Cárceles y barrios: cunas de las pandillas
Los niños son altamente vulnerables y pueden ser introducidos fácilmente a estas agrupaciones porque al ser menores de edad tienen la posibilidad de cometer delitos sin recibir altas penas
SANTO DOMINGO. – Las cárceles y los barrios han sido los lugares de origen para las pandillas, organizaciones criminales que se dedican a cometer hechos ilícitos que van desde el sicariato hasta los robos y atracos. La desintegración familiar, la pobreza extrema y la falta de valores lleva a jóvenes, adolescentes y niños unirse a estas agrupaciones en las que prima una fuerte estructura jerárquica y un vínculo de lealtad.
Así lo expresó Héctor J. Díaz, director de la Dirección Central de Antipandillas (DICAP), de la Policía Nacional, al dictar la conferencia “Identificación y prevención de pandillas” a estudiantes de la carrera de Medicina del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) que cursan la asignatura Epidemiología con la profesora Emilce Jacqueline Medina.
Las pandillas, dirigidas por un cacique o líder, tienen códigos de vestimenta, sus miembros utilizan accesorios y lenguaje de señas que les permite identificarse. Asimismo, se tatúan símbolos alegóricos a sus agrupaciones y dibujan grafitis en las zonas donde se reúnen.
Desde que un niño tiene seis años se vuelve candidato para pertenecer a las pandillas, sobre todo los menores que tienen carencias en el hogar tanto a nivel económico como psicológico. Ese niño o niña que se siente solo, sin protección de sus padres o parientes y que tiene escasos recursos ve en las pandillas una ruta de escape a su realidad, consideró el experto.
Sobre la asociación de los menores a las pandillas, Díaz explicó que el atractivo de estos es que son inimputables, es decir, que no tienen la edad suficiente para cumplir una condena “y eso les da la facilidad de cometer hechos delictivos, salir y volver a delinquir”.
Hay dos pandillas cuyos orígenes se vinculan al país, Los Trinitarios, creada por un dominicano mientras guardaba prisión en Estados Unidos y los Dominican don´t play, estos enemigos de los primeros. Estas dos pandillas tienen ramificaciones en España y en Estados Unidos. También hay otras agrupaciones como Los Ñetas, los Bloods y Los Latin King, entre otros.
Perder la vida por el peligro que representan las actividades que realizan los pandilleros o por riñas entre miembros de distintas pandillas y largas condenas por crímenes y delitos son algunas de las consecuencias de pertenecer a una pandilla.
Los padres y tutores de los niños, adolescentes y jóvenes deben tomar en cuenta algunas medidas para evitar que sus hijos entren al mundo de las pandillas entre ellas escuchar lo que sus hijos quieren decir, estimularlos, hablar con ellos, dedicarles tiempo, darles participación con respecto a los problemas y decisiones familiares, evitar compararlos con hermanos u otros parientes y no menospreciarlos.