Author: Khayssy Cruz

Del 12 al 19 de junio pasado, 14 estudiantes del Área de Negocios del INTEC, se trasladaron al Campus Walter Kissling Gam, de Alajuela, Costa Rica, para participar en el seminario Young Executives Program (YEP) que realiza anualmente el INCAE Business School. El mismo integra temas de las diferentes áreas de una empresa convirtiéndose en una guía del proceso de formación para los gerentes del mañana.

Desde chiquita jugaba a ser doctora. A mis muñecas les daba fiebre, sarampión (producto de un lapicero rojo) y las más desdichadas, corrían la desgracia de quedar calvas o mutiladas. Recordando esos años mozos, me entero que INTEC recibió unos muñecos que serán utilizados para las prácticas de los estudiantes de medicina. ¿Pero cómo así? ¿A estos muñecos les dará sarampión de lapicero rojo?, algo parecido pero no igual.

Los maniquíes formarán parte del nuevo laboratorio del Área de Medicina. Con una inversión de alrededor de 27 mil dólares, sirven para simular y entrenar habilidades sin riesgo alguno en personas. Así como los pilotos aprenden en programas de simulación antes de volar un avión, así mismo nuestros futuros galenos podrán repetir su experiencia con estos muñecos tantas veces sea necesario hasta contar con los conocimientos necesarios y ejecutarlos con un paciente real.

Los “pacientes simulados” estarán en clases de fisiología, fisiopatología, semiología, cardiología, neumología y demás asignaturas en que haya signos físicos por conocer. Los estudiantes harán prácticas de identificación de señales físicas normales y patológicas como ruidos cardíacos y respiratorios, pulsos, coloración de las uñas, etc. Todo en un ambiente controlado.

“Tendremos en las manos lo que antes se decía de manera verbal, escrita o por imágenes. Signos clínicos que teníamos que buscar en algún paciente de una sala del hospital, sin seguridad de encontrarlos”, explica el decano de Salud, Raymundo Jiménez.

En total son tres pacientes simulados: dos adultos, que hacen la función de hombre o mujer y un infante.

A uno se le puede intubar (colocación de

una vía respiratoria dentro de la tráquea). Con otro, se entrena la resucitación cardiorespiratoria, dando masajes cardíacos externos en el tórax y aplicando respiración asistida. También están los brazos artificiales para aprender a colocar vías endovenosas, catéteres o venoclisis (poner una aguja en una vena).

El decano resume que “la enseñanza por simulación es como los ensayos antes de una obra de teatro, o el entrenamiento de un deportista antes de una final.”.

Yo, desde mi sentido médico infantil (que nunca se desarrolló más allá), lo explico informándoles que desde ahora, nuestros estudiantes de medicinas jugarán al doctor, pero para la vida real.

El primer empleo en una empresa reconocida es la aspiración de quien quiere un currículo competitivo; pero insertarse en el mercado laboral puede ser cuesta arriba. Para facilitar este paso, desde principios de 2010, el programa “Pasantías de Honor” permite a estudiantes de término con notas sobresalientes,
practicar lo aprendido dentro de las aulas.

Con un horario flexible, que permite trabajar y estudiar al mismo tiempo, este programa contempla unas 22 horas de trabajos semanales, durante 75 días y se le concedeal estudiante un aporte económico mensual y seguro médico.

Ariel Cedano Núñez, estudiante de término de Ingeniería Industrial, es hoy Técnico Estadístico de Calidad de la Gerencia de Calidad de Hospira, Ltd., una empresa del grupo Asobal, administradora del Parque Industrial Itabo, que participa en el programa. Luis Toirac, profesor y coordinador de la carrera Ingeniería Industrial, recuerda las ganas de Ariel por trabajar: “Estaba ansioso por tener una experiencia real”. Ingresó como pasante de esta empresa el 25 de octubre del 2010, en el área de Lean Manufacturing desde donde brindaba soporte en distribución y reorganización de Layout en departamentos de Shipping, Warehouse y Solvent Room; elaboración de pizarras de control (KPI’s); creación y remodelación de oficinas en el área de Proyectos, entre otros procesos.

Si crees en el “Espíritu de Juego” y el alto sentido de la identidad, este deporte podría convertirse en tu estilo de vida.

¿Volar un disco? Sí, así es como se juega Ultimate. Un deporte de creciente popularidad, conocido como Frisbee, que se está adueñando del corazón de muchos de nuestros estudiantes y egresados, quienes en agosto representaron a la República Dominicana como equipo universitario en el “Torneo de oro” mundial de la Universidad EAFIT, en Medellín, Colombia.

Esta disciplina llega al país en 1983 y evoluciona con la entrada de nuevos participantes, muchos universitarios del país. En el año 2002 se une a ellos el primer representante del INTEC, hecho que dio paso a la entrada de más intecianos al campo de Ultimate. Así surge nuestro equipo, por ser la universidad con más representantes y mayor calidad dentro de los aproximadamente 200 miembros de la Asociación Dominicana de Jugadores de Ultimate (ADJU). “Para nosotros el Ultimate, más que un deporte, es un estilo de vida”. Así refirió Juan Manuel Vicioso, joven profesor de ingeniería y egresado del INTEC, que además de pertenecer al equipo, también forma parte de la directiva de la ADJU.

Vicioso cuenta que formar parte de esta disciplina le ha dado la oportunidad de formar parte de una gran comunidad. “Nos convertimos en una misma familia que comparte también fuera del campo de juego en sitios como Cinamon, Quintana”, nos explica con orgullo y acota con una gran sonrisa que lo que más le gusta es que Ultimate es ante todo un deporte “buena vibra”, aunque esté basado en una competencia. De hecho, no hay árbitros, sino que los jugadores se autorregulan. Saben las reglas. “Se premia el espíritu del juego”.

Para Manuel Poueriet, estudiante de Ingeniería Civil e integrante de las Abejas del INTEC, de lo más atractivo del Ultimate es que tiene características de diferentes deportes: el salto y el pie de pivote del basket (sin los golpes), el lanzamiento del fútbol americano y el dinamismo del soccer. Otra es que pueden jugarlo tanto hombres, como mujeres e incluso equipos mixtos de diferentes edades. Todo lo que se necesita es un plato, un campo y ocho conos. “Las bases del juego y las habilidades son fáciles de aprender, es económico, emocionante y sobre todo divertido”, resalta Poueriet.

El Ultimate se practica en el espacio de campo y pista del Estadio Olímpico y en los campos de béisbol de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU). La ADJU realiza cada año tres torneos tipo liga y uno nacional, entre otras competencias, lo cual convierte al Ultimate en uno de los deportes más prometedores del país.

¿Cómo se juega?

Fácil: dos equipos de 7 integrantes se enfrentan en el campo de juego. El que inicia como defensa, tira el disco hacia el otro extremo del campo (a esto se le llama el pull), mientras que el equipo receptor, puede atraparlo o dejarlo caer y recogerlo.

El equipo con el disco, trata de llevarlo hacia la zona de anotación de puntos, que se encuentra en el extremo opuesto del campo, tirándolo entre los jugadores.

El jugador en posesión del plato no puede correr con este. Si un jugador atrapa el disco en la zona de puntos que está atacando, su equipo hace un punto. Los juegos llegana 15 puntos, pero pueden ser ajustados al tiempo disponible. Ultimate Frisbee, también puede jugarse en la playa, a esta modalidad se le conoce como Beach Ultimate.

Más información en www. dominicanultimate.com

Hace un año diez estudiantes asumieron el reto del 2+2 INTEC- PennState, concentrados en ingeniería aeroespacial y química

Ingeniería aeroespacial, bioingeniería, ingeniería computacional (Hardware), ingeniería biológica, ingeniería nuclear, ingeniería química y ciencia de la ingeniería son las carreras del innovador convenio 2+2 de INTEC con la Universidad Estatal de Pennsylvania (PennState), algunas de las cuales nunca se habían impartido en el país. Los primeros dos años de estudios básicos en el INTEC serán reconocidos automáticamente por la escuela de ingeniería de PennState. Los estudiantes de cada una de estas profesiones realizarán los dos últimos años en la Universidad de Pennsylvania y ésta avalará su título oficial.

Diez estudiantes cursan actualmente las primeras asignaturas del programa. Dos más se les unirán en el próximo trimestre, haciendo de lo que antes era un proyecto, una realidad encaminada.

Los “Penn” se mantienen unidos como grupo desde el primer día de clases. El equipo compuesto por 8 hombres y 2 mujeres coinciden en que al principio sintieron que se embarcaban en una aventura.

Las sonrisas y cuchicheos no se hacen esperar al tocar el tema de su futuro en PennState, motivo principal por el que decidieron optar por el programa como una forma de abaratar costos. “Allá tomaremos todos los laboratorios, pondremos en práctica lo que hemos aprendido en INTEC y de seguro daremos el máximo” afirma uno de los integrantes del grupo.

María Amalia Pérez, estudiante de ingeniería química del programa explica que no es sólo inscribirse en una carrera del 2+2, sino que para ingresar a la Universidad Estatal de Pennsylvania, deben mantener un índice de 3 (excepto los de Aeroespacial, cuyo mínimo debe ser 3.30), lo que implica que la dedicación y esfuerzo desde República Dominicana debe ser el doble. Además, su ciclo incluye asignaturas adicionales a las de las carreras regulares del INTEC, como Effective Speech, Rhetoric Composition o Física Cuántica (ésta solo para aeroespaciales).

En agosto el grupo, junto con el profesor Tulio Rodríguez, coordinador del programa, viajará a Pennsylvania, a conocer la Universidad de PennState. “Nos emociona saber que podremos tener una idea exacta de qué nos espera”, cuenta Pérez. Este viaje se realizará una vez al año, para permitir a los integrantes de nuevo ingreso visualizar lo que será su propia experiencia en el 2+2 INTEC-PennState.

Tanto Amalia como José Manuel Tejada, también estudiante de química, comentan que les gustaría ejercer en los Estados Unidos.

Más cerca del espacio

El sueño de los estudiantes de Ingeniería Aeroespacial, más que ir al espacio es trabajar en empresas europeas del área automotriz. Dos de ellos, Israel Almeida y Martín Duarte, ya han comenzado a dar riendas sueltas a lo que hasta ahora han aprendido y trabajan en el diseño y montaje de un de auto de carrera de Fórmula 1 en el Laboratorio de Mecánica.

Por unas cuantas horas estos diez jóvenes llenos de sueños nos permitieron inmiscuirnos en sus vidas universitarias, mostrándonos sus habilidades desde los diferentes laboratorios. Reconocen que aún siendo los pioneros, algo así como “el experimento del programa”, el 2+2 promete ser un trampolín importante para los estudiantes dominicanos que sueñan con irse a una univer