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Tag: amor universitario

El amor es cuestión de químicos

[sws_red_box box_size=”310″] Montserrat Díaz | montserrat.diaz@intec.edu.do [/sws_red_box]

Días atrás me topé con una revista cuyo tema principal era poco convencional: las pociones y secretos que supuestamente, determinan el éxito de una relación. Mi reacción inmediata fue pensar en las tonterías que la gente se cree, seguido por un “esto es peor que el cuento del té de pantis”, o el de que a ‘’las parejas no se les regalan zapatos para que no te zapateen’’. En fin, un sin número de ideas increíbles de cómo hacer que el enamoramiento y el amor, funcionen.

Al dar un par de clicks, entendí que aquello que parecía sacado de Alicia en el País de las Maravillas, puede llegar a ser cierto siempre que lo veamos desde el punto de vista de la ciencia. Recordé entonces una palabra que aprendí en una clase de biología: ¡feromonas!

Sustancias químicas que poseemos los seres vivos y nos hace secretar una peculiar fragancia que es atractiva a los demás. Algo que el mundo animal toma muy en serio, pero en los humanos sería como un “¡Diache, muchacha/o tu si huele’ bueno!”…a pesar de no existir ningún perfume. En pocas palabras: es un olor característico que tenemos y nos permite atraerl a ciertas personas y viceversa.

A las feromonas, les sigue la dopamina que no tiene nada que ver con dramamina, y es conocida como “la hormona del placer”. Aún sin asociarse siempre al amor, es la parte del cerebro que nos impulsa a hacer las cosas que nos satisfacen.

En otro lugar está la feniletilamina. Descrita como la sensación de “estar en el cielo”, es como el primer mes de amores, el fri-í-to que nos da en la espalda cuando nos da el primer like en Facebook. Y, si nos vamos mas lejos, también es como aquella frase que todos conocemos: “mijo/a, tu ‘ta lento/a hoy, ‘ta enamorao?’’ refiriéndose a cuando interviene la serotonina, hormona que permite controlarnos cuando estamos enamorados y detener las locuras que nuestro cerebro ordena bajo el efecto “aficie”. Esta se contradice con la norepinefrina, responsable de las manos sudorosas, el tartamudeo, los chistes malos, la adrenalina a millón, los post-its anónimos, y toda la euforia del “crush”.

Pero, imaginemos un mundo donde el flechazo funcione y las hormonas sean correspondidas. ¿Existiría alguna para mantenerlas? Sí, aquí interviene la famosa oxitocina, llamada también “sustancia química del abrazo”. Nos influencia a apegarnos al otro y aumenta cuando ocurre contacto físico con la persona que nos tiene norepinefrinizados.

Y habiendo tantas opciones para enredarnos, ¿Qué nos hace quedarnos con una sola?…la vesopresina. Un químico al que también llaman ‘’químico de la monogamia’’, es responsable de mantenernos unidos a una sola persona sin importar el/ la modelo de GQ que se ponga en frente. Y para terminar, las famosas endorfinas, sustancia que permite transformar a todas las demás en “amor verdadero” y trae consigo la “felicidad”. Incluso funciona como analgésico y también está presente en el chocolate.

Entonces, todo sí es cuestión químicos, y, peor que el juego del teléfono, por el “boca a boca” este término llego a pasar de un hechizo de hervir puerro y miel debajo de la luna llena de agosto, a ser incluido, de forma más aterrizada en una revista de las de salas de esperas.

Ya sean las feromonas, minas, ninas, frinas, cinas o finas, todo es cuestión de hormonas, químicos y juegos cerebrales para hacer que una persona convencional se convierta en una extraordinaria. Lamentablemente, ninguna de ellas viene en pastillas.

Mi amigo humano-canino “el botado”

El amor es una cosa maravillosa, o al menos eso dicen los que creen que saben de eso. Es estar con esa persona especial que te hace comprender que puedes querer algo más aparte de tu madre, el bacon o la nutella. Esa persona en la que piensas y piensas, encaramado en una nube como el que marotea mangos en un finca ajena solo por la diversión de decir que está comiendo mango maroteao. Caminas a velocidad 0 y el tiempo sin esa persona se vuelve eterno, pero cuando estas con ella vuela como un amigo que te ve a la distancia cuando te debe dinero.

Ah, el amor, ese mismo sentimiento que puede acabar con la vida como la conocemos…

Advertencia: si usted planea por cosas de la vida terminar con una persona que se encuentra más asfixiada que un buzo al que se le acaba el tanque oxigeno, tenga al menos la consideración de hacerlo luego de que finalice el trimestre/cuatrimestre/semestre universitario. La gente no es así.

Uno simplemente no termina con una persona y la deja escuchando “Someone like you” de Adele a todo volumen en algún carrito de Empanadas Monumental. ¡NO! Ésta es una carta pidiendo consideración a todas esas personas que planean “botar” y no específicamente este 16 de mayo.

El que aguanta lo mucho, aguanta lo poco y si en su corazón queda algo de piedad, piense que al menos le ahorrara el dinero mal gastado a una persona que fácilmente quema todas las materias, y se daña el índice,  todo le sabe a nada por que se le fue “el amor de su vida”

La reacción de una persona al momento de decirle “esto se acabó” es muy impredecible. Hay quienes les entra un tic nervioso en un ojo, confunden los horarios de las materias y llenan los exámenes de Español II con fórmulas matemáticas. Hay otros que deciden llevar sobre-créditos más extensos que la deuda externa de nuestra bella media isla.

Lo claro es que, aunque afecte a ambas partes, siempre hay uno que sufre en menor medida o ni siquiera sufre porque pudo prepararse mentalmente.

Sea lo que sea, si estudian en la misma universidad (y en el caso más trágico, la misma carrera), usted que tomó la decisión y posiblemente sea el menos afectado, escuche mi consejo: empiece a bloquear todas sus redes sociales, que lo están brechando. Dele su espacio y no quiera venir a ponerle vendas a la herida que usted mismo abrió, el efecto será el mismo que si se estuviese aplicando alcohol.

Usted, a quien han botado (si es mayor de edad, que “aquí cumplimos la Ley”): compre un etílico de nombre que se le haga difícil pronunciar, preferiblemente de menos de RD$150 pesos, busque un CD de Adele, dele valor y si el inglés no es su fuerte, Anthony Santos es su amigo. Prepare un maratón de amargue que dure de viernes a domingo y mi madre que si el lunes no se siente mejor, busque ayuda psicológica que lo suyo era profundo.

Un recordatorio: La vida sigue.