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Tag: romaticismo

Nada Peculiar

En su más reciente colaboración al Rincón Literario, el autor que conocemos como “Rekiza Tosoraz”  nos invita a explorar nuestras virtudes a través de un poema

 

Nunca he sabido por qué los poetas suelen
comparar inéditas mujeres con flores silvestres,
pero sí sé por qué te puedo comparar con ellas…

Intentas mezclarte con la muchedumbre, pensando que pasarás por alto.
Usas ese camuflaje tuyo, esa línea invisible, y no ocultas tus defectos, para parecer un organismo simple.

Ja. – Se ríe entre sí. – ¿Pero sabes qué?
Ante los ojos expertos de alguien que busca verdad,no estás exenta.

Tal cual Cubanola Domingensis,
brotas única e indiferente a tu rareza.
Creces, maduras, pensando que eres otra flor más,
nada peculiar.
O al menos eso piensas que sería lo mejor pensar…

Pero, ¿Puede una estrella tan intensa,
brillar en el firmamento sin que nadie se percate?
¿Puede el arcoíris serpentear
en los vastos cielos, sin cautivar a la mirada?
¿Puedes tu, oh fruto exuberante de esperanza,
danzar con tal esplendor sin que se te capture in fraganti?

Por tu paso férreo que acompaña esa voluntad infalible tuya.
Por esa melodía que aflora en ti al disfrutar un momento.
Por esa valentía que demuestras cuando la verdad está puesta en duda; por eso y mucho más eres endémica.

¿Qué? ¿Aún no me crees? ¿Piensas que exagero?

Rétate, dale una oportunidad más a los halagos,
a estos halagos, y ten cuidado al perderte
en la verdad que día a día está frente a ti.
Porque cuando dejes de ver,
y por fin escrutes este halago,
notarás lo poco descriptivo que soy…

 

Un Nuevo Mundo

El autor Inteciano que ha preferido ser reconocido como “Rekiza Tosoraz” nos comparte un relato sobre la posibilidad de mirar a un nuevo mundo, muchas veces a través de los ojos de nuestros semejantes

 

Seguro que sabes que hemos ido a la Luna, un satélite de la Tierra. Y el deseo de explorar otro planeta, otro mundo, es inaudito, y muy anhelado; pero no han podido lograrlo.

¿Qué tal si te dijera que he visitado un nuevo mundo? ¿Me creerías?
Es tan laudable, que temo por que descubran cómo lo he logrado.
Atesoro, como si de la inmortalidad se tratase, el medio para ir a ese nuevo mundo.

Je, je – sonríe para sí – creo que también te has dado cuenta.
Has tomado medidas.
Limitando mi paso al vislumbrar ese mundo, tu mundo.

¡Ey! Ahora no te muestres extraña a esto.
Sabes lo que guardas,
sabes lo que eres,
y sin lugar a dudas,
ya dejaste expuesta la respuesta.

De nuevo me impongo al reto de escucharte,
de perderme en tu semblante,
de retener la realidad fantástica,
que ambienta con excelso y que,
poco a poco,
al abrirse el paso a esa dimensión prismática,
me pierdo al dar con tus ojos…

”¡Hey!” – me gritas; agitando tus manos y chasqueando los dedos –
”¿Por qué me miras así?” – Y de nuevo a la realidad…

Otra vez fui y volví a ese mundo fugaz,
en donde sólo hay un medio,
la ventana de tus ojos,
y donde solo tu moras como guardián,
manteniendo flagrante y concentrado,
el avistamiento plausible.

No entregues a la duda,
el por qué te estoy mirando.

Que no te extrañe mi manera de verte,
pues así como un sol que al mirarlo asiduamente te da una respuesta
y embarca a destellos atenuantes;
así tu luz,
placiente y benévola,
me impide sostenerme,
de manera natural,
ante ti.