad de autorregulación de la persona. El problema es que aún en la adolescencia debe de haber una regulación externa por parte de los adultos responsables, en la mayoría de los casos son los padres, que tienen que ser capaces de poner ciertos límites que el adolescente no se va a poner.
Los adolescentes necesitan un control externo parental, ya que está generación, que viene siendo la nativa digital, está expuesta a demasiadas cosas que probablemente su estructura mental no está preparada para procesar correctamente. Pero esas cosas están ahí y no se pueden borrar, por eso es que los padres deben instar al desarrollo del pensamiento crítico para que aprendan a discernir de ciertos contenidos que se les presentan, para que entiendan la naturaleza de esas publicaciones y realmente pongan en consideración si quieren ser partícipes de eso o no.
Poner en tela de juicio
Por otra lado, afirmar que todos los elementos que han traído las redes sociales son aspectos negativos, sería caer dentro de la mentira. Dentro de las bondades que se pueden destacar del uso de las redes sociales se encuentran el establecimiento de los vínculos comunicativos con las demás personas, compartir gustos, búsqueda rápida y ágil de las informaciones, mostrar productos, ofrecer servicios, expresar emociones, compartir con personas con intereses similares.
Pero, estos beneficios están atados directamente al uso correcto de estas redes. En este sentido, que los adolescentes, previo a la utilización de estas redes deben pautarse reglas claras que establezcan el tiempo a utilizar, la frecuencia de uso y la utilidad de dicho uso. Por lo que, el papel de los padres o tutores es fundamental para educar en cuanto al uso y la utilidad adecuada de las redes.
Para dejar de lado ese apego a las redes sociales, lo primero que hay que hacer es estar consciente y aceptar que existe este factor de codependencia hacía las redes sociales. Se necesita tener la madurez necesaria para poder admitir que algo está pasando, ya desde ahí se comienza con el cambio.
El usuario en general no solo el adolescente debe replantearse que publica y como lo hace. No está mal reservarse algunas cosas y no hay ninguna necesidad de que las personas sepan que la otra persona está haciendo en todo momento. No hay que tomarse fotos en todo momento que sean “Instagram Worthy”, que aunque no es necesariamente algo malo querer tener fotos de momentos específicos, pero en muchas ocasiones se puede llevar al estrés por el hecho de no tener algo que compartir en las redes. La doctora Peguero compartió desde su punto de vista que solo así, reservando ciertos detalles de nuestra vida al los ojos del espectador general, llegaremos a vivir una vida mucho más saludable.
Las redes sociales no son malas si se usan de la forma correcta, por eso, no es preciso eliminarlas de su vida para estar en paz, con manejar su tiempo dentro de ellas de forma adecuada basta.