La Economía del Cambio Climático
El cambio no puede ser brusco ni extremo, sino un proceso gradual que conlleve una serie de cambios impulsados por los distintos sectores que conforman la sociedad
Por: Maité Duquela Sánchez/ Estudiante de Economía del INTEC
SANTO DOMINGO.- En el Tercer Congreso Anual de Estudiantes de Economía y Negocios (CANE) del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) asistí a la conferencia, La Economía del Cambio Climático, que presentó la egresada de la carrera de Economía en INTEC, Montserrat Acosta-Morel. Su presentación consistió en resumir lo que aborda dicha rama, desde una explicación general del cambio climático y el calentamiento global hasta la situación actual de nuestro país y qué modelos se han desarrollado para determinar los costos sociales, económicos y ambientales de los efectos de este fenómeno.
El cambio climático es la transformación significativa y duradera del clima en el contexto global, incluyendo cambios en la temperatura, el viento, la precipitación, la longitud de las estaciones, y la intensidad y frecuencia de eventos climáticos extremos, como sequías e inundaciones.
Se origina en el incremento de la concentración de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en la atmósfera, como son el metano (CH4) y el dióxido y monóxido de carbono (CO2 y CO), los cuales emitimos por nuestras actividades como la quema de combustibles fósiles, la agricultura y ganadería, el transporte, etc. Estas emisiones ocasionan que un mayor porcentaje de los rayos del sol queden “atrapados” en la atmósfera, haciéndose una capa más grande y fuerte, produciendo una subida de temperatura a nivel global y el derretimiento de los glaciares, acelerado aumento del nivel del mar, desplazamiento de plantas y animales de su hábitat, alteraciones en la precipitación, sequías, olas de calor, inundaciones, entre otros muchos.
¿Qué ha provocado el Cambio Climático?
Para la República Dominicana, el cambio climático y el calentamiento global son una realidad. Son evidenciables los aumentos en la temperatura y en el nivel del mar, la acidificación de los océanos, la transformación de los ecosistemas de las costas, etc. Asimismo, hemos sufrido fuertes y más frecuentes tormentas tropicales y huracanes, temporadas de sequías más acentuadas, inundaciones (especialmente en las regiones del suroeste y noreste) y precipitaciones más prolongadas e impredecibles.
El cambio climático nos ha obligado a reorientar nuestros patrones productivos y de consumo y a construir todo un nuevo modelo económico que contribuya en la mitigación de los efectos mencionados y en la adaptación de nuestras sociedades a las nuevas condiciones: creando un sistema sostenible.
La Economía del Cambio Climático
Los mesurables efectos de este fenómeno, han provocado el desarrollo de la rama dentro de la ciencia de la economía, conocida como Economía del Cambio Climático, que consiste en la cuantificación de los impactos del cambio climático, combinando modelos científicos y económicos, bajo escenarios pasados y presentes, e identificando patrones para predecir casos del futuro.
Esta rama se ha dividido por distintas líneas de inclinación. Algunos se enfocan en las estimaciones agregadas de los costos económicos (medido en % del PIB) del cambio climático por región o por país, otros buscan estimar los costos en un sector económico específico, como son: el sector energético, el sector agropecuario, el turismo, el territorio (rural y urbano) y con ello, la movilización de las comunidades y la reestructuración de las ciudades, entre otros.
Un estudio más reciente, realizado en el 2017, por los economistas William D. Nordhaus y Andrew Moffat, nos proporciona una síntesis analizada de los estudios realizados en el pasado sobre los daños y costos que implican los efectos del cambio climático en el mundo. Una de sus conclusiones fue que los sectores económicos más vulnerables son: la agricultura, la salud y los sistemas energéticos.
Adicionalmente, los modelos económicos de equilibrio parcial y de equilibro general – como es el desarrollado por Nordhaus: Dynamic Integrated Climate-Economy model (DICE-Model) han concluido que para que la reducción de gases de efecto invernadero sea realidad, necesariamente habrá primero una reducción del crecimiento económico, debido a nuestra alta dependencia a los sectores productivos que más emiten dichos gases, como es la industria de la quema de combustibles fósiles.
Por ello, el cambio no puede ser brusco ni extremo, sino un proceso gradual que conlleve una serie de cambios impulsados por los distintos sectores que conforman la sociedad.
A pesar de que la primera conclusión no es tan atractiva para los economistas y menos aún para los políticos, otra de las conclusiones de dichos estudios fue que los beneficios a largo plazo de la adopción de medidas urgentes y eficientes superará grandemente los costos económicos del no actuar. Esto nos indica, una vez más, que debemos dejar atrás nuestra visión miope y debemos empezar a actuar en función de un futuro mejor, no sólo por nosotros, sino por las próximas generaciones.
Más allá de preocuparnos sobre la grave realidad, ocupémonos de comprometernos individual y colectivamente para la construcción de un nuevo sistema adaptativo a las nuevas condiciones climáticas y que sea verdaderamente sostenible. Albert Einstein dijo: “No podemos resolver problemas pensando de la misma manera en que los creamos”. Tenemos las soluciones. Decidamos cambiar nuestra mentalidad y actitud.