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Tag: taínos

La herencia dominicana en el dembow

Es tiempo de subirle el volumen a los speakers para leer a nuestro egresado Joan Noboa, quien esta vez analiza cómo el popular ritmo del dembow contiene también muchos elementos de nuestra herencia cultural

Joan Noboa / Egresado de Psicología (2015) /  joannoboa93@gmail.com

Hace unos meses se hizo el estreno de la canción “El sonido de la lata” de “El Principe Baru”. En el video musical el escenario es la selva, en que el cantante aparece como el cacique de la tribu que allí habitaba. A pesar de que muchas personas dicen que el dembow no tiene nada qué aportar al país, yo creo que dentro de esta canción hay mucho que encontrar, comenzando con la frase que grita a la mitad de la misma… ¡Mis indios se escuchan de lejos!

En nuestro anterior ensayo titulado “El ritmo como base de la felicidad”, hablamos de cómo el tambor utilizado por los taínos sigue vibrando y reuniendo a nuestro pueblo, conformándose así en uno de los cimientos de la felicidad en las y los quisqueyanos. En ese aspecto, este trabajo tratará de relacionar nuestra música con aquello que Benedetto Croce considera la ciencia de la expresión, y Kant, un ejemplar donde se comparten y reúnen todas las ideas subjetivas…la estética.

Para Kant, la estética forma parte de esas necesidades subjetivas manifestadas con objetividad y que sirven de guía para un colectivo. Dicho elemento, también debía ser una experiencia que tenga un común en lo universal. ¿Qué tiene que ver eso con la música? Bien, te explico. Nuestros taínos relataban (necesidad subjetiva) las historias que debían ser recordadas en tiempos posteriores (guía y acción objetiva) ¿Cómo lo hacían? A través de cantos y ritmos con una especie de tambor hecho de un madero hueco, donde había un guía que decía una especie de coro, que a su vez, era contestado por los demás participantes (común en lo universal).

Pienso que Kant no se equivocó. Ese común en lo universal, en este caso la música, se ha mantenido vigente durante siglos, y en algunos casos, con la misma estética. Veamos el siguiente ejemplo:

Yo soy Ogum-Balendyó, y vengo de los olivos
a darle la mano al enfermo y a lenvantar los caidos…

Ay, yo soy Ogum (guía)
[Balendyó] (respuesta)
y vengo de allá (guía)
[Balendyó] (respuesta)

¿Les suena parecido? Esta letra es la introducción a Suero de amor del cantautor Kinito Mendez. Los palos son un ritmo donde se alaban distintas deidades, o luases, de los 21 misterios. Los orígenes de esta práctica se remontan la época de la colonización. Los españoles querían “cristianizar” a los africanos que habían traído, negándoles hacer todo ritual en honor a sus dioses y diosas, y dándoles cuadros de santos cristianos para que les rezaran. No les quedaba de otra, y ante ello, rendían culto a las imágenes cristianas pero atendiendo al significado de cada lua. Por ejemplo, a Santa Ana la relacionaban con Anaisa Pie, mientras que a San Elías lo veían como “El Barón del cementerio”. Y fue así que, de una forma sutil, comenzó el sincretismo (fusión) entre el catolicismo y los ritos religiosos africanos. Sincretismo que se mantiene hoy en día, al igual que la estética usada en ambos ritos (el areíto y el vudú)…Al parecer Juan Luis Guerra sabe de lo que hablo y lo representa en su canción “A pedir su mano” .

juanluis

Viene a pedir mi mano, viene
Vamo’ sonai unos palos pa’ que me quiera por siempre (guía)
Que su amor sea verdadero (respuesta)
pa’ que me quiera, ¡ay! (guía)
viene a pedir mi mano viene
vamo’sonai uno palo’ pa’ que me quiera por siempre (guía)
pa’ yo prendei’ mi lucero (respuesta)
viene a pedí mi mano viene (guía)

La cantidad de canciones donde esta estética se mantiene en pie junto al sonido de un tambor detrás es inmensa, y también la podemos encontrar en la bachata o la salsa (ritmos caribeños ¿casualidad, no?). De hecho, este mismo fenómeno se presenta en Venezuela donde, en la actualidad, las batallas de rap entre jóvenes tienen mucha popularidad, pero con la característica de que utilizan la misma estética que sus predecesores en las improvisaciones de coplas, muy diferentes a otros raperos de Latinoamérica. También lo podemos encontrar incluso el dembow. Si, en el dembow. Lo único es que en una sociedad donde se otorga más valor al individualismo, en las canciones, es el mismo guía que se responde debido a que no cuenta con el apoyo de más personas a su alrededor. Veamos…

Tengo el sonido de la lata (guía)
Es el sonido mami que te pone maniaca (respuesta)
Tengo el sonido de la lata (guía)
Ya sal del closet… (respuesta)

Lo anterior, a pesar de tener diferentes historias, no solamente tiene la misma estética de las canciones que he señalado en este escrito, sino que también, posee el mismo fin… contar una historia para que conduzca la necesidad objetiva del colectivo. En este punto es donde las feministas quieren poner un alto debido al contenido (machista) con el que se continúa guiando a la población, cosa que veo imposible si no miran más allá de lo que a simple vista se ve, comenzando con sus batallas perdidas hacia la industria musical, quienes no venden contenido, sino sonidos de lata vuelto ritmos, lo cual explicaremos en el próximo análisis.

Referencias

  • Atalay, 2007; Santayana, 2006 en Soto, M. (2015). Ética y estética de los roles de género del INTEC. (Monográfico inédito), INTEC: Santo Domingo, Rep. Dominicana.
  • Giovanni, C. (2009). Apuntes sobre el origen y práctica del vudú dominicano. Recuperado de: http://lapasioncultural.blogspot.com/2009/08/contexto-del-vudu-dominicano.html
  • S.a. (2011). El areíto. En Historia del nuevo mundo. Recuperado de: http://www.historiadelnuevomundo.com/index.php/2011/11/los-areitos/
  • Youtube.com

El ritmo como base de la felicidad

No dudes en darle a play en los enlaces y disfruta de la época dorada del merengue dominicano mientras analizas junto a nuestro egresado Jason Noboa cómo el ritmo musical impacta nuestro estado de ánimo

 

Joan Noboa / Egresado de Psicología (2015) /  joannoboa93@gmail.com

Hace varios días, tuve la oportunidad de asistir a un evento en la XVIII Feria del Libro. La conferencia se titulaba: “La palabra en la música”. Poner palabra y música en la misma oración hizo que, más rápido que inmediatamente, fuera al Teatro Nacional para ver de qué se trataba.

La charla, a cargo de las y los expositores fue magnifica, aunque algo me llamó mucho la atención. En un momento se instaló la pregunta de si la música hace a la letra, o es la letra que hace la música. Para el investigador Eddy Sánchez, “la obra de Prud’ Homme (las letras del himno dominicano) no fuese tan conocida sin la música de José Reyes”. Puede que sea cierto, aunque no me gusta entrar en debates dicotómicos, pues considero que con tantos colores, debatir sobre si algo es blanco o negro sería perder mi tiempo. Por eso, quiero ir un poco más lejos del 1844, y tocar otro tema en relación a la palabra y la música con nuestro pasado y, de esa forma, entender una parte de un estado emocional tan presente en las y los dominicanos, la felicidad.

En la actualidad podemos ver cómo hay un sinfín de “fórmulas” (mayormente en los libros de autoayuda) para buscar ese “tesoro” tan anhelado y envidiado. Hay quienes creen que se trata de disminuir el dolor y aumentar el placer. Otros, consideran que se obtiene alejado de todo bien material. Puede que ambos estén en lo cierto. Si le preguntamos a la Psicología positivista, una corriente cuyo objeto principal de estudio es la felicidad, nos dirá que debemos tener en cuenta ambas cosas –bienestar y sufrimiento- porque tanto lo malo como lo bueno es relevante existiendo un equilibrio entre ambas partes, y es tanto así, que ese equilibrio logrado trae consigo beneficios psicológicos, sociales y comunitarios. En esta parte, quizás, me preguntes ¿Cómo puedo ser feliz? Según Martin Seligman, co-fundador de la psicología positivista, existen tres caminos a seguir: el primero, es tener la mayor cantidad de momentos felices a través de lo que él denomina saboreo, junto a una atención plena de esas emociones positivas en el presente, las cuales vamos a desarrollar si miramos al pasado con gratitud y perdón, haciendo uso del optimismo y la esperanza para el futuro.

merengue1

El segundo camino, es mediante un momento de flow, y no me refiero a la palabra flow que tanto han desvirtuado, sino al “fluir” de la consciencia haciendo una actividad que nos guste, dejando el miedo al ridículo a un lado. Por último, el tercero de estos caminos hacia la felicidad consiste en desarrollar nuestras fortalezas y virtudes al servicio de las demás personas.

Cada uno de estos tres caminos es propio del sentir colectivo del pueblo dominicano. Un pueblo al que le gusta gozar, aunque todavía no tiene idea de cómo perdonar ciertos errores de su pasado (1er camino); quienes usan la creatividad para ganarse el sustento de cada día, disfrutando lo que hacen, y sin pensar que sea vergonzoso (2do camino) y; personas que, sin lugar a dudas -porque estas no caben en las guaguas públicas- manifiestan ese calor humano a través de su solidaridad (3er camino) pese a que existan quienes digan que lo único que creamos fue la tambora, y se utilice golpeándola.

Aun así, a quienes sustentan este pensamiento, y a cualquier otro con intenciones eurocéntricas, debo decirles que los instrumentos de percusión son otra de las piezas claves en la felicidad de las y los dominicanos. Me explico. Antes de la colonización, nuestros taínos celebraban “el areito”, una ceremonia que era alusiva a alguna victoria, regocijo grupal o casamiento del cacique. En este rito, se bailaba y cantaba. Algunas veces con una música emitida por una especie de tambor hecho con un madero hueco.

merengue2Sus cantos, buscaban plasmar sus historias para que no fueran olvidadas por las generaciones siguientes mediante un guía que decía una frase, y esta era contestada por las demás personas a coro. Esta forma de hacer música ha ido evolucionando desde aquella época hasta la actualidad, ese será otro tema de estudio, pero por ahora, nuestro interés radica en la pureza del sonido, la melodía y tempo (velocidad).Tres características del sonido que, bien combinadas, evocan la felicidad de quien los perciba. Los músicos de la Región Cibao saben a qué me refiero.

Para el maestro Crispín Fernández (saxofonista), “nunca llegarás a ver a un músico del Cibao triste”… ¿Por qué pasa esto? ¿Qué tiene que ver la música con que los dominicanos sean felices? Bien, les pondré el mismo ejemplo que me comentó una vez Crispín. Si escuchamos la canción “Se murió Martín” nos daremos cuenta de que relata una historia muy triste, pero aun así, las personas bailan ese merengue alegremente ¿Acaso las personas son sordas? No lo creo, de lo contrario, otra cosa sería. Analicemos dos versiones de dicha canción para encontrar la diferencia, una interpretada por Jhonny Ventura, y otra por de Pavel Núñez.

Escuchemos los acordes… En la música, es muy común escuchar que acordes menores son para la tristeza (aunque una gran amiga me dijo que sugieren intimidad o emotividad), y acordes mayores para la alegría. Para nuestro análisis solo tomaremos la introducción de ambas canciones. En la del “Caballo mayor”, Jhonny Ventura, se pueden apreciar un Do menor y un Sol mayor, mientras que en la de Pavel Núñez podemos encontrar los acordes Re menor y Sib mayor, exactamente lo mismo, solo que un tono mayor a la canción anterior.

3008137c1d3f388medEntonces, viendo que tienen la misma letra y están compuestos tanto por la misma estructura de acordes mayores y menores ¿Dónde es que está la diferencia? ¡¿Por qué una me invita a bailar y la otra a reflexionar sobre lo que le pasó a Martín?! Si bien la personalidad de ambos cantantes influye, para mí, la respuesta está en el tempo. Mientras que la balada pop no cuenta con dicha fuerza y velocidad, enfocándose en la intimidad de sus notas; el merengue va un poco más acelerado.

Cabe decir que este fenómeno puede contemplarse muy bien en los años dorados del merengue “En Bandolera” de Alex bueno, “La quiero a morir” de Sergio Vargas y muchas más y también en la salsa (“Volveré” de Chiquito team band, “Ya te olvidé“- Cristian Bc…), donde tanto composiciones propias como “Se murió Martín” o adaptaciones de otros géneros, se ha acelerado el tempo, evocando la fuerza del tambor en el fondo…Tambor que, desde la época de nuestros taínos ha estado presente para agruparnos y transmitir historias, viviendo el presente en un momento de flow donde nuestra atención plena está solo enfocada a nuestro bienestar y felicidad, razones por las que, según el mismo Crispín, el merengue no ha muerto –y tampoco creo que muera-, las cuales explicaremos en la segunda parte de “No importa lo que cantes” donde abordaremos la evolución de nuestra música a través de la historia teniendo como base el tambor, y cómo se ha mantenido la estética del lenguaje que la acompaña.

Referencias

  • Gracia, E. (2013). Panorámica actual de la psicología positiva. Trabajo de fin de grado, UOC. Recuperado de http://openaccess.uoc.edu/webapps/o2/bitstream/10609/24027/6/egracianaTFG0613memoria.pdf
  • Park, N., Peterson, C., & Sun, J. (2013). La Psicología Positiva: Investigación y aplicación. Terapia psicológica, 31 (1), 11-19. Recuperado de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=78525710002
  • Vázquez, C. Hervás, G, Rahona, J & Gómez, D, 2009. Bienestar psicológico y salud: Aportaciones desde la Psicología Positiva. Anuario de Psicologia Clinica y de la Salud, 5, 15-28. Recuperado de http://institucional.us.es/apcs/doc/APCS_5_esp_15-28.pdf
  • S.a. (2011). El areíto. En Historia del nuevo mundo. Recuperado de: http://www.historiadelnuevomundo.com/index.php/2011/11/los-areitos/
  • Hasta la tambora.
  • Acento.com.
  • Sipse.com