El cigarrillo
Una de nuestras estudiantes de Medicina comparte un monólogo educativo, a propósito de celebrarse hoy el Día Mundial Sin Tabaco, una efeméride desde 1987 con el objetivo de fomentar la abstinencia de todas las formas de consumo de tabaco. Cada año la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece un lema, en el 2018 es “Tabaco y cardiopatías”.
Por Bianellis Aquino/ Estudiante Medicina
¡Qué vida la mía!, ¡qué vida tan miserable! Acaban de decirme que yo soy el culpable de sus males, pero, ¿saben qué? Muchos me odian o simplemente no soportan mi presencia, pero a la vez millones de personas en el mundo entero me aman aún sabiendo que les hago daño.
Para ti, fumador, que dices que me necesitas o que te hago falta eres solo una farsa. Cuando mi ausencia te hace necesitarme simplemente vienes a la tienda y me compras con tu sucio dinero. Está bien que no te dé vergüenza que te quedes en una esquina con unos cuantos amigos tuyos a disfrutar de mí, pero ¿Cómo crees que me siento? Me siento utilizado.
Todo empieza cuando decides llamar a tu amigo “el fuego” y con él, me prendes, ¿Crees que eso no me duele? ¡Pues claro que me duele! Y para colmo, como pretendiendo suavizar el ardor que se encuentra dentro de mí, me besas, ¡Me besas! Y con la fuerza de tu beso hipócrita succionas todo mi ser y me expulsas por el aire en un humo tóxico que no sólo te hace daño a ti, también a los que se encuentran a tu alrededor, sea madre, padre, hermano, amigo, vecino, quien sea.
¡Ay, pero que satisfacción te da eso! Sentir mi sabor en tu boca y el hecho de entrar a tus pulmones te encanta.
Tal vez pasamos, aunque sea corto y doloroso, un buen momento, pero ¿Para qué? ¡Para nada! Después cuando te cansas de mí o simplemente ya yo no puedo más contigo, me deshechas como un objeto inservible. Y para que no quede ni rastro de mi presencia me pisas, me pisas y me abandonas, y desde el suelo veo como te marchas.
Tus amigos me critican, dicen que te hago daño, que soy lo peor para ti, que no soportan el hedor que deja mi cuerpo en ti, y es verdad. Aquí yo soy el malo y aun así ¡Me buscas! ¿Es que acaso yo pedí conocerte, acaso yo te dije que me utilizaras? ¡No, no fui yo querido!, Fuiste tú que quisiste, fuiste tú que escuchó los consejos de ese amigo tuyo y viniste a conocerme y a utilizarme. Aquí el verdadero culpable eres tú, déjame, deja de utilizarme, deja de fumar este maldito cigarrillo si no algún día te arrepentirás. ¡Estás advertido!