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Crónicas de un inteciano en Wuhan

En diciembre de 2019 fue detectado un nuevo coronavirus y de repente el mundo se detuvo, todos los países cerraron sus fronteras y los ciudadanos han tenido que acatar las medidas de aislamiento social

Seguramente al finalizar el 2019 como cada año hiciste la lista de metas a alcanzar durante el 2020. Querías viajar, estudiar, emprender nuevos negocios… pero en China, justo en diciembre, descubrían en la ciudad de Wuhan, provincia Hubei, una nueva enfermedad altamente infecciosa que cambiaría el curso de nuestros días.

Al principio, se le llamó neumonía de Wuhan y luego, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que estábamos frente a un nuevo tipo de Coronavirus, el COVID-19. Wuhan fue declarada en estado de emergencia y cerrada en su totalidad, esto incluía paro del transporte público interno, cancelación de todos los trenes, vuelos, buses y cierre de carreteras. El 11 de marzo, la OMS declaró Al COVID-19 como una pandemia, debido a que el número de casos de coronavirus fuera de China aumentó 13 veces y que el número de países afectados se había triplicado, para ese momento.

La pandemia es la afectación de una enfermedad infecciosa de los humanos a lo largo de un área geográficamente extensa.

Roberto Mercado, egresado de Ingeniería Civil del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC), se encontraba en Wuhan, en el que sería su último año de la maestría en Minería que cursa en Wuhan University of Technology. En la misma ciudad también estuvieron John Hernández,Moisés Soriano, Jessica Santos y Fior Santos, todos egresados de INTEC.

Roberto, quien tiene un alma de cronista nato nos cuenta cómo fueron sucediendo los hechos en China desde que se conoció de la existencia de este nuevo virus. “Recuerdo que las primeras noticias que recibimos sobre el virus fueron a finales de diciembre de 2019, justo cuando viajaba hacia Hong Kong a celebrar el Año Nuevo. Cuando regresé a Wuhan el espíritu continuaba siendo el mismo. Se recomendaba el uso se mascarillas en algunos grupos de la red social WeChat, pero no se veía en las calles a las personas utilizándolas”, relata Mercado.

 

En los días cercanos al 18 de enero, ya en Wuhan se comenzaba a sentir el estado de alerta. “Algunas personas utilizando mascarillas, menos personas en las calles; justo también para estos días ya todos los chinos estaban partiendo hacia sus ciudades natales a celebrar el Año Nuevo Lunar (el Año Nuevo Chino), el cual sería el 24 de enero de 2020”, explica.

“Para el 23 de enero la ciudad fue cerrada en su totalidad, debido a la cantidad de casos en incremento: 375 casos confirmados y 17 muertes; y como medida de contención del virus durante la celebración del Nuevo Año Lunar. En estos momentos otros compañeros y yo teníamos vuelos seleccionados para partir hacia nuestros países, y no conseguimos volar”, cuenta Mercado, quien ya se encuentra en República Dominicana, al igual que sus cuatro compañeros que también cursaban maestrías en Wuhan.

Miedo inicial y posibilidad de tener COVID-19

Mercado señala que cuando inició el caos estaba asustado por la falta de información, por lo que se
observaba en la calle. Al principio le ocultó a su familia lo que ocurría para que no se alarmaran, pero
luego lo informó a su madre. “Le comenté que estaba bien, con tos posiblemente por las alergias y que iba a hacer compras para quedarme en mi habitación sin salir por un largo tiempo”.

Lo que para Roberto eran síntomas de alergia se convirtió en un cuadro de salud parecido al COVID-19: fiebre alta y tos fuerte. En medio de una ciudad sin transporte tuvo que ir al hospital de la universidad.

“Me tomaron la temperatura, estaba en 38.4 grados Celsius y ahí tuve que esperar por 3-4 horas a que ellos deliberaran”. Luego fue redirigido a un hospital donde iban los casos sospechosos del virus. Al llegar le tomaron la temperatura, estaba en 37.5 grados Celsius, y tuvo que esperar por 200 pacientes que estaban primero. “En medio del caos, sin entender nada, expuesto a otros que posiblemente sí tenían el virus” cuenta.

A las 10:00 de la noche fue atendido por un médico que habla poco inglés, pero que le explicó que no
tenían los equipos para hacerle ningún estudio. En medio del frío y la lluvia debió volver a su residencia
universitaria en bicicleta. Al día siguiente regresó al Hospital de su universidad, un especialista le hizo
chequeo de sangre y pulmones, y determinaron que todo estaba normal, no tenía el virus, sin
embargo, debió hacer cuarentena en su habitación, allí celebró su cumpleaños, el 3 de febrero, con su familia y amigos, a través de vídeo conferencia.

El 19 de febrero, gracias a los trámites del Ministerio de Relaciones Exteriores y de la Embajada Dominicana en China, los jóvenes John Hernández, Moisés Soriano, Jessica Santos, Fior Santos y Roberto Mercado abordaron un avión de Wuhan hacia Keiv, Ucrania, junto a 72 tripulantes de diferentes países. Al llegar a ese país debieron realizar una cuarentena de 14 días y someterse a varios exámenes médicos antes de viajar a su país de origen.

 

“Afortunadamente todos los resultados de las pruebas para el COVID-9 salieron negativas, por lo
que fuimos liberados. Celebramos con nuestros nuevos amigos de cuarentena, tuvimos un encuentro
con el presidente de Ucrania, un día para realizar turismo, y finalmente partimos a nuestra patria”, relata Roberto.

La noche del sábado 7 de marzo llegaron al país. Fueron recibidos en el Aeropuerto Internacional de
las Américas por la viceministra de Relaciones Exteriores, Peggy Cabral, y el ministro de Salud
Pública, Rafael Sánchez Cárdenas. En el país también se sometieron a un proceso de cuarentena
voluntaria por 14 días.



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