La voz de los más jóvenes
Las grandes manifestaciones y luchas políticas de República Dominicana han esta estrechamente vinculadas a jóvenes comprometidos con la patria. ¿Son los jóvenes de esta generación tan aguerridos como para generar un cambio en el rumbo que lleva la sociedad dominicana? ¿Sus críticas y discursos salen de las redes sociales?
Por: César Rodríguez Muñoz/ Estudiante de la maestría en Gerencia del Comercio Internacional
Al asistir a la primera #marchafindelaimpunidad me sorprendió el hecho de que una gran parte de los marchantes eran personas de la tercera edad. Ya para las demás #MarchaFinDeLaImpunidad la asistencia de los jóvenes fue mayor, esto me llevó a preguntarme ¿Qué tanto les importa a los jóvenes dominicanos de mi generación los temas políticos y sociales? o ¿Qué tanto saben de esos problemas?
Es indudable que la juventud dominicana ha sido la protagonista de las luchas políticas más importantes que hemos atravesado como nación. Juan Pablo Duarte con 31 años, junto con Francisco del Rosario Sánchez que tenía 27 años y Ramón Matías Mella con 28 años, nos liberaron de la opresión haitiana, proclamando la primera independencia de la República Dominicana. El Movimiento 14 de junio fue liderado por Manuel Tavárez Justo, que tenía 32 años cuando muere por combatir el régimen dictatorial de Trujillo. Las hermanas Mirabal, Patria con 36, Minerva con 34 y María Teresa con 25, cuando mueren por su lucha en contra la dictadura; Amín Abel con 28 años cuando muere por luchar contra la opresión de Balaguer. Francisco Alberto Caamaño con solo 33 años cuando luchó en la Guerra de Abril. A excepción de Patria Mirabal, ninguno de estos héroes patrióticos pasaba la denominada etapa juventud adulta que dura hasta los 35 años.
Hoy parece que los jóvenes nos distraemos con otras cosas, y la política ha sido dejada en manos de los “políticos profesionales” que han provocado un alejamiento aún mayor de la población joven de nuestro país. ¿Y es que no nos importa? Todo lo contrario, los expertos aseguran que los llamados “millenials” se preocupan por las cosas que pueden ayudar a hacer un mundo mejor, nos preocupa el medio ambiente, los problemas sociales, migratorios, de género y casi todas las problemáticas que atraviesa el mundo actualmente.
Entiendo que el problema es que estamos tan inmersos en los eventos y conflictos globales que a veces se nos hace difícil mirar los que tenemos más cerca, como si le tuviéramos más miedo a enfrentar nuestra situación que a hablar sobre la de otros. La idea de la globalización y el surgimiento del concepto “ciudadano del mundo” nos ha retirado de la realidad local.
Rechazamos la acción de United Airlines en contra del pasajero que forzosamente expulsan del avión, pero no vemos cómo nuestro sistema judicial se encuentra carcomido por la corrupción y la impunidad; hacemos cadenas de oración por los inmigrantes sirios, pero no hacemos ni un Ave María por los policías que cobran aproximadamente siete mil pesos AL MES; peleamos por las políticas de Trump, pero no marchamos por los miles de millones de dólares que nos han robado en sobrevaluaciones y sobornos; alabamos el modelo educativo de los países nórdicos, pero permitimos que la educación actual nos coloque en el último lugar de la prueba PISA.
La forma de reclamar ha cambiado, y aunque apoyamos enormemente la utilización de los nuevos medios digitales para alzar nuestra voz y denunciar lo que esté en contra de nuestros principios, el trabajo por el cambio debe ser constante y participativo. Hay que comprender que la lucha dura más que un “share” o que un comentario que hagamos en nuestras redes sociales.
Si empezamos haciéndonos preguntas como ¿a quién beneficia esa política pública? ¿Cuánto se gastó ahí y cuánto cuesta en otros lugares? ¿Por qué se gastó así y no de otra forma? ¿Por qué se tomó ese préstamo? ¿Estaba consignado en el presupuesto? ¿Qué está estipulado en el presupuesto y como eso favorece el desarrollo de la nación? ¿Por qué nombraron a fulano en tal puesto y quien realmente es? ¿Quiénes son los regidores de mi circunscripción y que han hecho? ¿Qué tal los diputados que me representan, que hacen en el día a día? Si llevamos estas preguntas a nuestros círculos sociales, si la discutimos con nuestros colegas de trabajo y si le explicamos a los más desfavorecidos los problemas que nos azotan, podemos empezar a crear una cultura de conciencia nacional que presione a los que nos gobiernan para que lo hagan de la mejor forma que sus habilidades le permitan. Si no resulta, tendremos suficiente motivación para hacerles juicios políticos, someterlos hasta las últimas consecuencias o castigarlos en las elecciones con el voto en contra.
No lo olviden: #lamarchasigue.